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España y Marruecos están en tregua, pero Rabat aspira a más cesiones sobre el Sáhara
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España y Marruecos están en tregua, pero Rabat aspira a más cesiones sobre el Sáhara

El Gobierno de Sánchez acude a la cumbre de la capital marroquí sacando pecho de la caída de la inmigración irregular, pero sin lograr la apertura de aduanas en Ceuta y Melilla

Foto: El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (3-i), y Mohamed VI de Marruecos (2-d). (EFE/Presidencia del Gobierno)
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (3-i), y Mohamed VI de Marruecos (2-d). (EFE/Presidencia del Gobierno)
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España y Marruecos viven en paz desde hace 10 meses, desde que el presidente Pedro Sánchez envió a Mohamed VI esa carta alineándose con Rabat en el conflicto del Sáhara Occidental. Por eso, hoy miércoles y mañana se celebrará en la capital marroquí una cumbre entre los dos gobiernos pospuesta por diferentes motivos desde hace ocho años.

Las reuniones de alto nivel, como se denominan oficialmente las cumbres hispano-marroquíes, fueron instauradas por el presidente Felipe González y su periodicidad debería ser anual. Consisten en reunir a un Gobierno como el español, que ostenta el poder ejecutivo, con otro, como el marroquí, que es ante todo una correa de transmisión del palacio real, que ejerce el poder. Los consejeros reales, sobre todo algunos de ellos, mandan más que cualquier ministro. Cuando se desarrollan en Marruecos, las cumbres incluyen una audiencia del presidente del Gobierno con el monarca. Mohamed VI seguía ayer martes de vacaciones en Gabón, y ha sido desde allí desde donde ha telefoneado a Pedro Sánchez para dar por zanjada la cumbre.

Foto: Vista general del hemiciclo del Parlamento Europeo. (EFE/EPA/Olivier Hoslet)

Pero la tregua es pasajera. Las tensiones probablemente volverán. Aunque no lo dicen en voz alta, las autoridades de Marruecos consideran que su vecino septentrional es un obstáculo para poder lograr su “integridad territorial”. Es decir, el reconocimiento de su plena soberanía sobre el Sáhara Occidental. Más tarde quizá suceda otro tanto con Ceuta y Melilla.

Casi todos los políticos españoles, excepto la extrema derecha y también pequeños partidos en las antípodas de Vox, describen, sin embargo, Marruecos como un “socio estratégico” con el que España debe mantener la mejor de las relaciones y recalcan la necesidad de estrechar lazos entre ambos países. Los socialistas son los que más han hecho hincapié en ello, sobre todo con Sánchez al frente del Ejecutivo.

El Estado profundo, es decir, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) o el Estado Mayor de la Defensa, tiene otro enfoque en sus análisis. “Desde la perspectiva marroquí, la vecindad de España y su postura oficial sobre la cuestión saharaui constituye uno de los principales obstáculos para el ejercicio pleno de su soberanía sobre el conjunto del territorio del Sáhara Occidental”, señalaba, el 18 de mayo de 2021, un informe del servicio secreto español.

Foto: El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en un acto en Rabat en 2019. (EFE/Juanjo Martín)

“Marruecos rechaza la negativa española de incluir en la negociación de la delimitación de espacios marítimos [con Canarias] las aguas del Sáhara Occidental”, proseguía el informe. Motivos tiene el Gobierno español para negarse a ello, porque la Corte de Justicia de la UE anulará en una sentencia, muy probablemente esta primavera, el acuerdo de pesca con Rabat. Argumentará que incluye unas aguas que no pertenecen a Marruecos y la flota pesquera europea deberá dejar de faenar allí. Esta es una de las razones por las que los trabajos del grupo hispano-marroquí sobre delimitación de aguas en la fachada atlántica no progresan.

“En el caso del espacio aéreo saharaui, [Marruecos] asumió como una ofensa que se pusiera de manifiesto, en plena crisis, que España sigue siendo responsable de su gestión”, añade el informe. Aunque los aviones marroquíes que aterrizan en el Sáhara intentan, a veces, sortear la torre de control del aeropuerto de Gran Canaria, ese espacio aéreo se sigue controlando desde la isla. En su respuesta a preguntas parlamentarias, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, desmintió que se vaya a trasladar plenamente esa responsabilidad a las autoridades marroquíes, pese a que lo solicitan.

En la misma línea, en el Estado Mayor de la Defensa se asegura que el país vecino tiene entre sus prioridades afianzar su expansión y reconocimiento territorial del Sáhara. Con tal propósito, se esfuerza por modificar la posición española en términos favorables a sus intereses, más allá del mero apoyo a la solución que propugna Rabat para poner fin al conflicto sahariano.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al rey de Marruecos. (EFE/Mariscal) Opinión
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Estos análisis, compartidos también por veteranos diplomáticos, inducen a sospechar que pronto o tarde las autoridades marroquíes volverán a tensar la cuerda con España para alcanzar sus objetivos. Ahora están muy centradas en doblegar a Francia, a la que el Parlamento de Marruecos acusó veladamente, el 23 de enero, de instigar la resolución de la Eurocámara que pidió a Rabat un mayor respeto de los derechos humanos. Y más concretamente la excarcelación de tres influyentes periodistas. Fue aprobada por una abrumadora mayoría, pero con los votos en contra de los eurodiputados del PSOE.

