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El "fiel escudero" de Arrimadas y la pelea fúnebre en Ciudadanos
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El "fiel escudero" de Arrimadas y la pelea fúnebre en Ciudadanos

El vicesecretario de Cs, Edmundo Bal, intentó no enmendar los Presupuestos, persuadió el voto a favor del texto del solo sí es sí y quiere respaldar el proyecto de la ley trans. En agosto se proclamó el "fiel escudero" de Arrimadas

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El trayecto fúnebre de Ciudadanos comienza este mismo mes de diciembre. Entre el 26 y 29 se deben presentar formalmente las candidaturas para presidir el partido. De momento, solo Edmundo Bal ha dado el paso de encabezar una lista, mientras que Inés Arrimadas se integrará en otra sin liderarla, una maniobra que mejora su percepción de “generosidad” pero que en la práctica supone competir igualmente con su vicesecretario general. Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid, alejada de Bal, no quiere competir con la actual presidenta. A última hora, la presidenta del partido ha anunciado que se está intentado una lista de consenso que no encabecería ni ella ni Edmundo Bal. La campaña electoral se celebrará entre el 2 y el 10 de enero de 2023, los días 11 y 12 se producirán las votaciones y se conocerán los resultados de las votaciones y el 13 y 14 los confirmará el Comité de Garantías. El proceso culminará con la Asamblea General entre el 14 y el 15 del próximo mes.

El resultado —más allá de quien sea el dirigente elegido si no se reconduce la situación a una lista única como quiere Arrimadas— será desastroso porque la organización resultará todavía más herida de lo que ya está. En palabras de uno de los inspiradores de Ciudadanos en 2005 "del partido no va a quedar nada, ni las raspas".

El manifiesto de los quince

Parece llegado el final de una aventura que nació en 2005 con el manifiesto de una quincena de intelectuales para la creación en Cataluña de un partido político no nacionalista, con hechuras socialdemócratas y liberales, con el espíritu de rescatar a España de la hipoteca nacionalista para completar a precio abusivo las mayorías gubernamentales en España y con el propósito de regenerar el denso y maloliente ambiente nacional, corrupto, clientelar y partitocrático. Firmaron aquel texto Ferrán Toutain, Félix Pérez Romera, Francesc de Carreras, José Vicente Rodríguez Mora, Arcadi Espada, Teresa Giménez, Carlos Trias, Ponç Puigdevall, Ana Nuño, Albert Boadella, Xavier Pericay, Félix de Azúa, Félix Ovejero e Iván Tubau.

Foto: Feijóo, durante un acto en Pamplona. (FE/Villar López)

Ninguno de aquellos inspiradores del partido que luego sería el Ciudadanos de Albert Rivera se siente vinculado a lo que hoy es y representa la organización. No siempre fue así. Porque después de los primeros años en Cataluña —de 2006 a 2014— la organización sacó la cabeza en la política nacional. Fue ese año crucial en la historia de España en lo que va de siglo. En las elecciones europeas de mayo de 2014 Ciudadanos obtuvo dos escaños y casi medio millón de votos; en junio abdicó Juan Carlos I, en julio Pedro Sánchez ganó las primarias a Eduardo Madina en el PSOE y en noviembre el proceso soberanista catalán registró el primer síntoma de gravedad: la "consulta participativa" convocada por Artur Mas.

Los años felices

A partir de aquel mayo repleto de presagios de cambios profundos, Ciudadanos comenzó a seducir a cientos de miles de electores españoles. En las generales de 2015 alcanzó los 40 escaños (3.500.000 votos), en las de junio de 2016 tropezó y se quedó en 32 (3.123.000 votos) y el cenit llegó en abril de 2019: Ciudadanos lograba nada menos que 57 escaños con más de cuatro millones de votos. Hubo euforia y un pésimo diagnóstico de Albert Rivera enhebrado quizás en la misma soberbia de Pedro Sánchez. Entre ambos —por razones que todavía quedan por aclarar, pese a que en 2016 intentaron juntos una investidura del socialista que boicoteó Podemos— estresaron al país con unas segundas elecciones que destruyeron a Ciudadanos (10 escaños y 1.650.000 votos).

