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Los últimos de Cs: más de 2.500 concejales y 178 alcaldes para intentar resistir al colapso
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UN PARTIDO ZOMBI

Los últimos de Cs: más de 2.500 concejales y 178 alcaldes para intentar resistir al colapso

El partido naranja, muy tocado tras la polémica de Begoña Villacís, se aferra ahora al poder municipal para sobrevivir tras el 28-M. Las pretensiones de la dirección contrastan con la corriente más crítica: "Estamos muertos"

Foto: Begoña Villacís, durante un acto de la refundación de Cs. (EFE/Sergio Pérez)
Begoña Villacís, durante un acto de la refundación de Cs. (EFE/Sergio Pérez)
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En los pasillos del Ayuntamiento de Madrid, uno de los últimos reductos de Ciudadanos, hace tiempo que ven a los naranjas como una especie de zombis políticos. "Son como Los otros. Estaban muertos, pero ellos todavía no lo sabían", bromea un cargo de la oposición, en alusión a la película de Alejandro Amenábar. La sensación es compartida por buena parte del partido, con independencia del territorio o la Administración, sobre todo tras la polémica con Begoña Villacís y el fiasco de las primarias, con una desmovilización total de los afiliados. Pero la dirección nacional, pese a todo, busca un resquicio al que aferrarse. Un último clavo ardiendo antes de las elecciones del 28 de mayo.

La cúpula de la formación se agarra ahora al poder local para resistir, con la esperanza de que el trabajo de sus más de 2.500 concejales y 178 alcaldes en los ayuntamientos de toda España les brinde una oportunidad. Incluso ser de nuevo la llave para la gobernabilidad en algunos casos. "En los municipios pequeños se vota más a las personas que a las siglas. Y serán claves en nuestra resistencia", señala una fuente de la dirección a El Confidencial. El partido ha logrado aprobar más de 200 candidaturas para los comicios, un proceso que ha costado en algunos territorios por la desconexión de sus cargos y militantes. Por ejemplo, en el Ayuntamiento de Madrid, el viaje de ida y vuelta de Villacís al PP ha pasado factura y ninguno de los candidatos, incluida la propia vicealcaldesa, logró los avales suficientes. El mínimo exigido era de 126.

Ciudadanos, al borde de la desaparición, ha construido una realidad paralela sobre la representación que todavía conserva en las distintas provincias. Conscientes de que su peso autonómico ya es insignificante, fuera de todos los ejecutivos, concentran todos sus esfuerzos electorales en los municipios. Grandes, pequeños o medianos. Un total de 2.585 concejales, según los datos del Ministerio de Política Territorial, y casi 200 alcaldes. Así, la formación naranja fía su supervivencia a la experiencia de sus gobiernos en solitario y de las ciudades donde gestionaron en coalición, como Madrid, Zaragoza, Santander, Oviedo, Granada, Córdoba, Málaga, Badajoz o Salamanca, entre otras. Pero las expectativas pecan de un exceso de optimismo. "El partido está muerto y hay que asumirlo", apuntan desde la corriente interna más crítica.

El trasvase de cargos de Ciudadanos al PP tampoco ayuda a las perspectivas electorales de un partido que ha iniciado ya el camino a la extinción. En Zaragoza, por ejemplo, la maniobra para sumar a la actual vicealcaldesa, Sara Fernández, está prácticamente cerrada, mientras que Jorge Azcón, presidente regional de los populares, ha abierto ya la puerta al resto de ediles. La operación es similar en Oviedo, donde el alcalde popular ha tendido la mano a su número dos, Ignacio Cuesta, también de Cs. En la Comunidad Valenciana, el PP ha fichado a la exportavoz naranja en el Parlament Ruth Merino. Y el resto de barones populares insiste en público que sus puertas están abiertas al "talento" de Cs, ya que a menudo existe una buena relación personal tras varios años compartiendo ejecutivos locales.

Foto: Inés Arrimadas y Edmundo Bal, durante un pleno en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)

La dirección nacional de Ciudadanos se agarra a los últimos coletazos de su gestión, con un tímido acercamiento al PSOE. El último ejemplo ha sido en la ciudad de Sevilla. El alcalde socialista, Antonio Muñoz, cerró recientemente un acuerdo con Miguel Ángel Aumesquet para sacar adelante los presupuestos de 2023. Un acercamiento que para nada es aislado en el último tramo de la legislatura. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, hicieron lo propio para entrar en grandes ciudades del conocido como cinturón rojo, con acuerdos en Leganés o Alcalá de Henares.

