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Abdul sí invierte en el campo español: cómo los migrantes están salvando al pastoreo de su final
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"Hasta a mí me cuesta encontrar trabajadores"

Abdul sí invierte en el campo español: cómo los migrantes están salvando al pastoreo de su final

Este treintañero de origen marroquí y vecino de la Ribera de Navarra montó su propia explotación ovina tras años trabajando como pastor y es un ejemplo de la situación de un sector primario que cada vez está más escaso de manos

Foto: Abdul posa con una de las ovejas que tiene en su rebaño de Ribaforada. (EC/Unai Beroiz)
Abdul posa con una de las ovejas que tiene en su rebaño de Ribaforada. (EC/Unai Beroiz)
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Abdul Moundir habla rápido. Tanto que cuesta dar con su acento entre frase y frase. Sin embargo, cuando tira de coletillas o frases hechas, sale a borbotones un deje de La Ribera navarra que une con una risa contagiosa llena de energía. Porque a este vecino de Ribaforada, un pequeño pueblo cerca de Tudela, lo que no le falta es eso, energía. La necesita, asegura, para meterse donde se ha metido. Moundir es pastor desde hace unos 7 años, pero en 2022 fue más allá y se convirtió oficialmente en ganadero, con más de 1.500 ovejas a su cargo. "Es un trabajo muy duro y tienes que hacer cálculos a diario para que salga rentable y no te coman los préstamos, pero ya me ves, me gustan los animales y de momento no va mal", cuenta. Todo con un añadido extra, en su caso, que lo ha hecho viniendo de fuera.

Este treintañero de origen marroquí llegó a Navarra hace cerca de una década buscando un futuro mejor y su caso es un ejemplo de la situación que vive la ganadería ovina en España. Desde hace años es toda una odisea dar con personas que quieran acercarse al sector y coger puestos tradicionales como el de pastor. Por eso, los dueños de las explotaciones han acabado por acudir al único lugar donde aún quedan manos disponibles: la inmigración, sobre todo magrebí. En provincias como Teruel el número de pastores de origen norteafricano rondaba en 2017 el 90% del total de la región y en Madrid, en 2011, el porcentaje de pastores extranjeros se acercaba al 70%. Ahora, el sector vive el siguiente paso. Esos pastores nacidos fuera se están quedando con las explotaciones que los ganaderos del lugar dejan por hartazgo o falta de relevo generacional.

Foto: Explotación ganadera en Huesca. (EFE/Toni Galán)

"Yo entiendo que cada vez cueste más encontrar gente que quiera dedicarse a esto. Incluso si la explotación es tuya, es un trabajo muy sacrificado y en el que toda la familia tiene que querer estar porque te condiciona toda tu vida. Te tienen que gustar el ganado, la vida en el pueblo y el tipo de trabajo, porque los animales te necesitan los siete días de la semana", comenta Moundir. ¿Por qué entonces gente como él no solo aguantan sino que llegan a apostar por el sector? "Muchos de nosotros nos hemos criado con ganado. En mi caso no me dedicaba a esto antes de llegar a España, es más, cuando llegué me puse a trabajar en un mercadillo, pero mi familia sí tenía un pequeño rebaño de unas 30 ovejas, alguna vaca... Eso te ayuda a ver este tipo de vida como algo normal, parecida a la que has tenido siempre", añade.

Aunque el caso de este navarro aún es excepcional, "soy el único ganadero marroquí de la zona" (sí hay otros en lugares como Soria), su historia es muy similar a la de muchos de sus compatriotas. Natural de El Sraghna, llegó con experiencia de mecánico, pero surgió la oportunidad de ser pastor y se lanzó a probar: "lo hice por los papeles, porque los necesitaba y con este trabajo podía conseguirlos". Encontró un oficio estable, que le gustaba, que le recordaba a su hogar y que conocía cada vez más en un entorno en el que pocos se querían quedar. "Hace unos meses me lancé a la piscina con los ahorros que tenía y compré mi propio rebaño. Lo hice pensando en mi familia, ahora tengo un niño y quiero que viva bien. Todas las ovejas se las he comprado a gente de la zona que por familia o lo que sea prefiere echar el cierre", añade en un castellano casi perfecto.

placeholder Las ovejas de Abdul Moundir. (EC/Unai Beroiz)
Las ovejas de Abdul Moundir. (EC/Unai Beroiz)

España vive un caso curioso con el ovino, como cuenta Arturo Hernangomez, técnico de ganadería de la asociación ASAJA. Es el principal productor de la Unión Europea, según datos de Eurostat, tiene el 25% de todos los animales que hay en la región y está muy por encima del segundo, Rumanía, pero la cifra de cabezas no para de caer y trabajos como el de pastor han perdido cualquier tipo de atractivo para las nuevas generaciones. A nivel de negocio tampoco es una actividad muy atractiva, asegura, porque cada vez se come menos carne de cordero en el país (el consumo ha bajado a la mitad desde 2003) y la producción, gran parte en régimen extensivo, sigue siendo cara. Eso sí, los empresarios que quedan han encontrado un salvavidas: la exportación a los países de mayoría musulmana, donde el cordero tiene menos rivales.