Fin de las tensiones

Albares vaticinó el lunes en el madrileño Club Siglo XXI que, después de la cumbre de esta semana, no habría más tensiones de gravedad. El principal objetivo de la cumbre, explicó, es que “la relación se asiente sobre bases mucho más sólidas” y “se eviten esas crisis que parecía que España y Marruecos sufrían cada equis años”.

Sus palabras recuerdan a las que pronunciaba, entre otros muchos, Miguel Ángel Moratinos, cuando era director general de África en el Ministerio de Asuntos Exteriores, una década antes de ser nombrado ministro en 2004. Desarrolló entonces la tesis del “colchón de intereses”. Consistía en impulsar tanto el comercio y la inversión española en Marruecos que sus autoridades desistirían de provocar crisis con un socio tan importante como su vecino. España es desde 2012 el principal socio comercial de Marruecos, pero aun así Rabat desencadenó su última crisis el 10 de diciembre de 2020 cuando, invocando la pandemia, canceló la cumbre entre los dos gobiernos.

Foto: Efectivos de emergencia trasladan al muelle de Órzola a inmigrantes llegados en una patera a la isla La Graciosa. (EFE/Javier Fuentes)

Sánchez y sus ministros acuden a la cita de Rabat sin demasiados motivos de satisfacción. Apenas han obtenido contrapartidas tras escribir a Mohamed VI, el 14 de marzo de 2022, que su oferta de conceder una autonomía al Sáhara, y no celebrar un referéndum de autodeterminación, era la opción “más seria, realista y creíble”.

En la práctica, solo han conseguido una caída en 2022 del 25% de la inmigración irregular procedente de Marruecos, pero también disminuyó la que tiene su origen en Argelia, un vecino con el que España está en crisis. Es verdad que, desde el 2 de abril de 2022, Argel no acepta repatriaciones de sin papeles llegados a España y Rabat sí las tramita, pero a un ritmo muy inferior al de antes de la pandemia. La gran mayoría de los inmigrantes presentados por la policía española en las fronteras de Ceuta y Melilla son rechazados.

Cuando, el 7 de abril, Sánchez viajó a Rabat para sellar la paz con Mohamed VI, anunció que se reabriría la aduana de Melillacerrada de un plumazo en julio de 2018 por las autoridades marroquíesy se inauguraría una en Ceuta. El ministro Albares confirmó, el 21 de septiembre en Nueva York, que ambas abrirían gradual y ordenadamente a lo largo del mes de enero. No se cumplió su anuncio.

Foto: Aduana Comercial de Ceuta. (Delegación de Gobierno)

Las aperturas de esas aduanas “todavía requieren profundizar la coordinación y el diálogo entre los dos países” antes de darlas por hechas, según fuentes marroquíes citadas por el diario Hespress. Estas precisan además que la aduana de Ceuta será “regional”, un término confirmado por la Delegación del Gobierno en la ciudad y que implica restricciones. En ningún lugar del mundo existe una aduana de esas características.

El viernes pasado sí se llevó a cabo, en ambas ciudades, una experiencia piloto de envío de un pequeño lote de mercancías a Marruecos. No tuvo continuidad. “Eso y nada es lo mismo”, comentó decepcionado Enrique Alcoba, presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), con el rey Mohamed VI de Marruecos (d). (EFE/Mariscal)

“¿De verdad era necesario hacer una primera prueba en Melilla para ver cómo funcionaba el tránsito de expediciones comerciales?”, se preguntaba otro empresario, José Luis Martínez Lázaro, en el Faro de Melilla. Recordaba a continuación que en los últimos ocho años de su funcionamiento se efectuaron en esa aduana 36.000 expediciones de exportación a Marruecos y 45.000 de importación.

“¿Cómo pueden consentir España y la Unión Europea que Marruecos limite el comercio entre ambos países solo porque entran por la aduana terrestre con Melilla cuando, hasta agosto de 2018, no existía limitación técnica, ni física, ni lista de productos que podían atravesar esa frontera?”, se pregunta a continuación Martínez Lázaro. Ese año, el Gobierno consintió que Rabat cerrara, sin ni siquiera comunicárselo oficialmente, la aduana melillense, que llevaba abierta desde mediados del siglo XIX. No protestó ante las autoridades marroquíes ni solicitó la intervención de la Comisión Europea para que Marruecos cumpliera el tratado de asociación.

España y Marruecos viven en paz desde hace 10 meses, desde que el presidente Pedro Sánchez envió a Mohamed VI esa carta alineándose con Rabat en el conflicto del Sáhara Occidental. Por eso, hoy miércoles y mañana se celebrará en la capital marroquí una cumbre entre los dos gobiernos pospuesta por diferentes motivos desde hace ocho años.

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