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La España vacía nunca estuvo llena: por qué somos una excepción (positiva) en Europa
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La España vacía nunca estuvo llena: por qué somos una excepción (positiva) en Europa

Una nueva investigación muestra que España es uno de los países con mayor territorio despoblado de Europa, algo que en el siglo XXI puede ser toda una ventaja

Foto: Zafra (Extremadura), en la Vía de la Plata. (CC/Jocelyn Erskine-Kellie)
Zafra (Extremadura), en la Vía de la Plata. (CC/Jocelyn Erskine-Kellie)
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Cuando los embajadores venecianos Federico y Giovanni Cornaro visitaron la península Ibérica en el siglo XVI, tenían la sensación de que ya habían estado ahí. No tenían en la mente ni Portugal, ni Italia, ni Francia, sino Libia. “España está tan poco poblada que da la impresión de ser un desierto libio”. No se quedaron ahí. En sus memorias de viaje por la Península, explicaban que uno podía pasar días de viaje sin ver un pueblo o una triste casa. La sensación que se llevaron era de “abandono”. La España vacía siempre estuvo bastante vacía, incluso hace más de medio siglo.

Como recuerda una investigación recientemente publicada en el Journal of Regional Science, España es el país europeo con menos área habitada. Tan solo un 13%, es decir, casi un 90% de nuestro territorio está despoblado. Incluso otras naciones conocidas por su supuesto vaciamiento presentan valores muy superiores, como Finlandia (30%) o Suecia (25,2%). Nuestros vecinos inmediatos, Francia (67,8%) o Portugal (46,6%), tienen un área habitada mucho mayor. Si hay una estepa en Europa, esa es España.

España es el segundo país europeo con una mayor densidad en zonas ocupadas

“España está casi vacía, literalmente, porque muy poca parte de su territorio está habitada”, explica Daniel Oto-Peralías, profesor del Departamento de Economía de la Universidad Pablo de Olavide y uno de los coautores de la investigación, que ha utilizado los datos de Geostat de 2011. Una anomalía en Europa, donde la dispersión es mucho menor, y que provoca que “España, en gran medida, tenga su población concentrada en pueblos y ciudades”.

Al mismo tiempo que hay una pequeña parte del territorio ocupado, las zonas que sí lo están son muy densas. “Para medir la densidad, se usan diversidad de variables y una es la experimentada, porque en densidad España está por debajo de la media europea, pero en las zonas ocupadas es bastante alta”, explica el investigador. “El segundo país después de Malta, un caso totalmente anómalo”, añade. España tiene una densidad de población en territorio ocupado de 737 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que la de Francia o Italia es de 400.

Es lógico, por lo tanto, que para un viajero italiano que visitase la península Ibérica durante el siglo XVI, la distribución espacial de nuestro país le resultase impactante en comparación con la que había conocido en Francia o Italia, donde “a cada kilómetro te encuentras un asentamiento, una casa de agricultores o una pequeña aldea, y en España a lo mejor no se encontraban nada durante días enteros”. Sobre todo en el sur, en La Mancha, donde es más obvio ese vaciado de población.

A pesar de que su trabajo no lo investiga específicamente, esta mezcla de dispersión y densidad es, sobre el papel, una ventaja respecto a otros países europeos. “En principio, que la población esté concentrada hoy en día es positivo, porque es más fácil proveer los servicios públicos”, sopesa Oto-Peralías. Antes era más bien una desventaja, porque la dispersión en la época agrícola era necesaria para que los agricultores viviesen cerca de sus explotaciones, no concentrados en pueblos. Actualmente, es más eficiente la concentración en ciudades, “así que esta anomalía en principio es positiva, porque facilita las provisiones de servicios públicos y las economías de aglomeración y escala”.

Las zonas con un mayor movimiento de España vacía no son las que tienen más territorio inhabitado

El peor de los escenarios posibles es, por ejemplo, el de algunas zonas de Extremadura como la Serena, donde los pueblos son pequeños y la distancia entre ellos, muy elevada. Algo más o menos ventajoso son las conocidas como agrotowns (agrociudades), un término que suele utilizarse para referirse a Arcos de la Frontera (Cádiz) o Carmona (Sevilla), donde la distancia es elevada, pero los pueblos son de mediano tamaño.

A diferencia de lo que algunos podrían pensar, no se trata de un proceso reciente, sino que se remonta a mucho atrás. Aunque el término España vacía suele hacer referencia a la pérdida de población en zonas del interior, irónicamente, las zonas donde hay un mayor movimiento de España vacía, como en Castilla y León, no es donde hay más territorio desocupado. “Sí, España está vacía, pero en otro sentido: porque tiene poco porcentaje del territorio ocupado”.