Según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Francia sigue siendo nuestro principal comprador y acumula el 40% de toda la carne exportada y le sigue Italia con un 12%, pero tras ellos ya aparecen nombres como Qatar, que llega al 5% del total, Omán, Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudí. "Ya la mayoría de explotaciones se centran en tener certificados 'halal' y es que es una de las pocas salidas que quedan", detalla Hernangómez.

"Tienes que haber crecido con ello"

Ahora, como propietario, Moundir no es ajeno a la situación y se mueve como un equilibrista entre la caída del sector y las oportunidades que puede ofrecer. A sus 35 años, cuida de sus más de 1.500 ovejas con ayuda de un familiar y un amigo, ambos también marroquíes, y es consciente de lo difícil que es dar con más manos que se sumen: "hasta a mí me cuesta encontrar trabajadores". Sin embargo, ha dado con una forma diferente de buscar y atraer talento, y hasta inversores: un canal de YouTube en el que cuenta sus experiencias en árabe. Le va tan bien que incluso parte de los 30.000 euros que necesitó para costear su primer rebaño los consiguió gracias a esta plataforma. "Tengo gente que me ve de todas partes. La mayoría, como un 18%, son marroquíes, pero un 16% son argelinos, y luego también hay mucha gente que me ve desde España", cuenta.

placeholder Abdul Moundir se graba con el móvil con el que sube sus vídeos a YouTube. (EC/Unai Beroiz)
Abdul Moundir se graba con el móvil con el que sube sus vídeos a YouTube. (EC/Unai Beroiz)

Solo en su canal acumula más de 200.000 suscriptores y tiene vídeos con más de 7 millones de visualizaciones. Asegura que muchos paisanos le han escrito, interesados por montar su propio rebaño, pero este interés que genera fuera choca con lo que ve dentro. Aplaudido por el gobierno navarro como joven ganadero, cuenta que incluso ha ido a cursos para este tipo de perfiles en los que estaba él solo. "Hay un problema porque se necesita gente para mantener estas explotaciones y el campo en general. Yo creo que son negocios que si se trabajan bien pueden dar para vivir, pero claro, tienes que saber dónde te metes. Es verdad que tienes que haber crecido con ello para poder ser consciente de lo duro que es. Si vienes de una ciudad o así puedes intentarlo, pero lo más seguro es que te canses rápido", detalla.

Ese es otro de los fenómeno característico en el campo en los últimos tiempos. Justo antes de la crisis, la vacante de pastor empezó a aparecer en catálogo de ocupaciones de difícil cobertura, un listado del SEPE que busca suplir los puestos que en España no consiguen demandantes con población extranjera que a cambio tendrá más facilidad para conseguir sus papeles de residencia.

placeholder Un cordero bebe agua en una de las naves de Abdul. (EC/Unai Beroiz)
Un cordero bebe agua en una de las naves de Abdul. (EC/Unai Beroiz)

De esos anuncios llegaron casos como el de Moundir y otros muchos magrebíes atraídos por un trabajo que no les es demasiado raro, pero el bajón económico, la vuelta de muchas familias a los pueblos y la falta de otro tipo de trabajos hizo que su presencia en los listados decayera. Así, hasta el último lustro, cuando volvió a aparecer ante el nuevo giro económico previo a la pandemia. "Yo intento animar a muchos jóvenes a que se apunte a cursos y descubran la profesión, pero es complicado, el estilo de vida que tiene todo lo que rodea al pastoreo y así es sacrificado", cuenta el empresario.

A día de hoy, el puesto de pastor no aparece en el último catálogo de ocupaciones de difícil cobertura, pero el peso de la población extranjera en los trabajos del campo es algo que se puede ver incluso en las Encuestas de Población Activa. Aunque la diferencia entre españoles y extranjeros dedicados al sector primario sigue siendo amplia, en la última década las líneas se han ido acercando poco a poco. Impulsada principalmente por el aumento de los extranjeros de fuera de la UE y América Latina que encuentran su hueco en este sector. Es el grupo en el que se incluyen los magrebíes, que ya es o va camino de convertirse en la población extranjera mayoritaria en muchas provincias de la España Vaciada.

