El PP pide a Génova una oposición dura: "Necesitamos Sémpers y Hernandos"
El partido cree que hay que "morder" a Sánchez y apuesta por sumar voces a Cuca Gamarra en el Congreso. Los barones admiten que no hay una estrategia clara sobre los pactos con Vox
La moción de censura de Vox con Ramón Tamames como candidato nace muerta. El aspirante solo contará con los síes de la formación de Santiago Abascal. Ni siquiera hay expectación por cómo votará el PP. Alberto Núñez Feijóo ya adelantó que sus 88 diputados se abstendrán. No ha habido debate en las filas populares. Los barones coinciden con Génova en que un no como el de Pablo Casado en 2020 sería un error. "Nuestro votante no entendería un ataque frontal a Vox, el enemigo es Sánchez", resume un parlamentario que pone el acento en que lo importante no es tanto lo que se vote, sino cómo se articula el discurso.
Con Feijóo fuera del hemiciclo —no está previsto que acuda—, el peso volverá a recaer en la portavoz, Cuca Gamarra. En el grupo popular, valoran cómo ha ido creciéndose en su tarea. Se puso al frente con el partido noqueado. Como hizo en el debate sobre el estado de la nación, preparará la intervención con el presidente. En el partido, echan en falta que "muerda". Existe consenso en que "hay que ser muy duros" con el presidente del Gobierno no solo en la moción, sino en la forma de hacer oposición.
En Génova, esta labor la desempeña el coordinador general del PP, Elías Bendodo
Tras el fichaje de Borja Sémper como voz del partido, la demanda es que se compense con un perfil más "cañero". "Necesitamos Sémpers y Hernandos", explican desde el PP, en referencia al exportavoz en el Congreso Rafael Hernando, que marcaba la línea en la etapa de Mariano Rajoy. La incorporación del vasco ha sido muy bien acogida, pero en los territorios advierten de que la campaña, tanto de las municipales y autonómicas del 28-M como la de las generales, va a ser en tono bronco.
"Si Sánchez nos saca la fotografía de Feijóo en el barco, alguien tiene que sacarle una con el Tito Berni o con Griñán", argumenta un senador que lleva varias legislaturas a la espalda. En Génova, esta labor la desempeña el coordinador general del PP, Elías Bendodo. Ya se enfundó el traje de killer con Juanma Moreno en Andalucía. El sentir mayoritario ahora en las filas populares es que hay que "reforzar" el Congreso. No se cuestiona la continuidad de Gamarra, solo que tenga un "coro" de diputados más agresivos para dar la réplica a la bancada azul.
Los socialistas, como publicó ayer este diario, no darán tregua a Feijóo. La moción desde la Moncloa se lee en clave de oportunidad para arremeter contra el líder del PP. El objetivo no es Vox, sino crear el marco mental de que Feijóo tendrá como vicepresidente a Abascal. La abstención ha dado artillería a Sánchez para abonar esta teoría cuando tome la palabra en el hemiciclo.
El posicionamiento ante la formación de ultraderecha en la moción será un punto de inflexión para el PP
El posicionamiento ante la formación de ultraderecha en la moción será un punto de inflexión para el PP. La consigna de la dirección es "ignorar" las provocaciones. Incluso los que más aplaudieron la dureza de Casado con Abascal en su cara a cara son hoy partidarios de limitarse a dejar en evidencia que la censura a Sánchez es estéril porque no hay una suma alternativa. "No podemos entrar en el cuerpo a cuerpo", explica un barón que pide pensar a largo plazo porque, "guste o no", Vox será el único socio posible.
Los futuros pactos tienen dividido al partido. La consigna es que Feijóo dará libertad a los territorios para decidir sus alianzas. Los que bendicen esta postura tiran de hemeroteca. El gallego se enfrentó a Casado en el comité nacional cuando se vetó a Vox y pidió que Alfonso Fernández Mañueco tuviese la última palabra sobre el acuerdo con los de Abascal. Esto daría legitimidad a candidatos como Carlos Mazón, que, según las encuestas, necesitará a Vox para gobernar en la Comunidad Valenciana. Los populares asumen que el partido de ultraderecha exigirá entrar en los gobiernos para favorecer las investiduras del PP siempre que sean determinantes.
"Dicen barbaridades, pero no las hacen", apuntan los que sostienen que el pacto en Castilla y León penalizará en las urnas a los de Vox porque han demostrado que no saben gestionar. Los resultados en los ayuntamientos de esta comunidad serán un buen medidor de cómo están las fuerzas en el bloque de la derecha y de a quién pasa factura la alianza.
El 28-M será la primera prueba ante un debate sin resolver
Ese temor al desgaste es el principal argumento de los detractores de las coaliciones PP-Vox tras las municipales y autonómicas. Hay miedo a perder el voto de centro y que se frene el trasvase desde el PSOE. El cálculo es que para llegar a la Moncloa es necesario ese millón de desencantados con Sánchez. "Los españoles no entenderían que les llevemos de un Gobierno Frankenstein de izquierdas a uno de derechas", sentencian quienes advierten de que Feijóo "está muerto" si tras el 28-M se pacta con Vox.
Los que han hablado con Feijóo sobre este asunto reconocen que no hay una postura clara. El líder del PP confía en lograr "mayorías suficientes", como la de Isabel Díaz Ayuso o Juanma Moreno, que permitan no depender de Vox y encarar la campaña de las generales "inmaculado". El 28-M será la primera prueba ante un debate sin resolver. Sirva de muestra el siguiente dato: Rajoy aprobó el pacto en Castilla y León; Aznar, no.
La moción de censura de Vox con Ramón Tamames como candidato nace muerta. El aspirante solo contará con los síes de la formación de Santiago Abascal. Ni siquiera hay expectación por cómo votará el PP. Alberto Núñez Feijóo ya adelantó que sus 88 diputados se abstendrán. No ha habido debate en las filas populares. Los barones coinciden con Génova en que un no como el de Pablo Casado en 2020 sería un error. "Nuestro votante no entendería un ataque frontal a Vox, el enemigo es Sánchez", resume un parlamentario que pone el acento en que lo importante no es tanto lo que se vote, sino cómo se articula el discurso.