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¿Por qué Sánchez ha mediado a favor de un expresidente asiático acusado de corrupción?
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¿Por qué Sánchez ha mediado a favor de un expresidente asiático acusado de corrupción?

El expresidente kirguizo Almazbek Atambayev salió de la cárcel el pasado 14 de febrero gracias a las gestiones de Pedro Sánchez. Recibirá tratamiento médico en España. ¿Qué ha pasado exactamente aquí?

Foto: El expresidente de Kirguistán Almazbek Atambayev. (EFE/Igor Kovalenko)
El expresidente de Kirguistán Almazbek Atambayev. (EFE/Igor Kovalenko)
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El 14 de febrero de 2023, en uno de los lugares más fríos y remotos del planeta, un grupo de periodistas se arremolina a las puertas de una cárcel. Concretamente, en la colonia penal nº27 de Moldovanovka, al norte de Bishkek (Kirguistán) y cerca de la frontera con Kazajistán. Están esperando la salida de prisión de Almazbek Atambayev, expresidente del país, arrestado en agosto de 2019 bajo pesados cargos de corrupción. El día anterior, el Tribunal Supremo había ordenado su puesta en libertad, alegando que debe celebrarse un nuevo juicio contra él "tras la revelación de nuevas circunstancias en el caso". Atambayev se dirige a los reporteros, agradece a varios políticos kirguizos su apoyo y pronuncia la siguiente frase: "El honorable Pedro Sánchez, primer ministro de España y líder de la Internacional Socialista, estuvo muy implicado [en las negociaciones para su liberación]". Pocas horas después, el reo parte para Dubái, desde donde se dirigirá a España, explica su entorno, para recibir tratamiento médico ante una serie de dolencias.

Retrocedamos al 7 de agosto de 2019. Almazbek Atambayev, todavía libre, en mangas de camisa, saluda a los seguidores que se han reunido en la villa que el expresidente de Kirguistán tiene en Koy-tash, a las afueras de la capital. Poco antes de que caiga el sol, suenan los primeros disparos. Las fuerzas especiales de la policía kirguiza asaltan el recinto para detener al antiguo presidente, ahora convertido en férreo opositor al Gobierno de su antiguo asociado, Sooronbay Jeenbekov. Los partidarios de Atambayev se movilizan, bloquean carreteras, rompen el perímetro policial, capturando como rehenes a seis agentes. Se montan barricadas, se incendian construcciones. Un policía muere por el disparo de un rifle de francotirador. Con la luz del día siguiente, Atambayev se dirige a la prensa: dice que el responsable de todo es su viejo amigo Jeenbekov. Después admite que la situación es insostenible. El edificio está rodeado y la policía no va a dejarle marchar. Horas después, se entrega voluntariamente.

¿Qué ha pasado aquí? Lo cierto es que Sánchez no actuó como jefe del Ejecutivo español, sino como presidente de la Internacional Socialista

El episodio ha pasado totalmente desapercibido en España, en gran medida debido al escaso conocimiento que hay en nuestro país sobre Kirguistán, con el que apenas mantenemos relaciones diplomáticas y económicas. Resulta llamativo que, si España ha jugado un papel tan importante en esta mediación, ni el Gobierno ni el PSOE hayan hecho nada por publicitarlo. ¿Qué ha pasado aquí? Lo cierto es que Pedro Sánchez no actuó como jefe del Ejecutivo español, sino como presidente de la Internacional Socialista. Fuentes de la propia organización afirman que se le pidió explícitamente que interviniese y que fue precisamente esa mediación la que logró anular la sentancia para sacar de la cárcel a Atambayev y darle cobijo y atención médica en España. "La mediación se ha realizado por motivos humanitarios, siempre en el marco de la Internacional Socialista. El ministro José Manuel Albares lideró las gestiones", indican.

¿Intercambio de favores?

Para entender la historia, hay que hacer otro salto en el tiempo, hasta noviembre de 2022. Fue entonces, durante la asamblea de la Internacional Socialista, cuando Pedro Sánchez se postuló como candidato a la presidencia y la ganó. Detrás de la noticia, hubo un intenso trabajo previo de gestiones, promesas y alianzas con partidos socialistas de todo el mundo, incluidos muchos lugares pequeños y remotos, como Kirguistán, donde la política es una actividad por la que resulta imposible pasar sin mancharse. La secretaria de Política Internacional y Cooperación al Desarrollo del PSOE, Hana Jalloul, lideró muchas de estas gestiones. Aquellos días, uno de los hombres fuertes de Atambayev, Temirlan Sultanbekov, anunciaba públicamente que su partido apoyaba la candidatura de Pedro Sánchez a la presidencia de la organización. Después, el mismo Sultanbekov era nombrado uno de los vicepresidentes de la Internacional Socialista.

