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Los independentistas expulsan a Junqueras de la protesta: "Traidor, te queremos en prisión"
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cumbre hispano-francesa en Barcelona

Los independentistas expulsan a Junqueras de la protesta: "Traidor, te queremos en prisión"

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, ha acudido este jueves a la protesta organizada por ANC y Òmnium contra la cumbre hispano-francesa que se celebra en la Ciudad Condal

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras (c), a su llegada a la manifestación. (EFE/Enric Fontcuberta)
El presidente de ERC, Oriol Junqueras (c), a su llegada a la manifestación. (EFE/Enric Fontcuberta)

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, se ha visto obligado a abandonar la protesta organizada por ANC y Òmnium contra la cumbre hispano-francesa en Barcelona entre gritos de botifler ('traidor'), abucheos y silbidos. Según la Guardia Urbana, la protesta ha convocado a unas 6.500 personas, que se han concentrado en la avenida Maria Cristina de Barcelona, a las puertas del Museu Nacional d'Art de Catalunya. Según cálculos de los convocantes, son unos 30.000.

Junqueras, que había acudido a la manifestación con una nutrida representación de su partido para reivindicar que el procés independentista "no ha terminado", ha sido expulsado por los propios asistentes de la protesta que le gritaban: "Junqueras, traidor, te queremos en prisión".

Minutos antes, el presidente de ERC se sumaba a la marcha y, ante los medios de comunicación, afirmaba: "El independentismo sigue bien vivo. El conflicto no ha terminado porque sigue habiendo represión contra los catalanes en forma de persecución económica y de juicios". "Este conflicto no terminará hasta que la sociedad catalana pueda ejercer su derecho a la autodeterminación votando. Ese es el camino que seguimos. En este camino seguimos trabajando y negociando en todos los ámbitos. Lo hacemos de Gobierno a Gobierno con el Gobierno español", ha aseverado el presidente de ERC.

Foto: Aragonès saluda a Macron y Sánchez en la cumbre. (EFE/Quique García)

Junts per Catalunya (JxCAT), por su parte, ha monopolizado la protesta. El caldo de cultivo lo pusieron amplios círculos de manifestantes que no tenían intención de unificar el independentismo ni de tender puentes con otras entidades soberanistas, sino que querían imponer sus consignas. Así, la misma parte de los manifestantes que increparon a los republicanos gritaron continuamente consignas muy claras: "Puigdemont, nuestro president".

No hay que olvidar que una de las principales entidades convocantes era el Consell de la República, que preside el propio Puigdemont. Además, esa consigna supone el rechazo a la figura del actual presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, elegido en las urnas en las últimas elecciones autonómicas y, por tanto, legitimado para ocupar el cargo.

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron. (Reuters/Pool/Ludovic Marin) Opinión

La abrupta salida de Junqueras provocó un vivo debate en los foros internos independentistas, en los que se deja traslucir la preocupación por la quiebra del frente soberanista que supone el rechazo a Junqueras y, de paso, a todo el espectro social que representa ERC. “Ya tiene su foto. Ahora, a llorar a 'la suya', a TV3”, comentaban los activistas más extremistas en los foros controlados por Junts. Otro de los radicales intentaba quitar hierro al asunto. “¡Lo de ‘Fora botiflers’ lo gritaban unos cuantos!”, decía Marta B., mientras Salva P. añadía: “Me parece correcto, lo que ya no me parece tan bien es desear la prisión para nadie”.

Ante los medios, Junqueras también había abordado la contradicción de ERC ante la cumbre, con Aragonès haciendo de "anfitrión" institucional a la reunión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la república francesa, Emmanuel Macron. "Somos conscientes de que queda camino por hacer. Y lo seguiremos haciendo dentro y fuera de la cumbre", ha afirmado Junqueras.

Los líderes de los tres principales partidos independentistas catalanes encabezan la protesta. A las 09:00 de la mañana, tal y como habían convocado todas las entidades soberanistas, estaban encabezando la protesta el propio Junqueras; la presidenta de Junts per Catalunya (JxCAT), Laura Borràs, y el portavoz de la CUP en el Parlament, Carles Riera.

Foto: Carles Puigdemont. (Reuters)

Todos los líderes convocantes de la manifestación encabezaban la protesta tras una pancarta con el lema Aquí no se ha acabado nada, en respuesta a las declaraciones de Pedro Sánchez sobre el fin del procés. Tras la pancarta, se ubicaban también los máximos dirigentes de las entidades cívicas convocantes, como el presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, o la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu, junto a su vicepresidente, Jordi Pesarrodona.

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Foto: EFE/Enric Fontcuberta.

Un manifiesto de tono épico digno de los mejores tiempos del procés, leído antes de la cumbre, decía a los presentes que "Sánchez y Macron pretenden vender una imagen de normalidad, pero la realidad es tozuda. Una foto provocativa no convierte a España y Francia en Estados más democráticos, sino en Estados más hipócritas. Hay un conflicto político no resuelto y los dos Estados no tienen intención de afrontarlo democráticamente. Aquí no hay normalidad, sino una vulneración sistemática de derechos democráticos, con exiliados y más de 4.200 represaliados por defender derechos. España ignora tratados internacionales y justifica el espionaje a la disidencia. En los Països Catalans no hay normalidad, sino un Estado que pisotea la libertad de expresión. Hay un Gobierno de un estado que encarcela artistas (…). Los poderes del Estado están dispuestos a asumir los niveles más altos de represión y el desprestigio internacional. Hoy la única normalidad democrática es la movilización continua y transversal de la sociedad decidida a defender sus libertades y a vivir. En una República Catalana independiente".

