Yolanda Díaz pospone su salto electoral y fuerza a Podemos a esperar otro mes

Yolanda Díaz no prevé dar el salto electoral que le reclaman todas las fuerzas políticas a la izquierda del PSOE hasta el mes de marzo. La vicepresidenta segunda, que en diciembre amagó con acelerar los trabajos sobre el embrión de su programa, había dejado ver que empezaría a aclarar su futuro en enero. Los días han ido pasando y a pesar de las presiones de Podemos e IU, que hace un mes ya le requirió la constitución de una mesa de negociación entre partidos que aspiren a unirse a su proyecto, Díaz no ha movido ficha.

En su entorno, ven muy difícil que dé este paso en lo que queda de mes, en un momento en que el Ejecutivo se ve zarandeado por la tormenta política de las rebajas de penas de agresores sexuales por la ley del solo sí es sí, que deja fuera de foco sus decisiones y mensajes, y que en absoluto contribuye a generar el caldo de cultivo necesario para un anuncio así.

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La impulsora de Sumar nunca ha querido pillarse los dedos con plazos cerrados, si bien su intención inicial era que el embrión del programa de Sumar estuviera listo entre los meses de febrero y marzo. Díaz, que no se presenta a las elecciones municipales y autonómicas del 28-M, se resiste a dar el paso que demandan el resto de fuerzas de Unidas Podemos, especialmente desde el partido de Ione Belarra.

La número dos de la formación y ministra de Igualdad, Irene Montero, defendió este jueves que toca "ir rápido". Y hasta le afeó que ya van "tarde". Montero y su formación han rebajado en las últimas semanas la presión pública sobre la vicepresidenta segunda, que les ha ido dedicando gestos que podrían apuntar al deshielo de sus relaciones, pero que no se han visto traducidos en hechos concretos. Los morados siguen sin saber cuándo podrán abrir el melón de las listas electorales, y cada día cobra más fuerza la idea de que Díaz dejará pasar los comicios del 28-M, en los que los sondeos no les auguran buenos resultados, para sentarse a negociar de cara a las generales, previstas para finales de año.

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Podemos dice respetar sus tiempos, pero también deja ver que, de precipitarse las elecciones, estarán preparados "para cualquier escenario", en palabras de Montero. En una entrevista en Radio Euskadi, Montero aseguró confiar en la palabra de Pedro Sánchez, y, por tanto, dar por hecho que no acortará la legislatura —las encuestas no juegan a su favor—, pero también quiso hacer esta advertencia, explícitamente al PSOE e implícitamente a Díaz.

Montero lleva semanas bajo el ojo del huracán, pero, a diferencia de lo ocurrido en crisis anteriores, defiende contar con el respaldo de Yolanda Díaz. En privado, los morados echan en falta gestos de apoyo contundentes por parte de la vicepresidenta, que ni siquiera ha querido valorar la propuesta unilateral del PSOE para reformar la que fue la ley estrella de Igualdad. Comparten, en este caso, que la disputa con sus socios es de carácter político y no técnico, pero la impulsora de Sumar insiste en sus llamamientos a acabar con el ruido, como también ha hecho Sánchez el jueves. Lo que Podemos y, sobre todo, Igualdad interpretan es que no se trata de ruido, sino de defender que el consentimiento no puede verse desplazado del núcleo del solo sí es sí. El partido es explícito ante las cámaras, mientras Díaz se ve difuminada.

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Durante la semana, desde Podemos han intentado desplazar el foco en varias ocasiones: con su iniciativa sobre el Sáhara, presionando a sus socios para reflotar leyes que llevan meses o años bloqueadas en el Congreso y en las últimas horas con su propuesta de bonificación del 14% para una veintena de productos de la cesta de la compra. Esta última medida con la que ahora presionan a sus socios se ha visto defendida por Belarra en el Congreso, este jueves, mientras Montero celebraba la aprobación de las leyes del aborto y trans, que funcionaban hoy como una suerte de oasis.

Díaz daba la "bienvenida" a nuevas propuestas en materia de alimentación, pero recordaba que su receta es un pacto con las distribuidoras sobre una cesta básica con una treintena de productos. Un pacto que se ha visto rechazado por los grandes supermercados y, por tanto, relegado a vía muerta. Todo lo que no tuviera que ver con el solo sí es sí era más que celebrado por los morados y por la vicepresidenta segunda. El problema es que, por muchas llamadas a cuidar la coalición que haga Díaz, y por muy rotunda que sea al asegurar que el pacto es posible, Podemos ve el escenario cada vez más negro. El anuncio de presentación de una candidatura a la Moncloa, inevitablemente, se vería contaminado por la polémica que está sacudiendo al Ejecutivo. Aún no toca.