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El Gobierno revela su debilidad en un pleno agónico para salvar la ley de las "puñaladas"
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La ley de animales, pulso en la coalición

El Gobierno revela su debilidad en un pleno agónico para salvar la ley de las "puñaladas"

La tensión y la incertidumbre marcaron la jornada. Félix Bolaños y María Jesús Montero intentaron reunir los apoyos hasta el último momento, conectados al teléfono durante la sesión. La norma salió adelante por la mínima

Foto: La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i), y la responsable de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Fernando Villar)
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i), y la responsable de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Fernando Villar)

"Este Gobierno se estudiará en las facultades de Criminología por las puñaladas en la espalda". La frase de Albert Botran Pahissa, diputado de la CUP, a primera hora de la mañana, era el resumen de lo vivido durante el trámite de la ley de animales y la modificación del Código Penal para endurecer los castigos a los maltratadores. Cuatro horas después, pasadas las 13:00, el Congreso de los Diputados daba luz verde a ambas normas por la mínima, evidenciando, una vez más, la fragilidad del equilibrio que durante tres años ha permitido a la coalición aprobar una cascada de textos, con una única derrota y con varias balas esquivadas por escasos milímetros.

La situación fue límite. Con solo cuatro votos de margen en el proyecto de ley de bienestar animal (ordinaria, necesitaba más síes que noes) y tres en la reforma del Código Penal (orgánica), el Gobierno salvó los muebles por la mínima, en un ambiente tensionado. Un diputado recordaba las similitudes con la experiencia vivida durante la tramitación de la ley trans, que ahora vuelve del Senado para su aprobación definitiva. En esa ocasión, fue el PSOE quien vio rechazada su enmienda en comisión y tuvo que tragarse la norma tal y como la defendía Unidas Podemos. En este caso, intercambiaron posiciones, pero el núcleo de las diferencias seguía en las modificaciones introducidas unilateralmente por los socialistas.

Foto: Ione Belarra y Antón Gómez Reino. (EFE/Fernando Villar)

Otra diputada recordaba el precedente de la reforma laboral, que salió adelante por un solo voto, el ya célebre error del diputado del PP Alberto Casero. Como entonces, el Gobierno ha asistido este jueves a la descomposición del bloque de investidura, con el sonoro portazo del PNV y de Más País, y la abstención de Compromís. Solo los votos de ERC y EH Bildu (aunque los abertzales jugaron a la confusión toda la mañana, alimentando aún más el nerviosismo) permitieron salvar una norma para la que cada abstención contaba. Dos días antes, Esquerra Republicana rechazaba públicamente la ley. De haber mantenido su postura, la coalición habría sufrido una derrota sin paliativos.

Cada número contaba. El respaldo del PDeCAT salvó solo una de las normas, la que retocaba el Código Penal. Un par de errores en una votación tan ajustada habrían llevado al escenario exactamente opuesto al de la reforma laboral, dinamitando una o incluso las dos leyes. Si los lobbies de cazadores presionaban, las organizaciones animalistas hicieron lo propio en las últimas jornadas: cada grupo tenía un papel que salvar, y Unidas Podemos entró en pánico por el riesgo real de que la norma decayera.

Foto: Bomberos acompañados de tres perros especializados en localizar a personas sepultadas con vida. (EFE/Diputación de Málaga) Opinión
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Durante la mañana, los nervios entre los partidos del Gobierno fueron evidentes. Lo que a las 11:00 se antojaba una victoria, media hora después parecía difuminarse. Los mensajes que garantizaban contar con los apoyos necesarios perdían o ganaban contundencia y ministros socialistas como María Jesús Montero (Hacienda) y Félix Bolaños (Presidencia) entraron en escena con llamadas telefónicas. Unidas Podemos reconoció tras la votación el empuje del ministro Bolaños, pero durante los últimos días, y hasta escasos minutos antes, su grupo y otros tantos aseguraban que el PSOE asistía sin intervenir, a punto de asistir desde la primera fila al naufragio de una norma del Gobierno.