Foto: El presidente del Gobierno Español, Pedro Sánchez (i), y el de la República Francesa, Emmanuel Macron. (EFE/Biel Aliño)

En similar tono épico se pronunciaron los políticos presentes en la protesta, tanto Junqueras como Laura Borràs, que afirmó que el independentismo se había reunido ante la cumbre “para decirle a Pedro Sánchez que el conflicto se acabará cuando Cataluña sea un Estado independiente. No nos rendimos y no capitularemos. Seguiremos movilizándonos. Como el camino de la represión continúa, nosotros continuaremos en el camino del 1 de octubre, que es el camino de la movilización”.

Riera, por su parte, resucitó las consignas de hace una década y volvió a repetir las tradicionales frases señalando a los que considera culpables de destensar la sociedad: “Si esta cumbre se celebra es gracias a que Pere Aragonès y su Govern le pusieron una pista de aterrizaje con la mesa de diálogo. Esta cumbre se ha hecho para desactivar una internacionalización del conflicto y nuestra responsabilidad es demostrar que el conflicto sigue vivo”.

"Aquí no hay normalidad, sino una vulneración sistemática de derechos democráticos, con exiliados y más de 4.200 represaliados"

Una hora después de la convocatoria, la manifestación reunía a varios miles de manifestantes en la falda de la montaña de Montjuic, muchos de ellos llegados en autocares desde localidades de toda Cataluña, que habían sido fletados por la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Muchos portaban carteles, banderas, silbatos y bocinas que habían sido facilitados por los organizadores.

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Foto: Reuters/Albert Gea.

Incidentes en las manifestaciones

Tras la concentración ante la cumbre, unas 1.500 personas, según la guardia Urbana, iniciaron la peregrinación hasta el consulado francés, interrumpiendo la circulación en la Gran Via, como era su pretensión. Al final, frente a la sede consular, hubo momentos de tensión, forcejeos y empujones por los intentos de algunos de los concentrados de romper el cordón policial. Con tres pequeñas pancartas en cabeza, con los lemas 'Ni Francia ni España. Països Catalans', '1-O Ni olvido ni perdón' y 'Lucharemos hasta la independencia', firmadas por los CDR, la manifestación transcurrió sin incidentes hasta la llegada a su destino entre el empecinamiento de algunos grupos de dominar las calles y extender el caos en el centro de la ciudad.

En este tema, el independentismo juega al despiste. Para muestra, un botón: un exaltado manifestante denunció que un mosso d’esquadra había agredido con una porra extensible al exvicepresidente del Parlament, Josep Costa, del ala más radical de Junts. “Aquí vídeo y fotos”, advertía con su denuncia. Pero ni vídeo ni fotos mostraban agresión alguna. Costa, por su parte, no denunció nada en un primer momento: se limitó a retuitear el mensaje del activista sin ningún comentario. Según otro extremista de manual, el catedrático Hèctor López Bofill, antes en tierra de ERC y ahora oficiando como concejal de Junts, sí hubo palos: “Acabo de ser testigo de cómo Josep Costa ha recibido un porrazo en la mano por parte de uno de los Mossos a las órdenes del poder colonial. ¡Una vergüenza!”. Este mensaje provocó un alud de insultos no sólo al agente en cuestión, sino por extensión a todos los Mossos.

placeholder Incidentes entre manifestantes y mossos d'Esquadra durante la manifestación promovida por los CDR ante el Consulado General de Francia. (EFE/Enric Fontcuberta)
Incidentes entre manifestantes y mossos d'Esquadra durante la manifestación promovida por los CDR ante el Consulado General de Francia. (EFE/Enric Fontcuberta)

Horas más tarde, era el propio Costa el que denunciaba los hechos. Pero ya había novedades: no era un golpe en una mano, como denunciaba López Bofill, sino que fue “una agresión gratuita que me ha provocado lesiones en las dos manos. El CAP ya ha notificado los hechos al juzgado y ahora voy a poner una denuncia”, dijo Costa a través de su cuenta. El suceso ocurrió cuando estaba apoyado en las vallas de seguridad y un grupo intentó derribarlas.

También el vicepresidente de la ANC, Jordi Pesarrodona, se encaró a los Mossos en la manifestación de los CDR frente al consulado francés y acabó por tierra, según denuncian los independentistas, tras recibir un porrazo en una pierna. Pesarrodona intentaba romper el cordón policial a base de empujones junto a otros manifestantes. Sobre las 14:30, visto que no podían traspasar el cordón de los Mossos, varios centenares de personas tomaron recorridos alternativos para llegar a concentrarse en la plaza de Sant Jaume, donde está la sede de la Generalitat, para corear la consigna de “Puigdemont, president, los mismos gritos que se habían escuchado cuando expulsaron a Junqueras de la concentración frente a la cumbre. Fue un triste colofón de una protesta que ha desmembrado definitivamente al independentimso.

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, se ha visto obligado a abandonar la protesta organizada por ANC y Òmnium contra la cumbre hispano-francesa en Barcelona entre gritos de botifler ('traidor'), abucheos y silbidos. Según la Guardia Urbana, la protesta ha convocado a unas 6.500 personas, que se han concentrado en la avenida Maria Cristina de Barcelona, a las puertas del Museu Nacional d'Art de Catalunya. Según cálculos de los convocantes, son unos 30.000.

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