La publicación del discurso de Tamames remata la moción de Vox y lo lleva al pánico escénico

La filtración en la noche de este miércoles del borrador del discurso de Ramón Tamames en su moción de censura contra Pedro Sánchez ha terminado de enterrar el efecto sorpresa de Vox, que pretendía recuperar cierta iniciativa política en el tramo final de la legislatura, y ha sumido a la formación de Santiago Abascal en un estado de nervios difícil de manejar. A seis días de subirse a la tribuna de oradores, elDiario.es reveló, por descuido del protagonista, el contenido íntegro de su disertación ante la Cámara Baja, un hecho insólito en la vida parlamentaria que remata todas las expectativas generadas e incapacita al candidato de Vox para representar una alternativa formal de gobierno, que si bien nunca tuvo opciones de éxito por falta de apoyos en la Cámara, ha terminado siendo un esperpento político para la formación que lo aupó.

"No pasa nada, estas cosas suelen ocurrir", narró anoche el veterano economista tras reconocer la autenticidad del documento filtrado, que no cambiará. "Que se enteren mejor, que se lo estudien", declaró en Capital Radio.

Antes de este último incidente, estaba anunciada -y ha sido confirmada- para las 11:00 horas de este jueves una comparecencia conjunta de Abascal y Tamames en la sala de prensa del Congreso de los Diputados, para exhibir unidad de acción y estrechar el abismo ideológico y de diagnóstico de la realidad política del país que el candidato, independiente, ha expresado en las últimas semanas y que ha tensado enormemente a Vox. El catedrático reclamó como único "requisito indispensable" antes de aceptar la oferta de Abascal contar con la "independencia absoluta" para defender su posición ante el pleno del Congreso. Ahora, el presidente del Gobierno conoce ya las líneas maestras del ataque para preparar su defensa. Y el pánico escénico oscurece la bancada verde.

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El Confidencial

En el borrador del discurso, de 31 folios y que ya había sido enviado al partido de Abascal para su supervisión, Tamames asegura que la moción de censura es su “último tributo a la defensa de los intereses actuales y futuros de España”. Y se legitima como candidato de experiencia: “Creo que después de la jubilación hay gente que oficialmente vivimos una segunda vida incluso más interesante que la anterior”. A partir de ahí, condensa su visión del estado de la nación. España, asegura, “se asemeja más a una moderna autocracia absorbente” que a una democracia plena y denuncia la “demagogia y el populismo” del Gobierno. Su misión, pactada con Vox, es pedir la confianza de la Cámara para ser investido presidente y convocar elecciones aprovechando la cita de las municipales y autonómicas del 28 de mayo. No ocurrirá, porque no se esperan más apoyos a la moción de censura que los de los 52 diputados de Vox.

“Es urgente la convocatoria de elecciones generales, convocándolas para el próximo 28 mayo (...) También se hace urgente el referido adelanto electoral para cortar el afán de su Gobierno, señor Sánchez, de dividir a los españoles”, asevera en su escrito, en el que acusa al PSOE de impulsar una “pretendida memoria democrática” que “falta a la verdad con no poco partidismo y favorece a una Segunda República idealizada”.

El partido de Abascal asumió de inicio los “riesgos” que implicaba presentar un candidato independiente para su segunda moción de censura contra Pedro Sánchez en la legislatura. Maduró la decisión durante semanas y negoció con Ramón Tamames los flecos de la intervención que pronunciaría ante las Cortes para salvar las distancias ideológicas que separan al exdiputado del PCE de la formación de Santiago Abascal. Pero la montaña rusa mediática del catedrático ha evidenciado las fisuras de la operación. Hacia fuera, la formación ultraconservadora intentó controlar con nervios de acero las críticas y buscó una mínima apariencia de unidad con su elegido. Ahora, con su último descuido, el veterano economista ha bombardeado las mínimas opciones de éxito de una moción excéntrica desde su origen.

Lo cierto es que el casi nonagenario exdirigente comunista estuvo siempre entre los primeros nombres que se barajaron en la formación, incluso en la anterior moción de censura, según confirmaron a este periódico fuentes de Vox. “Es mayor, pero está superlúcido”, repetían desde la dirección del grupo parlamentario, convencidos de que con Tamames “hablaría su trayectoria”. Su autoridad política podía mandar a Sánchez fuera del Gobierno, pensaron. Y de paso, les conectaría con un público de otras latitudes ideológicas y de mayor edad, donde Vox no logra penetrar. El miedo escénico es en este momento el peor enemigo de Abascal.