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Año 2023: doble cita electoral en la política española y todo el poder en juego
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Año 2023: doble cita electoral en la política española y todo el poder en juego

Ignacio Varela, consultor político y experto en estrategias electorales y análisis de la opinión pública, examina la política española, que este año estará condicionada por la doble cita en las urnas

Foto: Ilustración: EC Diseño.
Ilustración: EC Diseño.

El Confidencial celebró el pasado miércoles su primer Consejo Editorial de 2023. En este encuentro, se analizaron la actualidad política de un ejercicio que estará marcado por las elecciones autonómicas y municipales, las previsiones económicas para este año y el estado del Poder Judicial español. A este Consejo Editorial, cuyo presidente es José Antonio Zarzalejos, asistieron José Antonio Sánchez, presidente ejecutivo y editor de El Confidencial; Nacho Cardero, director del periódico; los directores adjuntos Carlos Sánchez, Ángel Villarino y Miquel Roig; Itziar Reyero, jefa de Nacional; Esteban Hernández, jefe de Opinión; Beatriz Parera, especialista en tribunales y adjunta al director; Ignacio Varela, consultor político y experto en estrategias electorales y análisis de la opinión pública; Fernando Abril-Martorell, expresidente de Indra; y Joaquín de Fuentes Bardají, socio director del despacho de abogados Escalona & De Fuentes y responsable de su departamento de Derecho Público.

Las ponencias corrieron a cargo de Ignacio Varela, en lo que se refiere al análisis del panorama político; Carlos Sánchez, que expuso su análisis de la Economía; y Joaquín de Fuentes Bardají, quien abordó el ámbito judicial. A continuación, se reproduce la ponencia de Ignacio Varela:

En 2023 la política española estará completamente marcada y condicionada por la doble cita electoral —municipales y autonómicas el 28 de mayo y generales cuando las convoque el presidente del Gobierno— en la que se redistribuirá todo el poder político del país.

Foto: EC Diseño.
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Todo hace pensar que el año estará teñido por una creciente polarización y por la intensificación paroxística de la confrontación entre los bloques políticos: el que se agrupa en torno al actual Gobierno y la alternativa encabezada por el PP, con el apoyo —presumiblemente necesario— de Vox. La perspectiva verosímil de un cambio de mayoría (por tanto, de una alternancia en el poder) agudizará durante todo el período los términos del conflicto político.

El resultado político de las elecciones de mayo será determinante: probablemente abrirá un nuevo escenario político y alterará la expectativa social y demoscópica para las elecciones generales.

"En todo caso, es seguro que el resultado de mayo será social y mediáticamente percibido como unas primarias de las generales"

Durante el siglo XXI, en cinco ocasiones (2003, 2007, 2011, 2015, 2019) las elecciones municipales y autonómicas se celebraron con unos meses de antelación a las generales. En todos los casos, su resultado anticipó la tendencia que después se confirmaría —incluso intensificada— en las elecciones generales. No hay motivos para suponer que esta pauta de comportamiento vaya a interrumpirse en esta ocasión. En todo caso, es seguro que el resultado de mayo será social y mediáticamente percibido como unas primarias de las generales.

Las elecciones de mayo

El 28 de mayo se votarán los ayuntamientos (y de forma subsiguiente las diputaciones provinciales) en toda España y los parlamentos de 12 comunidades (suponiendo que no haya un anticipo electoral en Castilla y León). Las cinco CCAA que quedan fuera (Andalucía, País Vasco, Cataluña, Castilla y León y Galicia) suman el 50% de la población. Por tanto, todos los españoles votarán en la urna municipal, pero solo la mitad lo hará en la urna autonómica.

De los 12 gobiernos autonómicos en disputa, el PP solo pone en juego Madrid y Murcia, donde no parece existir ningún riesgo de cambio de mayoría. El PSOE pone en juego 9 gobiernos autonómicos, más el de Cantabria, donde gobierna como socio minoritario de PRC. Es muy elevado, por tanto, el margen potencial de ganancia del PP y, en consecuencia, de posibles pérdidas del PSOE. Algo similar, aunque no con tanta intensidad, sucede con los gobiernos municipales.

Foto: Lambán, Sánchez y Alegría en un acto de precampaña en Zaragoza en 2019. (EFE/Javier Cebollada)

Las elecciones territoriales de 2019 ofrecieron un resultado hasta cierto punto anómalo, porque en ellas se produjo la fractura del espacio de la derecha en tres partidos (PP, Ciudadanos y Vox). Ello tuvo efectos drásticos en la formación de los gobiernos. En muchos territorios y municipios de clara mayoría conservadora, el PSOE se situó como primer partido y ello le proporcionó una gran cantidad de gobiernos autonómicos y de alcaldías. El mecanismo de elección de alcaldes (a falta de mayoría absoluta, la alcaldía se adjudica automáticamente al partido más votado) benefició extraordinariamente al PSOE: en la mitad de las capitales de provincia en que consiguió la alcaldía, el voto de la derecha había superado ampliamente al de la izquierda.

