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Las mujeres repatriadas de Siria querían "pasar a la acción" como sus maridos yihadistas
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Enviadas a prisión

Las mujeres repatriadas de Siria querían "pasar a la acción" como sus maridos yihadistas

Yolanda Martínez y Luna Fernández tratan sin éxito de convencer al juez de que ellas solo se dedicaron a cuidar a los hijos

Foto: Luna Fernández Grande. (P. C.)
Luna Fernández Grande. (P. C.)

Yolanda Martínez y Luna Fernández son las dos mujeres españolas repatriadas esta semana tras años en un campamento de refugiados para familias de yihadistas. Ambas han declarado esta mañana ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, al que han tratado de convencer de que ellas no tenían nada que ver con el terrorismo. Según informan fuentes jurídicas, han sostenido que solo siguieron a sus maridos y se dedicaron a cuidar hijos. El juez no las cree y las ha enviado a prisión por un presunto delito de integración en organización terrorista. En el auto dice que sus palabras en el pasado las delatan y destaca que quisieron pasar a la acción como sus esposos por su compromiso inquebrantable con el Daesh.

Yolanda Martínez, de 38 años, estaba casada con el yihadista Omar El Harchi. Tiene cuatro hijos que ahora han vuelto con ella. Luna Fernández, 37 años, se casó con el terrorista Mohamed El Amin Aabou. Ha vuelto con nueve menores a su cargo de los cuales cuatro son de otras madres. Junto a ellas, en el mismo campo de refugiados bajo control kurdo estaba Loubna Fares. Esta es una mujer de nacionalidad francesa, pero se la cuenta como española por sus vínculos con este país. Tiene 43 años y nació en Marruecos. Tiene tres hijos, dos nacidos antes de su partida, fruto de su relación con el terrorista Navid Senati. Esta tercera mujer no ha sido repatriada todavía.

Foto: Fátima Akil (izquierda), María Cala (arriba derecha) o Asia Ahmed (abajo derecha) son algunas de las mujeres condenadas. (EC Diseño)

Todos estos nombres estaban bajo el radar de las fuerzas de seguridad desde hace una década debido a su relación con la Brigada Al Andalus, una facción yihadista desarticulada en 2014 por la Policía Nacional en Madrid. En el caso de Yolanda Martínez, el auto cuenta que tuvo un papel destacado entre las mujeres vinculadas a esa brigada en la que estaban sus maridos. El juez la sitúa como responsable junto a otra mujer llamada Aicha Maai. De las conversaciones entre ellas y sus maridos se infiere que celebraban reuniones donde se impartía la visión más rigorista y radical del Islam.

"Compartía la ideología"

“Yolanda Martínez compartía la ideología de su esposo, mostrándose de acuerdo en no permanecer estático ante el conflicto sirio y pasar a la acción”, dice la Audiencia Nacional. Se basa en una carta de despedida hallada cuando partió al autoproclamado Estado Islámico, una región controlada por el Daesh entre Siria e Irak. La misiva apareció en 2014 en la casa de uno de los investigados de la Brigada Al Andalus. No se volvió a saber nada de ella hasta tres años después cuando apareció en un reportaje de El País. Ante la cámara, celebraba las bondades que se encontró al llegar gracias a los yihadistas de Daesh: “Por fin tuvimos una situación estable económica”.

Pese a sus intentos de desmarcarse, sus palabras la delatan, ya que solo a los miembros de la misma se les cedía una casa y se les daba un trabajo en la administración que el pseudocalifato estaba desarrollando”, dice el juez. Otro factor a tener en cuenta dentro de lo que Pedraz entiende como un “compromiso inquebrantable” con el Daesh es que permaneció en la zona hasta que cayó su último bastión en Baguz. El objetivo de Estado Islámico era conformar un territorio que se fuera expandiendo hasta instaurar un califato universal.

Estructuras de Estado

Para ello, la organización liderada entonces por el fallecido Abu Bakar Al Bagdadi llevó a cabo un relato que pasaba por atraer a musulmanes de todo el mundo a su tierra, entre ellos profesionales formados para dar lugar a unas estructuras propias de Estado. Dentro de esa idea, las mujeres representan un papel clave para desempeñar las labores domésticas, tener hijos y criarlos para que el día de mañana sean combatientes.

Luna Fernández, conversa al Islam, había ejercido el liderazgo en ese apartado de mujeres de la Brigada Al Andalus antes que sus compañeras: “Eran las encargadas de ayudar a las muchachas a convertirse”. Esta otra mujer también apareció en el reportaje de El País de 2017. De su intervención, el juez entiende que “sus palabras reflejan la interiorización de una visión radical y extremista del Islam, donde la sharía o la ley islámica prevalece sobre la legislación de los países”.

Foto: Luna Fernández Grande. (P.C.)

Luna Fernández estaba en el campamento junto a sus nueve supuestos hijos. En realidad solo cinco son suyos. Dos de esos menores ya habían nacido cuando el matrimonio se desplazó a Siria desde Egipto en 2014 y otros tres nacieron ya en territorio sirio. De los otros cuatro menores, tres son fruto del matrimonio de una mujer marroquí llamada Hanae Draoui y un yihadista español llamado Mohamed El Ouriachi. Esta pareja también tenía fuertes vínculos con la Brigada Al Andalus, lo que a ojos de la Audiencia Nacional es otra prueba más de la relación de las ahora repatriadas con este colectivo desarticulado en 2014 por la Policía. El último también es hijo de otra madre y un progenitor español.

Ahora, Luna Fernández y Yolanda Martínez ingresarán en la cárcel a la espera de ser juzgadas. Ya se dictó contra ellas en 2019 una orden de arresto por integración y colaboración con organización terrorista así como por el delito de viajar a lugar de conflicto, castigado en el Código Penal desde el año 2015. El auto defiende la medida de internamiento en un centro penitenciario atendiendo al riesgo de fuga y a la gravedad de los delitos. Pedraz, en cambio, no ha atendido la petición de Fiscalía de retirar la patria potestad de los niños a las mujeres. Considera que si están en prisión ya no existe riesgo de que los sigan adoctrinando.

Yolanda Martínez y Luna Fernández son las dos mujeres españolas repatriadas esta semana tras años en un campamento de refugiados para familias de yihadistas. Ambas han declarado esta mañana ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, al que han tratado de convencer de que ellas no tenían nada que ver con el terrorismo. Según informan fuentes jurídicas, han sostenido que solo siguieron a sus maridos y se dedicaron a cuidar hijos. El juez no las cree y las ha enviado a prisión por un presunto delito de integración en organización terrorista. En el auto dice que sus palabras en el pasado las delatan y destaca que quisieron pasar a la acción como sus esposos por su compromiso inquebrantable con el Daesh.

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