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Esta prestigiosa encuesta europea la ha hecho el CIS, pero trae malas noticias para Sánchez
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Un 1,9 para los políticos

Esta prestigiosa encuesta europea la ha hecho el CIS, pero trae malas noticias para Sánchez

Los resultados de la Encuesta Social Europea reflejan un incremento del descrédito de los partidos políticos, un caldo de cultivo negativo para el Gobierno en pleno año electoral

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión plenaria en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión plenaria en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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La confianza en las instituciones se ha convertido en un tema recurrente el panorama político actual. Hace unos días, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, presentaba su "plan de Calidad Institucional" en la sede del constitucionalismo español, el Oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz, donde se promulgó la Constitución de 1812, la Pepa. "Nos dirigimos a una sociedad que merece una democracia de calidad y, en consecuencia, debe poseer instituciones y organismos que sean un espacio común".

Los niveles de apoyo a organismos como los partidos políticos, el congreso o la policía, entre otros, se usan desde hace años en las ciencias sociales para medir el clima político o la calidad democrática. Pero además, son también un buen índice del nivel de polarización o el auge de posicionamientos extremistas. "Cuanta más polarización existe, más probabilidades hay de que emerjan desconfianzas y de que ya no podamos comentar una determinada política sin ponernos a gritar", dice Mónica Ferrín, doctora en ciencias políticas e investigadora en la Universidad de La Coruña.

Foto: Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso, en la Moncloa. (EFE/J.J. Guillén) Opinión

Ya en noviembre, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) apuntaba que el Gobierno y los partidos políticos eran las dos instituciones más deterioradas si se comparaba con la situación hace cinco años. Ahora, nuevos datos de la Encuesta Social Europea (ESS, por sus siglas en inglés), una de las más prestigiosas a nivel internacional, refrendan esta tendencia negativa y sitúan a España entre los países donde más ha caído la reputación de algunas de estas entidades en todo el continente.

En concreto, España es el país que peor valora sus partidos políticos. En una escala del 0 al 10, su nota media es de 1,9. Muchos organismos internacionales, como la OCDE, están poniendo ahora el foco en la importancia de que los ciudadanos confíen en los partidos. "Al final, cuanta más confianza en la política tengo menos voy a defraudar a Hacienda, por ejemplo. Tiene un montón de implicaciones", afirma Ferrín. La misma nota, un 1,9, se llevan también los políticos españoles, en un empate técnico con la percepción de los polacos sobre los suyos.

El mayor pico de descontento se registró en la ronda seis, desarrollada entre 2012 y 2013, después del estallido en 2008 de la crisis económica. El catedrático en Ciencia Política Mariano Torcal, que ha coordinado esta operación estadística desde la primera oleada, en 2002, hasta hace escasos años, advierte que hay que mirar más allá de la economía. "Es un problema de percepción de falta de representatividad que se mezcla con el aumento de la percepción de corrupción", explica. El papel de la economía es de detonante, "es un test", en palabras de Torcal, pero no explica el incremento del descrédito de las instituciones por sí solo.

El lema "no nos representan" fue la traducción de ese momento de gran descontento político que tuvo su clímax en el movimiento del 15-M. El reciente retroceso es un aviso para navegantes de que este clima no solo no mejora, sino que va a peor. En pleno año electoral, estos datos pintan, si cabe, un panorama de mayor polarización e incertidumbre política.

Polémicas recientes como la de la renovación del CGPJ o del Tribunal Constitucional, su reflejo en los medios o la opinión de líderes políticos al respecto son un acicate que tiene consecuencias en la percepción de los ciudadanos. "La confrontación, el ataque, la imagen constante de conflicto... Todo ese discurso hace que la gente tenga la sensación de que nadie respeta nada y eso deteriora también la imagen de las instituciones", afirma Torcal.

"Somos el único país que no se sitúa como estaba antes de la crisis"

La foto internacional tampoco deja en buen lugar a los políticos ni al Congreso españoles, que se ubican entre los peor valorados, solo superados por Polonia y Bulgaria. Ferrín, especializada en el estudio de las actitudes hacia la democracia, advierte que el nivel de dramatismo español incide también en nuestra posición en el ranking.

Con todo, el descenso no se ha dado solo en España, sino que se está viendo en otras regiones. Pero "somos el único país que no se sitúa como se estaba antes de la crisis", explica Ferrín. "En todos los países más afectados por la crisis económica, como Italia, Grecia o Portugal, ha habido una recuperación de estos niveles de confianza precrisis económica, pero en España todavía esto no ha pasado", aclara.

Foto: El presidente del CIS, José Félix Tezanos. (EFE/Chema Moya)

Además de en nuestro país, algunos de los cambios más drásticos respecto a la oleada anterior se han producido en Polonia y Austria. Ferrín explica que la pérdida de confianza puede ser más evidente en países donde hay partidos populistas fuertes o con mucha representación. "Su mensaje es que las instituciones no funcionan y que las élites que gobiernan esas instituciones están corruptas, así que tiene un calado enorme en estas percepciones". No obstante, Torcal advierte que, cuando uno de estos partidos llega al poder, se le da la vuelta a la tortilla. "Muchos estudios muestran que, cuando un partido populista gana las elecciones, automáticamente se produce un aumento en la confianza de las instituciones".

