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La política emigra a la costa: por qué Cádiz o Pontevedra lideran la creación de partidos
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SEGÚN EL REGISTRO DE PARTIDOS

La política emigra a la costa: por qué Cádiz o Pontevedra lideran la creación de partidos

En Soria o Teruel no hay registrado ninguna formación de ámbito municipal. En el otro extremo se sitúan las provincias de zonas costeras. Todo en un contexto en el que cada vez hay menos formaciones

Foto: El partido La Línea 100x100 en una foto de archivo de 2020.
El partido La Línea 100x100 en una foto de archivo de 2020.

Ya no se crean partidos como antes. Al menos, al mismo ritmo. Los años preelectorales, como este, son un termómetro de la efervescencia de nuevas fuerzas políticas. En lo que llevamos de año se han inscrito 173 formaciones en el registro del Ministerio del Interior. De cerrar el año así, esta cifra sería similar a las de 2014 o 2018. Sin embargo, la verdadera medida son los años con elecciones. Y ahí la tendencia apunta a la baja. Mientras, la proliferación de partidos se concentra en la costa. Las provincias con más siglas por habitante son Pontevedra, Tarragona, A Coruña, Girona, Alicante y Cádiz.

El número de partidos registrados alcanzó su pico en 2015. Entonces, casi igual que en 2011, se dieron de alta cerca de 400 partidos. Muchos al calor del 15-M y la denominada como nueva política. Pero, tras encadenar varias subidas desde 1999, después de ese punto álgido comenzó el descenso y en 2019 la cifra bajó hasta las 335.

“Hay una crisis de representación a nivel global. Es decir, cada vez la gente milita menos en los partidos en comparación con los años 70”, opina el politólogo y profesor de la Universidad Carlos III Pablo Simón. Parte de esta dinámica de descenso de nuevas formaciones, explica, se debe a que “los partidos políticos en general, y sobre todo en democracias jóvenes como la española, tienen muy mala prensa”. No solo los nuevos liderazgos huyen de esta etiqueta. “Hasta los que son partidos prefieren no tener este término en su nombre”, sostiene el profesor de ciencia política.

Otra de las claves está en la forma de concurrir a las elecciones. Además de los partidos inscritos en el registro, pueden presentar candidaturas las coaliciones electorales, como hicieron Izquierda Unida, Más País, Equo y Podemos bajo el paraguas de Por Andalucía, o las agrupaciones de electores. Sin embargo, esta última fórmula, que necesita diez veces más avales para presentarse ante la Junta Electoral, no es la apropiada para proyectos con vocación de continuidad más allá de unas únicas elecciones: una vez finalizada la legislatura deben reintegrar sus fondos, por lo que no pueden hacer uso de los mismos para sufragar la siguiente campaña. Además de su exclusión en el reparto de la publicidad electoral.

Cómo concurrirán a las elecciones es algo que aún deben aclarar formaciones como Sumar, de Yolanda Díaz, o el proyecto Drago, de Alberto Rodríguez. “Es una pregunta muy relevante, porque luego la distribución del dinero, de los fondos o de la publicidad, es condicional”, señala Simón. Ambas opciones oscilan entre ser propuestas efímeras a proyectos con vistas a una mayor vida. “Incluso los que eran las candidaturas del cambio del año 2014 casi nunca fueron agrupaciones de electores, es decir, casi siempre terminaron optando por la fórmula de la coalición preelectoral o directamente un partido”, sentencia el politólogo.

Foto: La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, posa mientras presenta a los equipos de trabajo de Sumar. (EFE/J.J. Guillén)

Esta travesía por el desierto es la que atravesó Soria ¡Ya! tras sus primeras elecciones, en las que obtuvieron tres procuradores en las Cortes de Castilla y León. “La pandemia fue un elemento determinante: vimos nuestras propias costuras, vimos la debilidad de nuestro sistema sanitario”, cuenta Ángel Ceña, portavoz de la formación soriana. En el foco, la elevada mortalidad y la escasez de infraestructuras. “Empezaron a saltar las alarmas de que el movimiento social no había conseguido sus objetivos”, asume Ceña. La sensibilización, las reuniones y las manifestaciones no habían conseguido materializar soluciones para la provincia. “Y también, no vamos a engañarnos, por el cierto éxito que tuvo un movimiento hermano como Teruel Existe”, reconoce.

Así, tras 20 años como plataforma ciudadana, dieron el paso a la política activa como agrupación de electores. Pero, tras obtener tres de los cinco escaños en Soria, el pasado mes de noviembre se registraron, no sin debate interno, apunta Ángel Ceña, como partido político. El pragmatismo se impuso al estigma. Más aún cuando tienen la vista fijada en las próximas elecciones generales.

De Pontevedra a Cádiz-Herzegovina

Los partidos declaran en el registro su ámbito territorial de actuación. Se trata de una declaración subjetiva y que no conlleva grandes consecuencias. Por ejemplo, el PNV, presente tanto en corporaciones locales como en el Congreso, declara un interés autonómico. Y hay grupos que se presentan solo a las locales, pero que se declaran de ámbito nacional. Con esta salvedad, en un país con más de 8.000 ayuntamientos, la mayor contribución de partidos la hacen los municipalistas. También en esto hay diferencias entre territorios.