Para Hernangómez la situación del ovino es muy clara. A nivel español el ovino siempre fue un ganado importante, muy arraigado en el mundo rural y a la tradición, pero hace tiempo que pasó su mejor momento. Por un lado, la carne de cordero es algo que ya no atrae a los españoles, salvo en ocasiones especiales, y sus precios no pueden bajar mucho por el tipo de producción. Por otro, es imposible para un país como el nuestro pelear con otros, donde se puede producir este tipo de alimento con precio mucho más bajo por sus condiciones y, a los países importadores, fuente principal de los ingresos, no les importa demasiado el país de origen. "El futuro no pinta muy bien, la verdad. Queda la baza de la exportación, pero hay naciones como Rumanía que les vende la carne a mucho menor precio", comenta.

Por su parte, Moundir sí que ve opciones de futuro e incluso está aprovechando su canal de YouTube para tantear esas posibilidades. Asegura que hay muchos inversores extranjeros, sobre todo del Medio Oriente, interesados en poder montar sus propias explotaciones en España o llegar a acuerdos con productores locales y que le llegan decenas de mensajes a través de sus redes sociales pidiendo más información sobre su trabajo. Aprovechando el idioma, se ha convertido en una especie de intermediario entre los dos mundos. "Yo intento contestar a todos porque claro, toda inversión en la zona es buena para todos", comenta.

El futuro del campo

Volviendo a las cifras del MAPA, la apuesta de los ganaderos de ovino que quedan por la exportación es clarísima y parece que está surtiendo efecto, al menos para frenar el cierre de explotaciones. En el total de toneladas exportadas, hemos pasado de sacar unas 22.000 toneladas de carne en 1999 a que ese número llegue a las 58.000 en 2021. En cuanto a lo que supone esto en dinero, el valor del comercio exterior ha pasado de los 49 millones a los 291.

Aunque la curva de explotaciones sigue cayendo, se ha frenado en los últimos años, manteniéndose alrededor de los 15 millones de cabezas de ganado y el número de rebaños ronda los 114.000 tras superar el punto más bajo vivido en 2012. Incluso la producción repuntó en 2021, llegando en el caso de la carne a cifras de 2008, mientras que la de la leche está en máximos de todo el siglo.

placeholder Abdul acaricia a una de sus ovejas. (EC/Unai Beroiz)
Abdul acaricia a una de sus ovejas. (EC/Unai Beroiz)

Todos estos datos hacen que gente como Moundir sigan siendo optimistas. "A ver, no te puedes despistar mucho con este tipo de negocio porque los márgenes son pequeños y con lo que han subido los costes y demás, puedes acabar comido por las deudas, pero ya te digo que se puede vivir de ello. Yo por suerte no tengo ningún préstamo y en lo que llevo con la explotación he ido aumentando el número de animales por lo que no me puedo quejar. Incluso hay gente que viene a interesarse por mi rebaño y que quiere invertir".

Sobre si cree que muchos otros compatriotas seguirán su ejemplo, el empresario no lo tiene claro, pero de momento ha conseguido que varios jóvenes de su zona se apunten a los cursos que organiza el gobierno para intentar atraer a nuevos pastores. "A ver si lo terminan y les gusta. Lo que siempre les digo es que hay que trabajar para vivir mejor y este es un oficio que necesita gente. Me pasa como con los vídeos, que me gusta enseñar a la gente y mostrar que esto de la ganadería es mejor de lo que parece. Que es un trabajo sacrificado, pues sí, pero oye, yo de momento soy feliz", termina.

Abdul Moundir habla rápido. Tanto que cuesta dar con su acento entre frase y frase. Sin embargo, cuando tira de coletillas o frases hechas, sale a borbotones un deje de La Ribera navarra que une con una risa contagiosa llena de energía. Porque a este vecino de Ribaforada, un pequeño pueblo cerca de Tudela, lo que no le falta es eso, energía. La necesita, asegura, para meterse donde se ha metido. Moundir es pastor desde hace unos 7 años, pero en 2022 fue más allá y se convirtió oficialmente en ganadero, con más de 1.500 ovejas a su cargo. "Es un trabajo muy duro y tienes que hacer cálculos a diario para que salga rentable y no te coman los préstamos, pero ya me ves, me gustan los animales y de momento no va mal", cuenta. Todo con un añadido extra, en su caso, que lo ha hecho viniendo de fuera.

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