"No tengo muy claro que Pedro Sánchez o la persona responsable dentro del partido estuviese al tanto del perfil de Atambayev. Si lo está, me parece un gran error, porque estás apoyando a una persona a todas luces con vínculos con la corrupción, siendo bastante benévolos, y que todavía tiene causas abiertas en su país por oponerse al poder", explica Fran Olmos, investigador del Foreign Policy Centre de Londres y experto en Asia Central. "Igual no estaba muy al corriente, no se lo comunicaron o algo ha debido fallar ahí. O, bueno, igual sí lo sabía y no le importaba".

Aunque se desconocen más detalles sobre las presiones ejercidas ante el Gobierno de Kirguistán, el papel protagonista de Sánchez no se ha escondido. El Gobierno alega "motivos humanitarios" y la propia Internacional Socialista lo puso negro sobre blanco en un comunicado: "Nos congratulamos de la liberación por motivos humanitarios del expresidente de Kirguistán Almazbek Atambaev, así como por la anulación de todos los cargos por los que había sido encarcelado en 2019. Reconocemos y agradecemos la labor de mediación con las autoridades kirguises realizada por el presidente de la Internacional Socialista, Pedro Sánchez", dice el texto, que no obstante es incorrecto en un punto: aunque Atambayev ha sido puesto en libertad por la anulación de una sentencia en concreto, tiene otras causas abiertas ante la Justicia que siguen en pie.

Necesita someterse a operaciones quirúrgicas en el esófago, que le han sido denegadas por las autoridades kirguizas

Diferentes fuentes consultadas creen que la actuación de Sánchez estuvo únicamente motivada por cabildeos al interno de la Internacional Socialista. "La verdad, no veo cómo esta mediación puede ser beneficiosa para España. El actual presidente kirguizo, Sadyr Japarov, no mantiene las mejores relaciones con el propio Atambayev, con lo cual ahí yo no veo que España haya hecho un favor al Gobierno actual kirguizo, sino que habrá negociado. No sé con qué, pero digamos que yo no veo cómo puede beneficiar a las relaciones entre España y Kirguistán", razona el propio Olmos. "En las negociaciones para presidir la Internacional Socialista se prometieron cosas, se intercambiaron favores, se negoció a muchas bandas con muchos partidos de muchos países. Estas cosas siempre se hacen así, es como cuando está en juego una sede olímpica o cualquier otro cargo internacional. Es lo normal", indica una fuente del PSOE al tanto de las negociaciones.

Las dolencias de Atambayev, en cualquier caso, parecen bien documentadas. Según el Centro Nacional para la Prevención de la Tortura de la República de Kirguistán, hace un año y medio habría sufrido una paliza a manos de los guardias de la prisión, lo que le habría causado algunos daños en la espina dorsal. Además, necesita someterse a operaciones quirúrgicas en el esófago, que le han sido denegadas por las autoridades kirguizas. Esta situación, y la campaña interna del partido de Atambayev dentro de la Internacional Socialista, llevó al entonces secretario general de la organización, el chileno Luis Ayala, a visitar Kirguistán en 2022 y pedir al Gobierno una mejoría en las condiciones de encarcelamiento del expresidente. La gestión, al parecer, fue exitosa, al menos en un primer momento.

¿Quién es Atambayev?

Almazbek Atambayev es una de las figuras más importantes de la política kirguiza de las dos últimas décadas. Su primer papel relevante fue su candidatura a las elecciones presidenciales del año 2000, en las que apenas obtuvo un 6% de los votos. Su carrera política ha ido oscilando entre los puestos de gobierno —incluyendo un cargo ministerial en 2006 y varios nombramientos como primer ministro en 2007 y 2010— y la oposición feroz a los gobiernos del momento. Ha sufrido varios intentos de asesinato, incluyendo dos envenenamientos y un atentado armado contra su coche.

En 2011 ganó las elecciones presidenciales por amplia mayoría. Su legado al frente del país es mixto: entre sus logros está la introducción de un sistema de identificación biométrico que dificulta enormemente el fraude electoral, así como el haber sido el primer líder elegido democráticamente en Kirguistán en abandonar el poder de forma voluntaria al final de su mandato de seis años. Atambayev también impulsó una reforma constitucional —aprobada en referéndum por el 80% de la población— que, entre otras cosas, amplía los poderes del Parlamento y previene la posibilidad de que se legalice el matrimonio entre personas del mismo sexo, al definir este exclusivamente como "la unión entre hombre y mujer", en lugar de "entre dos personas", como decía el texto anterior. En los últimos años de su mandato, explotaron varios escándalos de corrupción, entre otros una supuesta trama para poner en libertad irregularmente al mafioso checheno Aziz Batukayev, presuntamente a cambio de una sustanciosa comisión que habría cobrado el propio Atambayev, precisamente el caso por el que fue encarcelado en 2019 y por el que ahora habría que repetir el juicio. También utilizó la judicatura para perseguir a varios periodistas y activistas de la oposición.

