Podemos contraprograma a Yolanda Díaz y resucita la renta básica para el 28-M

Ione Belarra y Yolanda Díaz calentarán motores para la precampaña este sábado, a partir de las 11 de la mañana, pero lo harán en actos separados por casi 600 kilómetros de distancia. Y con distintos mensajes y objetivos. Después de que la vicepresidenta segunda anunciara un nuevo "acto de escucha" de Sumar en Barcelona, en el que estará arropada por Ada Colau, los morados han anunciado que también impulsarán un acto durante la misma jornada, en este caso para resucitar el espíritu de la que fuera una de sus propuestas estrella desde su nacimiento como fuerza política hace nueve años: la renta básica, hoy convertida en renta garantizada.

Se trata de una iniciativa que ha mutado en las múltiples citas con las urnas desde 2014, reemplazada después por el ingreso mínimo vital (IMV), incluido en el acuerdo de coalición, pero cuya aprobación Podemos logró acelerar en el contexto del estallido de la pandemia de coronavirus, en 2020. El IMV es una prestación que hoy perciben 1,5 millones de personas, lejos de los 2,3 millones contemplados inicialmente, y las dificultades para su acceso, con sucesivas correcciones, han lastrado la medida. Así las cosas, y según fuentes de la formación, el partido va a presentar "una propuesta de renta garantizada, de cara a la próxima legislatura, que permita superar las fragilidades del IMV y constituir un verdadero suelo de ingresos para las familias de bajos recursos". De hecho, la renta básica originalmente abanderada por el partido de Belarra pretendía ser universal, independiente del nivel de renta.

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En pleno año electoral, Podemos quiere disputar la batalla ideológica a una derecha que considera al borde de la insurrección, pero también distinguirse de su socio de gobierno, recuperar terreno después de que Pedro Sánchez les desplazara con su giro a la izquierda en el debate sobre el estado de la nación, en julio del pasado año. "Nuestro país necesita una renta garantizada que logre vidas buenas para todas. No queremos sobrevivir, queremos vivir", tuiteó la secretaria general morada sobre la cita de este sábado.

Para el acto, denominado Vivir, no sobrevivir; del ingreso mínimo vital a la renta mínima garantizada, los morados tirarán de su cerebro económico, el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, así como de su candidata a la Comunidad de Madrid, Alejandra Jacinto. Junto a Belarra, serán ellos quienes expliquen las claves de esta suerte de retorno a las esencias, apenas a cuatro meses y medio de las elecciones.

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De hecho, con la vista puesta en las autonómicas y municipales del 28-M, pero también de cara a las generales, el partido quiere multiplicar esfuerzos para venderse como una fuerza útil e intentar dar la vuelta a las encuestas. La formación pelea por atribuirse los logros sociales, pero también en materia fiscal, como ocurrió con los nuevos impuestos a la banca, las energéticas y las grandes fortunas. Y también sobre la llamada excepción ibérica, cuya autoría reivindica mientras presume de sus presiones sobre el PSOE para impulsar estas medidas.

La previsible aprobación de la añorada ley de vivienda y la derogación parcial de la ley mordaza, esperadas para las próximas semanas, juegan un papel fundamental en esa estrategia, en la que ahora quieren posicionar también la renta garantizada. Además, de cara al aniversario de su nacimiento, la formación ha desplegado una campaña en redes, con un vídeo en el que recuperan imágenes de algunos de sus hitos, y en el que Irene Montero goza de un claro protagonismo. La norma, que ensalza también la polémica ley del solo sí es sí, bebe de esas esencias, además de recurrir al tono épico tan habitual en épocas anteriores.

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Superado el acto sobre la renta garantizada, la formación prepara nuevos encuentros de la gira La fuerza que transforma, mítines que prevé celebrar a lo largo de prácticamente todos los fines de semana de aquí a mayo. Antes, previsiblemente durante el fin de semana del 20 al 22 de enero, en Aragón, el partido celebrará los nueve años desde la presentación del manifiesto Mover ficha, el germen del partido, que un par de meses después sería inscrito oficialmente en el registro del Ministerio del Interior.

Como ocurrió con la Uni de Otoño en octubre —monopolizada mediáticamente por la ofensiva de Pablo Iglesias contra Díaz—, se prevé que este sea un acto de importante peso político, en un momento en que los morados quieren convencer de su viabilidad como locomotora ideológica y orgánica de la izquierda. Sin ir más lejos, el relato sobre los logros de Podemos en el Gobierno, difundido en redes, obvia a líderes de otros partidos dentro del espacio político, como Alberto Garzón —IU— y, por supuesto, invisibiliza a la vicepresidenta segunda.

Una bandera de Podemos

La relación de Podemos con la impulsora de Sumar es una constante en las preguntas de los medios de comunicación a los portavoces del partido de Belarra, que se esfuerzan por desplazar el foco de las cuestiones internas, y descargan toda responsabilidad de que la izquierda pueda acudir dividida a las urnas en la figura de la vicepresidenta segunda. Antes de su encuentro con Colau en Barcelona, el sábado, Díaz celebrará en Madrid un encuentro de Sumar en el que los expertos que trabajan en sus propuestas de país, el embrión de su futurible programa electoral, presentarán algunas de sus conclusiones.

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Solo dos días después, Podemos reciclará la que fuera una de sus grandes apuestas, tratando de recuperar terreno ante el PSOE, pero también de marcar posiciones ante Díaz. En el último año, los silencios de la impulsora de Sumar en temas que para ellos son clave han enervado a los morados —el ejemplo, el del solo sí es sí es el más ilustrativo—, como lo han hecho los postulados de la vicepresidenta segunda en distintas materias.

De su aceptación del envío de armas a Ucrania, contra el que ellos sí se pronunciaron, hasta su rechazo a defender la candidatura de Victoria Rosell al CGPJ, algunos de sus actos soliviantaron a Podemos, que espera que Yolanda Díaz mueva ficha mientras ellos endurecen sus posiciones. En su disputa por el liderazgo de la izquierda, el PSOE no es el único actor con el que quieren marcar diferencias.