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El Supremo habilita una vía para frenar el goteo de excarcelaciones de etarras
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El tribunal fija doctrina

El Supremo habilita una vía para frenar el goteo de excarcelaciones de etarras

Los presos a los que Interior o el Gobierno vasco otorgue el tercer grado tendrán que esperar a que se resuelva el recurso de Fiscalía en lugar de salir automáticamente

Foto: El preso de ETA Xabier Atristain, a su salida de prisión. (EFE/Javier Etxezarreta)
El preso de ETA Xabier Atristain, a su salida de prisión. (EFE/Javier Etxezarreta)

Los presos de ETA ya no podrán salir inmediatamente de prisión cuando les concedan un tercer grado, tal y como venía sucediendo hasta ahora. El Tribunal Supremo ha fijado doctrina y ha establecido que cualquier condenado por delitos graves tendrá que esperar a si la Fiscalía presenta un recurso contra su semilibertad. El alto tribunal ha dado la razón al Ministerio Público en la postura que venía manteniendo sin éxito en la Audiencia Nacional en lo que tenía que ver con los miembros de la banda terrorista.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional quería que la mera presentación de un recurso contra la concesión de un tercer grado a un preso de ETA ya fuese suficiente para detener provisionalmente estos beneficios penitenciarios. Lo pidió en verano con el caso del etarra Xabier Atristain, pero el juez lo desestimó. En ese momento, el Supremo todavía no había fijado posición. El Gobierno vasco, con competencias penitenciarias desde hace más de un año, había concedido el tercer grado a Atristain el 7 de julio.

Durante algo más de tres meses disfrutó el etarra de esa situación de semilibertad, hasta que en octubre el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional lo revocó y tuvo que volver a la cárcel. En aquel momento, Vigilancia Penitenciaria contestó al fiscal que su juzgado “resuelve en primera instancia y que no constituye ni funcional ni competencialmente un órgano de apelación”. “Por lo tanto, la petición del Ministerio Fiscal ha de ser desestimada”, zanjaba.

Foto: La fiscal general del Estado, Dolores Delgado. (EFE/Emilio Naranjo)

Sin embargo, ahora, el Tribunal Supremo ha establecido que en el caso de delitos graves, la progresión de grado que signifique la excarcelación del preso quedará suspendida cuando se presente recurso. “Se mantendrá hasta la resolución por el órgano ad quem, tribunal sentenciador, con carácter preferente y urgente, bien del referido efecto o bien del fondo de la cuestión”, dice la parte dispositiva de dos autos que se refieren a dos presos por asesinato en Barcelona, pero que han servido al alto tribunal para fijar “doctrina legal unificada”. Esto será así cuando el tercer grado lo conceda la Administración o el juez de vigilancia y es aplicable no solo a los presos terroristas, sino a todos los condenados con delitos castigados con más cinco años de prisión.

Decenas de terceros grados

Solo en el primer año en que el Gobierno vasco gestionó sus tres cárceles otorgó una treintena de terceros grados a etarras. La Fiscalía ha recurrido más de la mitad de ellos y la Justicia de momento le ha dado la razón y ha revocado la mayoría de las veces en que se ha opuesto a las decisiones del Ejecutivo de Íñigo Urkullu, con margen para acelerar la salida de los internos de la organización terrorista.

Foto: El etarra Fitipaldi, durante un juicio en la Audiencia Nacional. (Reuters)

La banda se disolvió en 2018 y desde ese año el Gobierno central de Pedro Sánchez puso en marcha el fin de la dispersión de etarras. A lo largo de los últimos años, ha acercado a la inmensa mayoría del colectivo de presos de ETA a prisiones de Euskadi. Una vez en el País Vasco, el Ministerio del Interior ya pierde su competencia, aunque la última palabra de muchas decisiones las sigue teniendo la Audiencia Nacional y su Juzgado de Vigilancia Penitenciaria.

El Ministerio del Interior, que dirige el juez Fernando Grande-Marlaska, también ha visto cómo desde la Audiencia Nacional han revocado excarcelaciones otorgadas por su Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Fue el caso, por ejemplo, de los etarras Unai Fano o Jon Crespo. Los jueces consideraron que no habían llevado un completo proceso de ruptura con su pasado.

Foto: El ministro Grande-Marlaska. (EFE)

Existen dos vías para acceder al tercer grado. Una es a través de la Administración. Empieza con la petición del interno o una propuesta de la Junta de Tratamiento de la cárcel, integrada por los profesionales que tratan a diario con los reclusos. Tanto la Consejería de Justicia del Gobierno vasco como Instituciones Penitenciarias en Madrid tienen que revisar cada seis meses el grado penitenciario en que cumple condena un preso. El tiempo de pena cumplida, su capacidad de reinserción o su comportamiento en prisión son factores que influyen.

La mayoría de presos están clasificados en segundo grado, el más común en las prisiones españolas. El tercer grado acepta hasta seis modalidades, pero lo más habitual es que les permita salir del centro penitenciario, al menos parcialmente. Si la Administración excarcela a un interno, la Fiscalía puede recurrir ante el juez de Vigilancia Penitenciaria. El segundo recorrido es similar. El único cambio es que la Administración se oponga al tercer grado y entonces sea el preso el que recurra al juzgado, que tiene que escuchar la opinión de la Fiscalía. La siguiente y última instancia es recurrir ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

Los presos de ETA ya no podrán salir inmediatamente de prisión cuando les concedan un tercer grado, tal y como venía sucediendo hasta ahora. El Tribunal Supremo ha fijado doctrina y ha establecido que cualquier condenado por delitos graves tendrá que esperar a si la Fiscalía presenta un recurso contra su semilibertad. El alto tribunal ha dado la razón al Ministerio Público en la postura que venía manteniendo sin éxito en la Audiencia Nacional en lo que tenía que ver con los miembros de la banda terrorista.

ETA (banda terrorista) Tribunal Supremo
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