Un proceso de siglos de antigüedad

Aunque la industrialización y la migración del campo a la ciudad de los años cincuenta acentuasen estos procesos, la distribución espacial en la Península ya era para entonces (y hoy) muy semejante a la del siglo XVIII. “Si se calcula la densidad de población en cada municipio y la densidad de asentamientos en el número de núcleos entre esos momentos, la correlación es relativamente alta”, explica el investigador. Aunque el interior haya perdido población en favor de las grandes ciudades y la costa, “los patrones de poblamiento globales no han experimentado un cambio muy drástico”.

placeholder Arcos de la Frontera, una 'agrotown'. (EFE/Román Ríos)
Arcos de la Frontera, una 'agrotown'. (EFE/Román Ríos)

Ya en la segunda mitad del siglo XIX, o incluso antes, se percibe que hay muy poca densidad de asentamientos. Como señala el estudio, “esto significa que los rasgos principales de la actual distribución espacial de la población de España ya estaban presentes a finales del siglo XVIII, mucho antes de que comenzase su proceso de industrialización (tardía)”.

Por lo tanto, para los investigadores, las razones de este vaciado se remontan a los siglos anteriores. Aunque los autores valoran la importancia del clima o la orografía, mantienen también una explicación histórica que han utilizado con anterioridad para explicar por qué el sur es más pobre que el norte: la importancia del periodo de la Reconquista a la hora de distribuir la población por toda la Península, sobre todo teniendo en cuenta que el nivel de asentamientos durante la época romana no era muy diferente al de otros países europeos.

La Reconquista del sur favoreció menos núcleos más fáciles de defender

“Eso quiere decir que fue algo, durante la Edad Media o a principios de la Edad Moderna, lo que provocó el patrón de asentamientos actuales”, razona. “La Reconquista ha sido fundamental para entender la España moderna, porque ha sido el último de los grandes procesos históricos. Ha determinado la economía actual, la estructura de la propiedad de la tierra o la homogeneidad étnica que hay en España, y en buena parte, la estructura espacial”.

Por dos factores: por un lado, “porque a la hora de colonizar el territorio, cuando la frontera avanzaba muy rápido, había pocos recursos, de manera que en la mitad sur la frontera avanzó más rápido y se aplicaron grandes áreas jurisdiccionales a los municipios”. Por otro, por “la dinámica de guerra fronteriza”, que favoreció “un poblamiento concentrado en pocos núcleos que eran más aislados y fáciles de defender”. El poblamiento disperso era más vulnerable a los ataques enemigos, de ahí que fuese militarmente más ventajosa la distribución espacial vaciada y densa que tenemos.

El espacio hace el contenido

Curiosamente, las zonas que están literalmente menos vacías y tienen mayor densidad de asentamientos, como Castilla y León, son donde reciben un mayor apoyo las propuestas políticas de la derecha. Algo que puede tener su explicación en esta configuración espacial vinculada con la desigualdad, como sugiere Oto-Peralías. “La densidad y la estructura del espacio están relacionadas con la forma de distribución de la tierra”, explica.

placeholder Vox, en la comunidad poco densa. (EFE/Julio Muñoz)
Vox, en la comunidad poco densa. (EFE/Julio Muñoz)

“El latifundismo está relacionado con la concentración de la población en pocos núcleos. En la zona de latifundios del sur, donde la población está concentrada, puede haber más desigualdad y por eso tradicionalmente ha estado más ligada a la izquierda”, como ha ocurrido en Extremadura, Andalucía o Castilla-La Mancha. En las zonas más igualitarias, la izquierda ha tenido menos presencia. Son las zonas donde ha habido un mayor apoyo a partidos como Vox. “Es más un producto de la desigualdad histórica que del asentamiento de la población”.

La distribución espacial de cada país es mucho más clave en su presente de lo que puede parecer. En otro trabajo, Oto-Peralías explicaba cómo la guerra de fronteras condicionó la sociedad que emergió a su alrededor. Por ejemplo, al sur del Tajo hubo “mucha más violencia fronteriza que al norte”, lo que coincide con “una menor densidad de asentamiento”. “Uno puede pensar que en España la población es así por las políticas urbanísticas recientes, pero tampoco es el caso, porque la regulación es similar a otros países europeos, incluso durante el boom de la construcción”, concluye. La razón tiene que estar en otro sitio. O en otro tiempo, siglos atrás.

Cuando los embajadores venecianos Federico y Giovanni Cornaro visitaron la península Ibérica en el siglo XVI, tenían la sensación de que ya habían estado ahí. No tenían en la mente ni Portugal, ni Italia, ni Francia, sino Libia. “España está tan poco poblada que da la impresión de ser un desierto libio”. No se quedaron ahí. En sus memorias de viaje por la Península, explicaban que uno podía pasar días de viaje sin ver un pueblo o una triste casa. La sensación que se llevaron era de “abandono”. La España vacía siempre estuvo bastante vacía, incluso hace más de medio siglo.

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