La desaparición de Ciudadanos y el reagrupamiento del voto de la derecha en el PP y Vox (con clara hegemonía del primero) favorece un efecto inercialmente contrario, de tal forma que, sin necesidad de grandes cambios en la tendencia de voto, el PP ocupe la posición de partido más votado y ello le suministre una buena cantidad de alcaldías adicionales.

No obstante, hay que considerar la contrastada capacidad fidelizadora del voto de los alcaldes con buenas gestiones. En ellos reside la mayor esperanza del PSOE de conservar su actual poder municipal.

Hay que considerar la contrastada capacidad fidelizadora del voto de los alcaldes con buenas gestiones. Ahí reside la esperanza del PSOE

En cuanto a las comunidades autónomas, los dos únicos ejecutivos que parecen asegurados son los que hoy ocupa el PP: Madrid y Murcia. En todos los demás el resultado es muy incierto y los gobiernos dependerán, en gran medida, del resultado que obtengan las formaciones menores necesarias para completar coaliciones de gobierno o pactos de investidura.

Quedan, además, varias incertidumbres por despejar:

  1. El papel de las candidaturas locales en las elecciones municipales.
  2. La posible irrupción de las candidaturas de la España vaciada en las autonómicas.
  3. La configuración unitaria o fragmentada del espacio a la izquierda del PSOE. Recordemos que, en 2019, en muchos territorios superó por muy poco el umbral del 5% necesario para obtener escaños. Un descenso o una fragmentación de ese espacio dejaría al PSOE sin aliado natural para componer mayorías.

Elecciones generales

Suponiendo que se mantenga la previsión de que se agote la legislatura —lo que es altamente probable, pero no seguro—, en el período entre las municipales y las generales la tensión política se agudizará aún más, conduciéndonos, previsiblemente, a la campaña más crispada de nuestra historia democrática. La perspectiva de una alternancia en la que la actual "mayoría Frankenstein" sea sustituida por una eventual "mayoría Godzilla" (PP y Vox) dominará la contienda de campaña por encima de cualquier otro asunto.

Aquí también puede funcionar, especialmente en las provincias del interior con pocos diputados, el efecto inercial favorable al PP, que en 2019 favoreció al PSOE gracias a la fragmentación en tres de la derecha.

El dato estructural más determinante de la tendencia es que el empate entre los dos grandes bloques de 2019 (42% para cada uno, dejando fuera a los partidos de ámbito territorial) se ha ido abriendo consistentemente a lo largo de toda la legislatura hasta llegar a una situación, en el momento actual, en que el bloque de la derecha supera por 8-10 puntos al de la izquierda en el consenso demoscópico de las encuestas fiables.

Foto: Observatorio electoral. (EC)

Para tener esperanzas de repetir su mayoría actual, y contando con la aportación de 29-30 escaños de partidos territoriales, el PSOE y Unidas Podemos (o lo que sustituya a esa marca) necesitarían sumar al menos entre 145 y 150 escaños, lo que exigiría una notable recuperación sobre la actual realidad demoscópica.

En todo caso, está claro que las elecciones se jugarán, en gran medida, en el espacio fronterizo entre el PSOE y el PP. Si se abre el tránsito de votos de en esa frontera, el gran beneficiario de ello sería el PP. De ahí la estrategia crecientemente polarizadora del Gobierno, tendente a blindar el espacio fronterizo entre los bloques.

Es controvertido el papel que la economía jugará en la decisión de voto. Actualmente, estamos ante una realidad escindida:

  1. Los datos objetivos apuntan a que la evolución de la economía en 2023 será mucho menos desfavorable de lo que se preveía hace unos meses.
  2. No obstante, las encuestas muestran que sigue prevaleciendo una percepción social fuertemente negativa, relacionada sobre todo con el deterioro de la capacidad de compra de las familias. Más que los datos macroeconómicos, será la evolución subjetiva de las economías domésticas lo que, en su caso, influya de modo determinante en la decisión de voto.

El Confidencial celebró el pasado miércoles su primer Consejo Editorial de 2023. En este encuentro, se analizaron la actualidad política de un ejercicio que estará marcado por las elecciones autonómicas y municipales, las previsiones económicas para este año y el estado del Poder Judicial español. A este Consejo Editorial, cuyo presidente es José Antonio Zarzalejos, asistieron José Antonio Sánchez, presidente ejecutivo y editor de El Confidencial; Nacho Cardero, director del periódico; los directores adjuntos Carlos Sánchez, Ángel Villarino y Miquel Roig; Itziar Reyero, jefa de Nacional; Esteban Hernández, jefe de Opinión; Beatriz Parera, especialista en tribunales y adjunta al director; Ignacio Varela, consultor político y experto en estrategias electorales y análisis de la opinión pública; Fernando Abril-Martorell, expresidente de Indra; y Joaquín de Fuentes Bardají, socio director del despacho de abogados Escalona & De Fuentes y responsable de su departamento de Derecho Público.

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