Albert Rivera tenía sus planes personales: superar a un débil PP. No lo logró y se marchó de la política después de un derrumbe histórico

Los electores entusiastas de los naranjas perdieron las expectativas. Habían querido un gobierno de centroizquierda con el PSOE, pero Rivera tenía sus planes personales (Sánchez también los suyos): superar a un débil PP. No lo logró y se marchó de la política después de un derrumbe histórico. Una de las cabezas más lúcidas del partido —Toni Roldán— renunció al acta en el Congreso y a sus cargos internos el 24 junio de 2019, viendo venir el desastre. "Quizás algo tiene que morir —reflexiona ahora Roldán— para que algo nuevo nazca, porque el espacio existe". También se dio de baja de Cs en esas fechas el europarlamentario Javier Nart. Temían lo que luego sucedió.

Foto: El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y la candidata a la presidencia de la Generalitat, Inés Arrimadas, celebran su victoria. (EFE)

Pero antes, Ciudadanos había culminado una hazaña política: en las elecciones catalanas de diciembre de 2017, en plena vigencia de las medidas adoptadas por el Gobierno al amparo del artículo 155 de la Constitución, el partido dirigido allí por Arrimadas logró el primer puesto del ranking con 36 escaños sobre los 135 de su Parlamento. Pero ocurrió en Cataluña lo que luego ocurriría en Madrid: Arrimadas, una jerezana con fuerza y vigor, no supo qué hacer con esa mayoría y le dio un ultimátum a Rivera —según fuentes consultadas por El Confidencial— "o me voy a Madrid, o dejo la política activa". Rivera cedió y en febrero de 2021, en los comicios de Cataluña, Ciudadanos cayó de los 36 a los seis escaños. Entre Madrid y Barcelona (entre el año 2017 y 2019), los naranjas habían dilapidado todo su crédito. Se acabaron los años felices.

Tiempo de miserias

A partir de 2019, Ciudadanos entra en un tobogán de desafueros y desgracias políticas. "Episodios grotescos", los define un anterior y estrecho colaborador de Albert Rivera. Desaparece de Madrid en las autonómicas adelantadas por Díaz Ayuso en mayo de 2021 tras una operación sucia contra el PP en la región de Murcia; los naranjas no existen en Galicia en 2020 y en el País Vasco se refugian en el paraguas del PP. En Castilla y León solo logra mantener su escaño Francisco Igea —pierden once— y en Andalucía caen fulminados el pasado 19-J.

Foto: Albert Rivera, en el último Consejo General de la formación, celebrado el viernes. (EFE)
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Xavier Pericay, uno de los firmantes del manifiesto inspirador del partido, se fue de su ejecutiva el 5 de julio de 2019, en pleno éxito de los comicios celebrados en el mes de abril. "Observé una estructura interna férrea, presidencialista, cerrada, repleta de los defectos que queríamos combatir con el nuevo partido que gobernaba un sanedrín bajo la presidencia de Rivera. Esa no era la opción que queríamos. Era una especie de dictadura. Faltaba democracia interna". Pericay escribió un libro premonitorio ¡Vamos? Una temporada en la política, en el que relata su experiencia en la vida pública y en Ciudadanos.

placeholder Albert Rivera (d), Inés Arrimadas (i) y Manuel Valls en 2018. (EFE/Andreu Dalmau)
Albert Rivera (d), Inés Arrimadas (i) y Manuel Valls en 2018. (EFE/Andreu Dalmau)

Su percepción es que en esa estructura cerrada de poder estaba en el germen lo que luego vino ocurriendo. "Se hicieron fichajes sin sentido. Joan Mezquida procedente del PSOE, José Ramón Bauza, del PP y el gran fiasco de Manuel Valls, ex primer ministro de Francia que fue la gran apuesta —fracasada— de Albert Rivera. Era personas que no respondían a la identidad del partido. Luego, la decepción de Arrimadas que no se comprometió con la política catalana y, al final, la ruptura del grupo parlamentario que se quedó en nueve diputados, todos ellos, menos uno, favorables a Edmundo Bal". Pericay sigue: "Lo más sensato ahora no es otra cosa que ayudar a relevar a este Gobierno de Sánchez y por lo tanto buscar un acuerdo con el PP porque, si no es así, la mayoría de los 1.650.000 electores de Cs de 2019 se irán PP y a Vox y muy pocos al PSOE".