Los datos para España muestran que las valoraciones de las instituciones son peores entre aquellos que votaron a partidos de derechas en las últimas elecciones generales. Los partidos tienen una media de 1,5 entre estos votantes, frente al 2,4 entre quienes escogieron partidos de izquierdas. Y lo mismo pasa cuando se evalúa a los políticos. Las valoraciones son más igualadas, en cambio, cuando se pregunta por la confianza en el sistema legal.

"Obviamente, si he votado al PSOE, voy a estar mucho más satisfecha con la democracia y voy a confiar mucho más en las instituciones", coincide Ferrín. Pero "si mañana pasa algo gordo", continúa, este indicador da una medida de "cuántos van a cumplir las normas".

Torcal habla de "politización" de la confianza. Una tendencia preocupante y que no se veía hace no tanto tiempo. "No pasaba en absoluto, ahí está el punto. [La confianza] no solo se está deteriorando, sino que la estamos politizando", asegura el experto. Pero la gravedad va más allá. Antes, siguiendo a Torcal, se hablaba de la teoría de los ciudadanos críticos: apoyaban la democracia, pero eran exigentes con el funcionamiento de la misma. "En los últimos años, lo que ocurre es que, por primera vez, el deterioro de la confianza en las instituciones empieza a afectar al apoyo a la legitimidad de la democracia".

La ESS pregunta también por los niveles de satisfacción. El gráfico anterior no refleja la nota media del 0 al 10, sino que es una tasa de evolución de las posturas más pesimistas. Esto es, la suma del porcentaje de los ciudadanos que tienen peores índices de satisfacción, entre el 0 y el 3. Aunque es una visión más sesgada, por no tener en cuenta la escala completa, sirve para medir cómo cambia el nivel de pesimismo.

De nuevo, España aparece entre las posiciones más negativas. En la última oleada, un 54% de los encuestados estaban muy insatisfechos con la situación económica, frente al 35,2% de la ronda anterior. La imagen de la democracia también se ve perjudicada, según los datos más recientes: uno de cada tres españoles puntúa con las notas más bajas su satisfacción con este sistema. La actitud hacia el Gobierno, por su parte, mantiene una tasa de pesimismo estable e incluso mejora un poco respecto a 2020, aunque en márgenes muy estrechos.

El desgaste de la crisis del covid

La anterior ronda de esta encuesta terminó justo antes de que la pandemia de coronavirus irrumpiese en Europa, y en esta última oleada el trabajo de campo se prolongó desde septiembre de 2021 hasta mayo de 2022. Por ello, parte de los efectos negativos pueden explicarse por lo vivido en estos dos años y medio. Para Torcal, al margen del posible efecto pandémico, "el caldo de cultivo ya estaba ahí. España se había mostrado con unos niveles relativamente bajos de confianza en las instituciones y los seguimos arrastrando".

Mónica Ferrín explica que, según varios estudios, justo después de la pandemia se observó un efecto denominado 'aunarse en torno a la bandera', en el que las sociedades mostraron más apoyo a sus gobiernos, como una especie de confianza ciega. "Pero ese efecto inicial se va desgastando", cuenta la experta. "Todo ese tiempo en que hemos tenido que estar en casa, que no podíamos movernos, no se sabía qué iba a pasar, si se iba a acabar el mundo o no… Tiene un efecto de desgaste al final y en algunos casos más marcado, y quizá España sea uno de esos casos".

Aunque el nuestro no es un caso único, otros países no han acusado ese desgaste, o al menos la Encuesta Social Europea no lo ha detectado igual. Por ejemplo, en países cercanos culturalmente como Portugal, Francia o Italia, los niveles de confianza registrados han continuado su tendencia al alza.

La polémica del CIS

La participación de España en la Encuesta Social Europea fue una de las primeras piedras en el camino con la que se topó el presidente del CIS, José Félix Tezanos. En octubre de 2018, el organismo alegó razones económicas para eludir hacer la encuesta. Finalmente, y después de una gran movilización desde el ámbito de la sociología para pedir que España no quedase fuera, se llegó a una solución con el Ministerio de Ciencia, para que la partida presupuestaria no fuese el problema.

En ese momento, incluso el director de la ESS, Rory Fitzgerald, llegó a publicar un tuit en el que elogiaba la presión que estaban llevando a cabo los investigadores españoles para que saliese adelante la participación de nuestro país en la novena oleada.

La encuesta ha sido definida como una herramienta "fundamental" para la investigación en redes sociales y destacada por su calidad. No solo es una de las más completas a nivel internacional, sino que permite hacer comparaciones entre países y a lo largo del tiempo.

La confianza en las instituciones se ha convertido en un tema recurrente el panorama político actual. Hace unos días, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, presentaba su "plan de Calidad Institucional" en la sede del constitucionalismo español, el Oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz, donde se promulgó la Constitución de 1812, la Pepa. "Nos dirigimos a una sociedad que merece una democracia de calidad y, en consecuencia, debe poseer instituciones y organismos que sean un espacio común".

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