El violador de estudiantes americanas que preocupa a EEUU, bajo la lupa de la Audiencia

Era 2003 y Gabrielle, de 19 años, americana y que estudiaba por entonces en Salamanca, acababa de sufrir una violación. Tras años de lucha para superarlo, se decidió a colgar en 2018 un mensaje de alerta en Facebook en el que advertía sobre la peligrosidad de su presunto agresor, un guía turístico sevillano. Cinco años después, la Audiencia Nacional avanza en su investigación y ha hallado la pista sobre toda una ristra de delitos sexuales cometidos contra jóvenes de EEUU que atribuye a esta persona. Los actos del español pusieron en alerta a la embajada norteamericana, que ha ido siguiendo con enorme atención el caso. Los investigadores, que le consideran un depredador sexual en serie, han podido acreditar de momento tres episodios, aunque se sospecha de muchos más. El aviso de Gabrielle desencadenó que decenas de otras víctimas se pusieran en contacto con ella para relatar sucesos similares a los que ella sufrió.

El escrito de transformación del procedimiento en sumario ya apunta que el presunto agresor, Manuel Blanco, se enfrenta, de momento, a penas que superan los nueve años de prisión. También describe su forma de actuar. El acusado dirigía una empresa dedicada a organizar excursiones y, en esas visitas turísticas, acosaba a grupos de chicas norteamericanas a las que, en ocasiones, llegó a violar, según el sumario. La Fiscalía y el Juzgado Central de Instrucción 6 han registrado varios casos en hoteles o alojamientos para extranjeros.

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El procedimiento ha recobrado estos días actualidad, ya que está siendo el centro de un pódcast estadounidense. Según han relatado distintos medios, Gabrielle acudió junto a dos de las víctimas a un programa de la televisión nacional de EEUU y relatará su historia en un capítulo de la serie de investigación Motive, de la radio WBEZ Chicago. La investigación reproduce las historias de varias supuestas víctimas que no forman parte de la instrucción española. Al menos aún. Las pesquisas aún no se han cerrado.

Blanco empleaba su empresa, Discover Excursion, como cebo en sus presuntas agresiones. La compañía trabajaba principalmente con estudiantes extranjeros, ofrecía precios populares y desplazamientos a ciudades españolas y otros destinos cercanos como Portugal o Marruecos. La agresión de Gabrielle se produjo, de hecho, en el norte del Magreb.

Verdad o atrevimiento

La Audiencia Nacional relata en su escrito que todo sucedió en la noche del 2 de noviembre de 2013, en un hotel de Tánger. El investigado, Gabrielle y dos chicas más con las que compartía dormitorio se reunieron en la habitación, donde tomaron champán y donde Blanco quiso jugar a verdad o atrevimiento. "Les desafió a quitarse sus camisetas y ellas rehusaron, no obstante, el querellado se despojó de su ropa, salvo la interior", dice.

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Gabrielle se quedó dormida mientras sus amigas hablaban con el guía encima de las camas. "Al despertar, se encontraba sola en la habitación, y se dirigió al baño, donde sus amigas estaban en la ducha con el investigado con sus camisetas y ropa interior", prosigue el escrito. Cuando los tres salieron del aseo, Gabrielle entró. Él se introdujo de nuevo en el baño y le puso el pene en la boca, le golpeó la cabeza y ella cayó al suelo, perdiendo el conocimiento. Se despertó con heridas en las rodillas, con el convencimiento de haber sido drogada y sodomizada. En el año 2015 fue diagnosticada de trastorno de estrés postraumático.

El truco del juego de verdad o atrevimiento se repitió en el otro caso localizado por la Audiencia. A finales del mes de mayo de 2017, dos alumnas americanas del Centro Florida State University de Valencia viajaron con un grupo de 80 jóvenes a Lagos, Portugal, contratando el desplazamiento con la agencia Discover Excursion. El investigado las animó a asistir a una fiesta en su habitación en el hotel, les preguntó si se podía quitar los pantalones, quedándose en ropa interior.

Comenzó a preguntarles sobre sus experiencias sexuales y les propuso jugar a verdad o atrevimiento, preguntando si se atrevían a besarlo y bailar para él. Ambas lo besaron en la boca y una de ellas accedió a bailar hasta que el querellado propuso un baile más sexual, "encima de él". Cuando las dos se negaron, trató de sujetarlas e inmovilizarlas. Una de ellas logró zafarse. "No te vayas que me has puesto a tono", respondió el acusado, según el escrito, que añade que pidió que dejara a su amiga para que "terminara lo que había empezado". La denuncia de Gabrielle provocó un impresionante efecto llamada y apunta a muchos más casos que aún no han sido acreditados.