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Soria o Teruel no cuentan con partidos de ámbito municipal. Aquí la clave es la densidad de población. La dificultad para completar las listas lleva a que candidatos independientes aprovechen la estructura de los grandes partidos. “Como son pequeños municipios en los que todo el mundo se conoce y todo el mundo sabe cuáles son las intenciones, pues eso es muy común”, explica el diputado de Soria ¡Ya!.

“No siempre la tarta es igual de suculenta: cuando estoy en Soria, casi todas las competencias están en la Diputación Provincial. Pero, claro, si me voy a la costa española, aquí lo que puedes hacer, por ejemplo, como concejal de Urbanismo o Turismo es muy diferente”, apunta Pablo Simón. Los datos señalan también en esta dirección: las provincias con más partidos por habitante son Pontevedra, Tarragona, A Coruña, Girona, Alicante y Cádiz. Todas costeras.

En el agregado, Pontevedra se lleva la palma con 8,7 partidos de ámbito municipal por cada 100.000 habitantes. Aunque municipios como Marbella cuentan con una cifra similar, de 8,1 partidos de ámbito municipal o de 12,8 por cada 100.000 habitantes si tenemos en cuenta también a los de ámbito autonómico o nacional. “Los incentivos para alguien ambicioso son muy superiores: desde intereses más espurios, ligados a la corrupción y el clientelismo; hasta más nobles, porque el presupuesto municipal es mayor y, por lo tanto, tienes más margen para hacer cosas”, argumenta el politólogo. Cádiz, además de estar entre las provincias con más partidos municipales por habitante, es la que más tiene por ayuntamiento.

“Yo creo que somos revolucionarios, inconformistas, o estamos majaras”, opina Juan Franco, alcalde de La Línea de la Concepción. Franco ganó sus primeras elecciones a los pocos meses de presentar la plataforma La Línea 100x100. “El PSOE de Cádiz está siempre tremendamente fragmentado. Le llaman la provincia de Cádiz-Herzegovina por la cantidad de familias y corrientes que hay”, comenta, “pero también hay un espíritu crítico.”

En el ámbito municipal, pese a que la caída de los registros de nuevos partidos es más acuciada, los patrones para su aparición continúan: desde proyectos personales de excandidatos rebotados de uno o varios partidos, hasta rupturas por la salida de varios concejales –como es el caso de Recupera Madrid, escisión de Más Madrid–, o partidos de independientes sin afiliación conocida.

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“En nuestro caso, somos gente descontenta más que de otra parte”, comenta Franco, que era funcionario de Hacienda en el consistorio linense antes de presentarse a las elecciones. Los principales ejes de su campaña fueron la inseguridad ciudadana, en buena parte por el narcotráfico, y el abandono de la ciudad. Su promesa: que con un solo concejal su grupo se haría con la alcaldía. Lo consiguió con nueve. Y en 2019 su partido obtuvo 21 de 25. A nivel nacional se le conoce por su intención para celebrar un referéndum para declarar La Línea como una ciudad autónoma, que La Línea 100x100 justifica por la influencia que tiene Gibraltar sobre el municipo. El Consejo de Ministros, competente para autorizar este tipo de consultas, lo rechazó el pasado mes de octubre. La Línea planteará un recurso contencioso-administrativo contra esta decisión. “Vamos a ir al Supremo esta Navidad”, sentenció el concejal linense Helenio Fernández en el pleno que aprobó este movimiento legal.

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En el registro de partidos las formaciones políticas inscriben sus órganos directivos y estatutos y deben notificar cualquier cambio. Es un registro vivo, aunque solo se dan de baja los partidos por dos motivos: por ser declarado ilegal por los tribunales, como fue el caso de Batasuna, o por disolución. Sin embargo, esta debe ajustarse a sus estatutos y, sobre todo, ser comunicada al ministerio. En el caso de Unión Progreso y Democracia, por citar un ejemplo, estos pasos no se siguieron: el partido por el que pasaron Rosa Díez, Toni Cantó o Irene Lozano anunció su disolución en el puente de diciembre de 2020, pero continúa en el registro.

A día de hoy figuran 4.506 partidos en toda España. A corto plazo son varias las iniciativas que deben concretar: si participarán en el ciclo electoral de 2023 y cómo lo harán. Para las primeras, las municipales de mayo, quedan menos de seis meses.

Ya no se crean partidos como antes. Al menos, al mismo ritmo. Los años preelectorales, como este, son un termómetro de la efervescencia de nuevas fuerzas políticas. En lo que llevamos de año se han inscrito 173 formaciones en el registro del Ministerio del Interior. De cerrar el año así, esta cifra sería similar a las de 2014 o 2018. Sin embargo, la verdadera medida son los años con elecciones. Y ahí la tendencia apunta a la baja. Mientras, la proliferación de partidos se concentra en la costa. Las provincias con más siglas por habitante son Pontevedra, Tarragona, A Coruña, Girona, Alicante y Cádiz.

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