Horizonte complicado

Pero los cimientos del castillo municipal son muy endebles y el colapso parece inevitable. La última legislatura está trufada de ejemplos que contrastan con las pretensiones de la dirección nacional, ahora liderada por Adrián Vázquez y Patricia Guasp. Por poner más ejemplos, la coalición en Granada fue un fracaso y el partido se quedó sin grupo político en el consistorio. Y el peso en otras capitales de provincia donde gobernaban, como Badajoz, será residual. En esta ciudad, en particular, el PP fichó por sorpresa a Ignacio Gragera, uno de los alcaldes más importantes que le quedaban al partido naranja. El dirigente volverá a repetir como candidato a la alcaldía, pero esta vez bajo las siglas populares.

Foto: La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. (EFE/Ayuntamiento de Madrid)

La ciudad de Madrid, por su parte, ha pasado de ser la joya de la corona a estar en el ojo del huracán. La fracasada maniobra de Begoña Villacís para fichar por los populares ha dejado al descubierto su falta de liderazgo e incapacidad para movilizar incluso a los suyos, lo que advierte ya de que mantener la representación se estima una misión, cuanto menos, complicada. Las primarias en la región han precipitado la práctica defunción de Cs.

Las encuestas ya advertían del final del partido, pero el fracaso del proceso para la designación de sus cabezas de lista ha sido el detonante. Fuentes consultadas por este diario coinciden en que la formación es un "polvorín". Prácticamente, nadie esconde su malestar por el "dedazo" a Villacís y Gómez, con la convicción de que es engordar para morir. "Ya no nos votan ni los nuestros. La afiliación es como si no existiera y no hay un ejército para hacer una campaña en condiciones. No hay nada que hacer", declara uno de los aspirantes que se presentaron, y que, como el resto, no llegó a los apoyos que marcan los estatutos.

"Sálvese quien pueda"

La Comunidad de Madrid es una representación a escala de lo que ocurre en España. Cs logró en 2019 un total de 257 representantes, pero el número se ha reducido a 236, según los datos del ministerio. Cuenta con nueve alcaldías, entre las que destacan Alcobendas (en coalición con el PSOE), Paracuellos del Jarama y Valdemoro, este último con un simbolismo especial por ser el principal ayuntamiento que controlan en solitario y por representar la alternativa al PP, tras quedar señalado por la trama Púnica. Al margen de la vicealcaldía de Madrid, ostentan la misma responsabilidad en Alcalá de Henares, Leganés y San Sebastián de los Reyes, siempre con los socialistas.

Foto: Juan Carlos Bermejo y Araceli Gómez, dos de los candidatos a las primarias de Cs en Madrid

Y también en los municipios de la región creen que la batalla no está perdida. Fuentes consultadas por este diario insisten en separar el caso de Begoña Villacís de sus circunstancias. Cargos locales aseguran, incluso, que el traspié de la vicealcaldesa de Madrid viene derivado de su falta de consideración con las agrupaciones, a las que abandonó. El verdadero poder, dicen, lo ostentan ellos y están en disposición de volver a ser decisivos. "Begoña solo tenía el poder mediático, pero las fotos no son la realidad. Tenemos encuestas que dicen que repetiremos en ciudades muy grandes, como por ejemplo Alcalá de Henares [la segunda localidad de la Comunidad de Madrid en población (196.888 habitantes, según el INE)]", señalan estas fuentes.

La incertidumbre, no obstante, también es equiparable y algunos alcaldes ya han decidido concurrir con otras siglas, como Jorge Alberto Campos, en Paracuellos. Aitor Retolaza, el regidor de Alcobendas, también sopesa concurrir con otro partido o plataforma. De un modo u otro, la formación ha quedado dividida y cada municipio libra la guerra por su cuenta. "Esto se ha convertido en un sálvese quien pueda", añade otro cargo madrileño.

En los pasillos del Ayuntamiento de Madrid, uno de los últimos reductos de Ciudadanos, hace tiempo que ven a los naranjas como una especie de zombis políticos. "Son como Los otros. Estaban muertos, pero ellos todavía no lo sabían", bromea un cargo de la oposición, en alusión a la película de Alejandro Amenábar. La sensación es compartida por buena parte del partido, con independencia del territorio o la Administración, sobre todo tras la polémica con Begoña Villacís y el fiasco de las primarias, con una desmovilización total de los afiliados. Pero la dirección nacional, pese a todo, busca un resquicio al que aferrarse. Un último clavo ardiendo antes de las elecciones del 28 de mayo.

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