Sánchez avala crear un observatorio público para escrutar los beneficios empresariales

Moncloa ve con buenos ojos la propuesta de los sindicatos de crear un observatorio sobre los márgenes de beneficio de las empresas y está estudiando fórmulas para "ver exactamente cómo se puede aterrizar". Una idea que desde el entorno del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, califican de "interesante" para forzar la negociación de un pacto de rentas con la patronal, escrutando por sectores la distribución de los márgenes. Esto es, cuánto va a parar a las cuentas de resultados de las empresas y cuánto a los salarios de los trabajadores. Pedro Sánchez aprovechó su comparecencia este miércoles en Lanzarote junto al primer ministro portugués, António Costa, en el marco de la XXXIV cumbre hispano-portuguesa, para poner encima de la mesa el debate sobre los márgenes empresariales y bendecir una propuesta que justificó para "incorporar transparencia al proceso de negociación colectiva conociendo la evolución de los márgenes empresariales", principalmente en los sectores más inflacionistas.

En conversación informal con los periodistas tras la celebración de la cumbre, Sánchez volvió a bendecir la propuesta lanzada por CCOO, calificándola de "sugerente". Una fiscalización pública que reconoció "compleja", por las diferentes fuentes para obtener esta información y agregarla por sectores, aun con el convencimiento de que "sobre esa idea hay que trabajar". Por el momento, se trata de una estrategia de presión sobre la patronal CEOE, a quien volvió a pedir que se sentase a negociar un pacto de rentas con los sindicatos para repartir el coste de la inflación.

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Para el jefe del Ejecutivo, se trata de una propuesta inteligente de los sindicatos para negociar un pacto de rentas, dejando en manos de la negociación colectiva su resolución, siguiendo la "lógica de la reforma laboral". Con todo, el Gobierno quiere empujar esta negociación, a la que la CEOE se ha abierto para el periodo 2023-2025, excluyendo subidas retroactivas. Es por ello que desde la Moncloa no se esconde la intención de promover una suerte de observatorio público que facilite el debate para "ver dónde se pueden subir los salario, cuánto y cómo puede afectar a los márgenes empresariales".

Se impone el discurso de que "los más pudientes arrimen el hombro para sacar adelante el país". Una posición que Sánchez viene alentando desde la crisis económica derivada de la guerra de Ucrania y que se ha traducido en medidas como el impuesto extraordinario sobre los beneficios de las energéticas y la banca, así como el gravamen a las grandes fortunas, para financiar medidas sociales. Cuando Sánchez anunció estos nuevos tributos, ya vaticinó que habría resistencias y "golpes". Lo propio frente a "un Gobierno molesto para los poderes económicos". Con todo, les retó asegurando que "no nos van a quebrar".

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La iniciativa, lanzada por CCOO y que Sánchez ha bendecido, llevaba implícita una petición al Gobierno para que se publique información sobre la marcha real de las empresas y facilitar la negociación de cada convenio colectivo sectorial. "La publicación de márgenes visibilizaría estos comportamientos y en particular la rigidez de los precios finales de consumo a bajar, a pesar de la rebaja que se está produciendo en los costes de la energía, materias primas y transporte", sostenían desde la central sindical que lidera Unai Sordo.

Con la persistencia de la inflación en los alimentos, el socio minoritario del Ejecutivo ha puesto el foco en las distribuidoras de alimentación y hasta personificado en el dueño de Mercadona, Juan Roig, sus ataques. Tras confirmarse los resultados de la empresa, que creció un 11% en ventas el año pasado como consecuencia de la repercusión de la inflación en las tarifas del lineal, la titular de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, cargó contra quien estaría "sacando mucho rédito de una crisis económica que está haciendo que cada vez a más gente le cueste llenar la nevera".

"Derecha política y económica"

Sánchez ha evitado, tanto en público como en privado, entrar a valorar las palabras de Roig justificando por qué habían subido los precios de los alimentos "una burrada". Más bien, trató de simpatizar con una lectura sobre la inflación en la cesta de la compra, que no asoció tanto a los márgenes de beneficio como a elementos exógenos como la guerra en Ucrania, las sequías o el aumento de precios en los insumos y fertilizantes que, como resultado, habrían reducido la oferta y aumentado así los precios. Desde CCOO, sin embargo, acompañaron su propuesta apuntando directamente a la cadena alimentaria, junto al sector de la energía, por ser los más inflacionistas.

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El trato al dueño de Mercadona contrasta con las valoraciones sobre el presidente ejecutivo de Ferrovial, Luis del Pino. Tras la decisión de trasladar su sede social de España a Países Bajos, Sánchez cargó las tintas asegurando: "En España hay ejemplos extraordinariamente positivos de grandes empresarios comprometidos con su país, pero desde luego, tras este anuncio, creo que no es el caso del señor Del Pino". Desde la Moncloa, se deslizó que detrás de la decisión se encontraba un ánimo de sortear el impuesto de solidaridad a las grandes fortunas.

Contra la CEOE y el PP sí arremetió Sánchez, por su rechazo a la reforma de las pensiones pactada con la Comisión Europea y avalada por los sindicatos. En la rueda de prensa tras la cumbre, se refirió a la "derecha económica" y a la "derecha política" para ironizar que "no se sabe quién marca el paso a quién". Lo que sí se evidenciaría, según añadió, es que entre la patronal y el principal partido de la oposición "hay sintonía".