Bal y la ley del solo sí es sí

Según Iñaki Ellacuría, autor de Alternativa naranja (Debate), periodista catalán que conoce a fondo los entresijos de Ciudadanos, Inés Arrimadas "ha sido una mala gestora del partido y el asunto ya no tiene remedio porque está fracturado. El grupo parlamentario lo controla Edmundo Bal, que es un hombre con tendencia al centro izquierda y a entenderse con el PSOE, mientras que los veteranos se alinean con Arrimadas, aunque no la absuelven de sus errores". Otras fuentes aseguran que ha sido "autoritaria" y citan el ejemplo de la expulsión de Nacho Prendes de la portavocía en Asturias. Manu militari.

Foto: El portavoz parlamentario de Ciudadanos, Edmundo Bal, junto a dos diputados del partido. (EFE/Kiko Llaneras)

El impacto de la votación favorable —exigida por Bal— a la ley del solo sí es sí se considera una prueba de la cercanía de este abogado del Estado al PSOE que varias fuentes consideran "una barbaridad porque él mejor que nadie, por ser jurista, debía estar al tanto de los graves defectos técnicos de la norma". Según fuentes que coinciden en la versión, Arrimadas recriminó a Bal su empeño en votar la ley de Irene Montero y recuerdan que hubo que convencerle para presentar una enmienda a la totalidad a los Presupuestos de 2023. Y ahora "está empeñado en que Ciudadanos respalde el proyecto de ley trans" e intentará que al menos varios diputados lo hagan.

Además, el hecho de que el pasado día 3 apareciese en el diario El País reclamando que "Arrimadas tiene que dar un paso al lado y no concurrir a las primarias", se ha considerado una "forma tosca" y también "impresentable" de tratar deslealmente a la presidenta del partido que había planteado una especie de bicefalia que, en esa entrevista, Bal rechaza, instando a la actual presidenta a que deje la actividad política.

La ruptura de Bal con Arrimadas, y que esta quiere subsanar mediante una sola candidatura, se atribuye a una bifurcación ideológica

Sobre el portavoz adjunto parlamentario y vicesecretario del partido, además, recae la responsabilidad de haber encabezado las listas del cuatro de mayo de 2021 en Madrid, sustituyendo a Ignacio Aguado, sin obtener ni un solo escaño. "Es un perdedor como los demás", se indigna un cargo público próximo a Arrimadas. La nomenclatura de Ciudadanos no se fía ideológicamente de Bal. En la entrevista con El País afirma: "Hay que dejar de ser subalternos del Partido Popular" y se define como "de centro" y enfatiza, "de centro". Y varias fuentes aseguran que la interlocución entre Bal y Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, es "fluida" y "bastante constante".

Foto: Ignacio Aguado y Edmundo Bal en la sede del partido. (Eugenia Morago)

La ruptura de Bal con Arrimadas, y que esta quiere subsanar mediante una única candidatura, se atribuye a una bifurcación ideológica: el vicesecretario de Cs es cercano a determinados planteamientos tácticos y estratégicos del Gobierno y Arrimadas y los más veteranos del partido, en absoluto. Algunas fuentes creen que el "pésimo resultado de la aplicación de la Ley de Garantía de la Libertad Sexual ha herido el ego de un señor que cree que, como abogado del Estado, está por encima de sus compañeros, pero los resultados de esa norma —excarcelaciones y rebajas de penas— acreditan que su criterio está absolutamente confundido".

Bal el fiel escudero de Arrimadas

El giro de Edmundo Bal se califica de "vertiginoso". En Ciudadanos recuerdan el video del portavoz parlamentario y vicesecretario general del partido del pasado día 28 de agosto (disponible en YouTube) en el que decía considerarse "el fiel escudero" de la presidenta, que "le había enseñado la política" y que "siempre voy a estar con ella", además de otras protestas de fidelidad a la política jerezana que hicieron pensar que el tándem entre los dos era "irrompible", pese a que ambos eran conscientes de que entre ellos existían diferencias que se iban siempre reconduciendo. Ahora ya se habla abiertamente de la "traición" de Bal a la presidenta.