"Tiene varias causas abiertas, con lo cual no es un personaje transparente ni que podríamos decir que es trigo limpio, algo característico de muchos presidentes de Kirguistán a lo largo de la historia. Tiene sus detractores, muchos, y también tiene su círculo de gente que lo apoya. Como todos estos políticos en Kirguistán, al final son redes de intereses que se crean y se mantienen", explica Olmos. "Atambayev realmente es un personaje con bastantes sombras, no tanto durante su presidencia como especialmente tras dejarla, por esta lucha por el poder y su resistencia a cumplir con la legalidad, incluso física, que derivó en el asalto de 2019 de agosto en la localidad de Koy-tash. En resumen, podemos ver que es un personaje controvertido", dice a El Confidencial.

Un año después, en junio de 2020, fue sentenciado por el caso del mafioso checheno

Fue durante este último periodo, en el año 2018, cuando la formación política de Atambayev, el Partido Social Demócrata de Kirguistán (SDPK), se convirtió en miembro de pleno derecho de la Internacional Socialista. Pero al mismo tiempo el proceso de sucesión se había convertido en un turbulento culebrón, cuando el sucesor que había designado para sustituirle al frente del país, Sooronbay Jeenbekov, se volvió contra él y empezó a denunciar la corrupción existente en la Administración anterior. Atambayev reaccionó enérgicamente, acusando a su antiguo delfín de persecución política, y llegó a decir: "Pido perdón a todo el mundo por poner a esta persona en el poder". La situación llegó a tal punto que los seguidores de Jeenbekov acabaron por definirse como "el SDPK sin Atambayev", lo cual desembocó en la partición efectiva del partido. Pero tras la escisión, la formación que quedó en la IS fue la de Atambayev, ahora llamada los Social Demócratas de Kirguistán (SDK).

Tras el asalto de Koy-tash, Atambayev fue imputado por un total de siete delitos. Un año después, en junio de 2020, fue sentenciado por el caso del mafioso checheno. Pero en la agitada vida política de Kirguistán aún deparaba algunas sorpresas: en octubre de ese año, estalló una revuelta popular contra un supuesto fraude electoral durante las elecciones parlamentarias de ese mes. Los manifestantes asaltaron la cárcel en la que estaba Atambayev y le pusieron en libertad. A los tres días, su vehículo fue ametrallado mientras viajaba por Bishkek, pero el expresidente kirguizo salió ileso. El Gobierno, en una de sus últimas medidas, volvió a enviarle a prisión. Pero, poco después, Jeenbekov fue obligado a dimitir para atajar la crisis política.

"Japarov consigue parecer magnánimo, y Atambayev ha sido esencialmente neutralizado como amenaza política"

Esto no supuso una mejoría en la situación de Atambayev, sino todo lo contrario: el nuevo presidente sería Sadir Japarov, uno de los políticos opositores que habían sido encarcelados durante la presidencia de Atambayev en 2017, y uno de sus enemigos jurados. Por eso, la noticia de su excarcelación ha desconcertado a algunos analistas. "En Kirguistán se ha desarrollado un precedente: cuando sacan de la cárcel a activistas de la oposición, inmediatamente toman el poder", explica la analista Asel Alymbayeva en un artículo sobre este episodio. "Creo que ha habido un acuerdo en el sentido de que Atambayev no volvería a la arena política sino que dejaría el país (...) [su puesta en libertad] no amenaza la estabilidad del régimen, porque él mismo no será un jugador político activo", señala.

"Japarov consigue parecer magnánimo, y Atambayev ha sido esencialmente neutralizado como amenaza política", escribe Catherine Putz, editora de The Diplomat. "Si Atambayev regresa a Kirguistán, tendrá que hacer frente de forma notoria a otro juicio por el caso Batukayev, más otros cuatro casos serios, incluyendo cargos de corrupción, organizar disturbios e intento de asesinato. Esto debería darle al expresidente una motivación importante para permanecer fuera de la política, al menos por ahora", indica.

El 14 de febrero de 2023, en uno de los lugares más fríos y remotos del planeta, un grupo de periodistas se arremolina a las puertas de una cárcel. Concretamente, en la colonia penal nº27 de Moldovanovka, al norte de Bishkek (Kirguistán) y cerca de la frontera con Kazajistán. Están esperando la salida de prisión de Almazbek Atambayev, expresidente del país, arrestado en agosto de 2019 bajo pesados cargos de corrupción. El día anterior, el Tribunal Supremo había ordenado su puesta en libertad, alegando que debe celebrarse un nuevo juicio contra él "tras la revelación de nuevas circunstancias en el caso". Atambayev se dirige a los reporteros, agradece a varios políticos kirguizos su apoyo y pronuncia la siguiente frase: "El honorable Pedro Sánchez, primer ministro de España y líder de la Internacional Socialista, estuvo muy implicado [en las negociaciones para su liberación]". Pocas horas después, el reo parte para Dubái, desde donde se dirigirá a España, explica su entorno, para recibir tratamiento médico ante una serie de dolencias.

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