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La magistrada Balaguer mantiene su pulso contra Pumpido por la presidencia del TC
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Se decidirá en las próximas horas

La magistrada Balaguer mantiene su pulso contra Pumpido por la presidencia del TC

La catedrática malagueña no está dispuesta a retirar su candidatura y se opone al plan de decidir un aspirante único del sector progresista

Foto: María Luisa Balaguer y Cándido Conde-Pumpido. (EFE/J. P. Gandul)
María Luisa Balaguer y Cándido Conde-Pumpido. (EFE/J. P. Gandul)
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María Luisa Balaguer no se retira. Todo lo contrario. La pugna por la presidencia del Tribunal Constitucional (TC) que mantiene la catedrática andaluza con Cándido Conde-Pumpido se convirtió este lunes en el tema único de conversación entre los asistentes a la toma de posesión de los cuatro nuevos magistrados que acaban de acceder al TC. La magistrada tiene la intención de presentar batalla y así se lo hizo saber a todos aquellos que le preguntaron. No retirará su candidatura para facilitar la de su oponente. La sensación general es que su aspiración ha ido cogiendo vuelo y pocos se atreven a apostar por quién acabará siendo el ganador.

En la sede del órgano de garantías se respiraba un ambiente contradictorio, entre la celebración por la renovación que oficializa la mayoría progresista que se perpetuará la próxima década y el reproche por la herida aún abierta tras el último episodio de una crisis institucional que muchos quieren dejar en el pasado, pero que sienta un precedente que no se olvidará fácilmente. A esta mezcla se unía un aire de precampaña. Tres ministros del Gobierno entre los asistentes: Félix Bolaños, Margarita Robles y Yolanda Díaz. El primero apuró el acto y no abandonó el Constitucional hasta cerca de las cuatro de la tarde. El chascarrillo general, comentado en privado por varios de los asistentes, es que dedicó esas horas a trabajar a favor de Pumpido. Se le pudo ver hablando con varios de los miembros del tribunal.

Foto: Vista del Tribunal Constitucional. (EFE/Zipi) Opinión

La carrera por la presidencia enfila el esprint final y se cerrará en dos episodios en las próximas horas. Este martes, el grupo más cercano a la izquierda, compuesto ahora por siete magistrados, tiene prevista una reunión de toma de contacto con sus tres nuevos componentes, el exministro Juan Carlos Campo, Laura Díez y la expresidenta de Sala del Supremo María Luisa Segoviano. Parte de los magistrados veteranos respaldan que se aproveche esta cita para tratar de plantear una candidatura única que aleje la imagen de división del sector progresista. El pleno para votar y elegir quién ocupará el sillón de la presidencia se celebrará el miércoles. Lo que ocurra en este corto plazo será determinante para saber quién acaba ganando el pulso.

La discrepancia en el sector de la izquierda es patente, pese a los intentos de evitar escenificar la división. Un ejemplo. El entorno de Balaguer ve esta primera reunión y la propuesta de candidatura única como una encerrona. La magistrada teme que se aproveche el encuentro para invitarla a retirarse o incluso para presionarla para que lo haga y deje camino franco al que muchos consideran el aspirante natural. De hecho, la cita iba a celebrarse en inicio el mismo lunes y acabó aplazándose. La almeriense contempla mantenerse en sus trece, incluso en el caso de que este primer sondeo de las preferencias de sus compañeros no le sea favorable. El acuerdo previo es poco probable.

Foto: María Luisa Balaguer y Cándido Conde-Pumpido. (EFE/J.P. Gandul)

La catedrática cree reunir méritos de peso para afrontar los próximos tres años, un periodo convulso que sucede a otro que también lo ha sido. Entre sus credenciales, incluye su capacidad de pacificar, acercar posturas con unos y otros y remendar descosidos. Generar un ambiente que favorezca el trabajo común y productivo y evite grietas que descentren al TC de lo que tiene que ser su función: interpretar la correcta aplicación de la Constitución.

Los partidarios de Pumpido tienen, sin embargo, un argumento difícil de soslayar. Aparte del currículo del magistrado, imposible de ignorar, y de su incuestionable capacidad técnica, que todos alaban, los cercanos al ex fiscal general recuerdan que Balaguer cuenta con el apoyo de la parte conservadora del tribunal. Los cuatro votos de los magistrados de este bloque irán para ella y eso la convierte —dicen sus oponentes— en la candidata de la derecha. "¿Cómo voy a apoyar a la persona que quiere el PP que salga?", se preguntaba uno de los miembros del sector progresista.

Foto: María Luisa Balaguer, en su despacho. (Cedida)

Entre unos y otros, la nueva magistrada María Luisa Segoviano se ha convertido en la figura decisiva. Todo apunta a que su voto será el determinante. Muchos quieren ver en sus declaraciones de los últimos días y en su trayectoria feminista una baza para Balaguer. Hay quien dice, sin embargo, que le tienta la abstención que le permitiría huir del conflicto y empezar su andadura libre de peajes. Si no se inclina ni por uno ni por otro, será Pumpido quien se lleve la presidencia.

En mitad del tira y afloja, como telón de fondo, quedan los gestos que pudieron observarse en el salón central del edificio de Domenico Scarlatti. El presidente saliente, Pedro González-Trevijano, dejó allí como despedida un discurso duro, cuajado de reproches escondidos, que no sentó nada bien a los ministros presentes. Recordó que el TC tiene la función precisamente de parar los excesos de los otros poderes cuando estos van en contra de la Carta Magna. Tanto escoció el mensaje que Bolaños, que seguía atentamente sus palabras desde la primera fila, no aplaudió. Tampoco lo hizo con demasiado entusiasmo Pumpido.

María Luisa Balaguer no se retira. Todo lo contrario. La pugna por la presidencia del Tribunal Constitucional (TC) que mantiene la catedrática andaluza con Cándido Conde-Pumpido se convirtió este lunes en el tema único de conversación entre los asistentes a la toma de posesión de los cuatro nuevos magistrados que acaban de acceder al TC. La magistrada tiene la intención de presentar batalla y así se lo hizo saber a todos aquellos que le preguntaron. No retirará su candidatura para facilitar la de su oponente. La sensación general es que su aspiración ha ido cogiendo vuelo y pocos se atreven a apostar por quién acabará siendo el ganador.

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