La situación era tan excepcional que, algo más de una hora antes de la votación, el patio de la Cámara Baja acogía en paralelo conversaciones en dos corrillos bien delimitados. En el centro de cada uno de ellos, representantes de PSOE y Unidas Podemos, respectivamente, explicaban sus impresiones a los medios de comunicación, y cuestionaban los argumentos de sus socios de gobierno. "No se trataba de quién mataba la ley, sino de a quién culpar de matar la ley", afirmaba el diputado de ERC Joan Capdevila, un rato antes. Los dos partidos, afirmó, llevaban meses dedicándose a construir su "relato".

Cada formación construía ese relato a su manera. La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, impulsora del texto, acusó al PSOE de dejar "en la impunidad" a "los que cuelgan de los árboles a los perros de caza" y "entierran cachorros en cal viva". "Ante las mentiras de la derecha, la ultraderecha y sectores interesados, esta ley protege a todos los animales, sin exclusión de ningún tipo", afirmaban, tras la votación, fuentes del PSOE. En público, los socialistas no entraban al trapo. Habían ganado.

Desde hace semanas, tenían muy claro que no iban a moverse de sus posiciones. Ya habían asumido el coste de pactar con PP y Vox la enmienda que sacaba los animales de caza del paraguas de la ley. "El PSOE se ha arrodillado ante ustedes", afirmó Juantxo López de Uralde, diputado de UP, ante la bancada del PP. Los conservadores, mientras tanto, se regodeaban. "Ya está bien de espectáculos como el vivido durante la tramitación, más propio de un serial de adolescentes caprichosos y consentidos que de un Parlamento democrático", les espetó la diputada Milagros Marcos.

Foto: Carmen Calvo, este jueves, en el Congreso. (EC)

Tras la votación, el PSOE difundía un argumentario en el que recordaba que, con los cambios recién aprobados, "de causar muerte a un animal doméstico o que viva bajo control humano, se establece una pena de prisión superior a la actual, sin alternativa de multa". Sin embargo, en el caso de no causar muerte, se permitirá conmutar por una multa las penas de cárcel, un argumento que sirvió a Más País para dar portazo a la iniciativa.

Con todo, si los socialistas evitaron hacer sangre desde la tribuna, en Podemos dedicaron buena parte de sus esfuerzos a recordar que, si no hubieran pactado la enmienda de los animales de caza con la derecha —la "enmienda de Schrödinger", como la bautizó Guillermo Díaz, de Ciudadanos—, no habrían tenido que afrontar la división del bloque de investidura. PP y Vox, repetían, habían logrado volar los puentes con sus aliados naturales, hacer peligrar los apoyos de todos sus socios.

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska (EFE/Mariscal)

El revuelo era tal que esta votación casi hizo pasar desapercibida la reprobación de Fernando Grande-Marlaska. En un mismo pleno, ERC pasó de apoyar la ley del Gobierno a votar junto al PP y Vox contra el ministro del Interior. Los republicanos mandaban un mensaje contundente a Pedro Sánchez: nunca puede dar sus votos por garantizados.

El rechazo del PNV a respaldar el texto, en este caso por la "invasión competencial", casi coincidía en el tiempo con la entrevista en la que su portavoz, Aitor Esteban, daba un prudente aval a la propuesta del PSOE para la reforma del solo sí es sí. Es la batalla inmediatamente posterior para la coalición y sus aliados, la más difícil de resolver hasta la fecha. La ley de animales ha sido una "victoria agridulce", en palabras de la número tres de Podemos, Lilith Verstrynge, pero ha mantenido en vilo a un Ejecutivo que necesita que sus socios le sigan sacando las castañas del fuego.

"Este Gobierno se estudiará en las facultades de Criminología por las puñaladas en la espalda". La frase de Albert Botran Pahissa, diputado de la CUP, a primera hora de la mañana, era el resumen de lo vivido durante el trámite de la ley de animales y la modificación del Código Penal para endurecer los castigos a los maltratadores. Cuatro horas después, pasadas las 13:00, el Congreso de los Diputados daba luz verde a ambas normas por la mínima, evidenciando, una vez más, la fragilidad del equilibrio que durante tres años ha permitido a la coalición aprobar una cascada de textos, con una única derrota y con varias balas esquivadas por escasos milímetros.

Irene Montero Ione Belarra Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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