Conde-Pumpido, nuevo presidente del TC tras ganar a Balaguer por un solo voto

Cándido Conde-Pumpido se ha convertido este miércoles en el nuevo presidente del Tribunal Constitucional. El ex fiscal general del Estado ha sumado seis votos frente a María Luisa Balaguer, que se ha quedado en cinco. La también progresista Inmaculada Montalbán asumirá la vicepresidencia.

El voto ha sido secreto, pero, como ha ido informando El Confidencial las últimas semanas, los cinco que ha cosechado Balaguer responderían a los cuatro magistrados conservadores y al suyo propio. Conde-Pumpido, que partía como favorito y era el preferido por el Gobierno para el puesto, ha sumado los del bloque progresista.

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Ante una votación que podía decantarse por un solo voto, las miradas se centraban en María Luisa Segoviano. Pese a ser progresista, la magistrada fue propuesta por los conservadores del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Algunos veían en sus declaraciones de los últimos días y en su trayectoria feminista una baza para Balaguer, pero finalmente no ha habido sorpresa y Conde-Pumpido toma las riendas del tribunal hasta marzo de 2026.

Su presidencia arranca en un momento en el que el Constitucional tiene pendiente emitir sentencia sobre algunas cuestiones de gran relevancia política. Entre ellas, la ley del aborto aprobada bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, la reforma educativa impulsada por la exministra Isabel Celaá, la ley de eutanasia, la reforma del Gobierno que limita las competencias del CGPJ mientras se encuentra en funciones, la pérdida del escaño del diputado de Unidas Podemos Alberto Rodríguez, la propia ley orgánica del Constitucional y la reciente normativa de Cataluña que sortea la obligación de impartir al menos un 25% de la enseñanza en español en las aulas.

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Como presidente, Conde-Pumpido será el responsable de convocar los plenos y decidir qué se discute en los mismos. Él marcará los tiempos a la hora de resolver estos asuntos y, en caso de empate entre los magistrados, cuenta con el voto de calidad, que resulta decisivo.

En cuanto a su proyecto para el tribunal, él mismo trasladó este martes al bloque progresista que busca "devolver el prestigio" al tribunal, apuntando para ello a retrasos intolerables e incomprensibles como el que arrastra el ya mencionado recurso contra la ley del aborto de la etapa Zapatero. Su objetivo es que los amparos se resuelvan en un plazo razonable, sin que se produzcan situaciones en las que las sentencias terminan por dictarse cuando el asunto abordado ha perdido la trascendencia inicial. También ha querido dejar claro, para el que quiera recogerlo, que bajo la Carta Magna no tienen cabida procesos secesionistas ni de autodeterminación.

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Balaguer defendió por su parte ante el bloque progresista la necesidad de transparencia, de fluidez en la comunicación interna y a la hora de trasladar la actividad del tribunal a la sociedad. Pese a ello, todo apunta a que sus argumentos no convencieron a sus compañeros, pues este miércoles el tribunal se dividió en dos: Balaguer y los cuatro conservadores por un lado, Conde-Pumpido y los otros cinco progresistas por el otro.

La división se plasmó a su vez en la elección de la magistrada Inmaculada Montalbán como vicepresidencia. Hasta ahora, ese cargo siempre había quedado en manos del bloque minoritario del tribunal, que desde este lunes es el conservador, pero al haber tratado de aupar sus magistrados a un candidato distinto a Conde-Pumpido, la respuesta de los progresistas ha sido la de acaparar tanto la presidencia como la vicepresidencia.