Sánchez pone en marcha una ofensiva para vincular a Feijóo con la corrupción
El presidente aludió en el Congreso a la fotografía del líder del PP con un narcotraficante en 1995. Los populares se preparan para una campaña desde la Moncloa con casos antiguos
“Si yo me subo a un barco, miro quién es el patrón. Y creo que ustedes me entienden”. Un año ha tardado Pedro Sánchez en resucitar la fotografía del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, con el narcotraficante gallego Marcial Dorado en un yate. La alusión no parecía improvisada, sino más bien pensada para ser usada en el momento justo. Una bala en la recámara que dice mucho del momento político que atraviesa el presidente del Gobierno. “Si han quemado ya ese cartucho es que están desesperados”, advertían este miércoles desde la calle Génova.
Los que conocen bien al presidente coinciden en que no fue un buen día. Llegó a la sesión de control del Congreso “acelerado”. La resaca de la ruptura con Podemos a cuenta de la ley del solo sí es sí pesaba demasiado en la bancada azul, donde horas antes se había inmortalizado la soledad de las dos ministras moradas. Ione Belarra e Irene Montero habían agotado su paciencia. La coalición está rota de facto. El PP olió la sangre y la portavoz, Cuca Gamarra, atacó donde más duele: "¿Se puede defender el feminismo con un diputado que contrata los servicios de prostitutas?".
Los populares se han conjurado para sacar el mayor rédito posible al caso del Tito Berni. Las encuestas que manejan los partidos y las que se han publicado el pasado lunes constatan que la corrupción también pasa factura al PSOE. Sánchez lo sabe y por eso ayer puso en marcha el ventilador. No le importó que la imagen a la que aludió implícitamente fuese de 1995. Tiró de archivo para sembrar la duda sobre la honorabilidad del dirigente del PP. Una especie de aviso a navegantes, siguiendo con los términos náuticos.
“Van a embarrarlo todo”, lamenta un parlamentario del PP, que recuerda que el gallego ha sido investigado en cada campaña electoral a presidente de la Xunta. “Feijóo no aparece en ninguna foto de la Kitchen, pero Sánchez sí tiene una con Tito Berni”, puntualizan los populares, que denuncian que desde que salió a la luz el escándalo del presunto cobro de comisiones del exdiputado canario Juan Bernardo Fuentes Curbelo, la Moncloa está “moviendo sus resortes” para colocar en la agenda casos de corrupción del pasado. En este contexto, enmarcan que el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, anunciase que iban a reactivar la comisión de Kitchen tras las últimas informaciones sobre la trama que afecta al Ministerio del Interior cuando Jorge Fernández Díaz estaba al frente.
En el equipo de Feijóo, no ha sorprendido el “golpe bajo”, pero dan por hecho que la corrupción del pasado ya no les penaliza. El “nuevo PP” no va a cargar con la herencia de Aznar ni de Rajoy. Ante lo que consideran “provocaciones”, la respuesta será inhibirse y dejar que el Ejecutivo se desmorone. Que Podemos haga la oposición desde dentro. El contraataque de los populares a las acusaciones de corrupción pasa por el “váyase, señor Sánchez”. No habrá grandes anuncios sobre el programa de gobierno de Feijóo hasta final de año. Ahora toca evidenciar los frentes que la Moncloa ha abierto: ley del solo sí es sí, ley trans, Tito Berni, crisis de los trenes…
En el argumentario de los candidatos a las municipales y autonómicas del 28 de mayo, hay mucho de política nacional. Una prueba es la furgoneta de Nuevas Generaciones que recorría las calles de Almansa con una imagen de Pedro Sánchez y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, haciéndoles responsables de la salida de violadores de prisión. Sánchez está en horas bajas y el PP buscará rentabilizarlo identificándole con los barones socialistas que reniegan de las siglas. Fuera del discurso oficial, hay voces entre los populares que sostienen que aún pesan demasiado los casos de corrupción. “Si apretamos demasiado con el Tito Berni, será un bumerán”, avisan, mientras piden que el dirigente gallego se centre en la economía y vuelva al discurso de hombre de Estado con el que aterrizó en Madrid para noquear a Sánchez.
Entre altos cargos del Ejecutivo, la expresión más repetida en los últimos días es “pánico”. El caso Mediador ha evidenciado la descoordinación entre el secretario de Organización, Santos Cerdán, y los hombres del presidente en la Moncloa, Óscar López y Antonio Hernando. Con las urnas a la vuelta de la esquina, el PSOE está en ebullición. El último pulso con Podemos ha hecho acrecentar las voces en el partido que piden que se rompa la coalición para intentar remontar en las encuestas con un mensaje de moderación. Pedro Sánchez no escucha. Él es su único patrón.
“Si yo me subo a un barco, miro quién es el patrón. Y creo que ustedes me entienden”. Un año ha tardado Pedro Sánchez en resucitar la fotografía del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, con el narcotraficante gallego Marcial Dorado en un yate. La alusión no parecía improvisada, sino más bien pensada para ser usada en el momento justo. Una bala en la recámara que dice mucho del momento político que atraviesa el presidente del Gobierno. “Si han quemado ya ese cartucho es que están desesperados”, advertían este miércoles desde la calle Génova.
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