Foto: Inés Arrimadas y Edmundo Bal, durante un pleno en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)

Por otra parte, en Ciudadanos recuerdan que "Arrimadas no hizo la lista con los actuales diputados en el Congreso y que controla mayoritariamente Bal", aunque niegan que disponga de un serio respaldo en el partido. No obstante, subrayan, Inés Arrimadas, delegó mucho en el portavoz adjunto, entre otras razones porque la presidenta ha sido madre de dos hijos en solo 21 meses y, aunque no ha agotado las bajas por maternidad, ha estado ausente suponiéndose bien cubierta por su vicesecretario general.

La prueba más evidente de que los cuadros de Cs no "están por la labor" de encumbrar a Edmundo Bal es la actitud de Begoña Villacís

La prueba más evidente de que los cuadros de Cs no "están por la labor" de encumbrar a Edmundo Bal es la actitud de Begoña Villacís, que se presentaría a las elecciones para el Ayuntamiento de Madrid con la marca de Ciudadanos "siempre y cuando él no asuma el liderazgo de la organización". En el entorno de la vicealcaldesa se destaca la pésima relación entre ambos. Villacís le atribuye "analfabetismo político" y "no jugar limpio" ni en las formas ni con Arrimadas ni con la línea del partido.

La refundación liberal

En el entorno de Inés Arrimadas se transmite la idea de que el proceso de refundación "iba muy bien". La presidenta ha viajado a diversos países europeos en los que existen fuertes partidos liberales (Holanda, Irlanda y Alemania) a los que ha comunicado su propósito de transformar la organización en netamente liberal, ya sin las adscripciones socialdemócratas que estuvieron en fundación. Arrimadas también se ha puesto en contacto con los liberales del Parlamento europeo de los que habría recibido apoyo. Luis Garicano, jefe de filas de los europarlamentarios de Cs, dejó el escaño en Bruselas en julio y, en noviembre, elegantemente, casi en silencio, abandonó la militancia del partido para regresar a Estados Unidos y continuar su trayectoria docente en la Universidad de Columbia y Chicago. Su marcha se produjo entre el reconocimiento de propios y ajenos. Es notorio que a Feijóo le gustaría incorporarle a su equipo, pero Garicano no ha dejado Cs para uncirse al carro del PP.

Foto: El coordinador general del PP, Elías Bendodo (EFE/Mariscal)

Estas fuentes recuerdan cómo se extinguieron prácticamente los liberales alemanes (FDP) y han resurgido. Igualmente, Arrimadas quiere un modelo orgánico del partido muy próximo al liberal de Irlanda en la que la bicefalia combine nuevos dirigentes públicos con la experiencia de los veteranos. "Algo parecido al PNV, pero con formas de selección democráticas", remachan fuentes del partido, atentas a lo que ocurra en los próximos días: si Bal da marcha atrás, habrá recomposición; de lo contrario, Arrimadas dará la batalla. Y en ese caso, las apuestas favorecen a la presidenta porque los 2000 afiliados del partido que tomarán parte en el proceso parecen inclinarse por ella. Seguramente, todo el esfuerzo es baldío ya que, como acreditaba el barómetro de IMOP para El Confidencial publicado el pasado día siete, la estimación de su voto se ha quedado en un irrelevante 1,3%.

El trayecto fúnebre de Ciudadanos comienza este mismo mes de diciembre. Entre el 26 y 29 se deben presentar formalmente las candidaturas para presidir el partido. De momento, solo Edmundo Bal ha dado el paso de encabezar una lista, mientras que Inés Arrimadas se integrará en otra sin liderarla, una maniobra que mejora su percepción de “generosidad” pero que en la práctica supone competir igualmente con su vicesecretario general. Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid, alejada de Bal, no quiere competir con la actual presidenta. A última hora, la presidenta del partido ha anunciado que se está intentado una lista de consenso que no encabecería ni ella ni Edmundo Bal. La campaña electoral se celebrará entre el 2 y el 10 de enero de 2023, los días 11 y 12 se producirán las votaciones y se conocerán los resultados de las votaciones y el 13 y 14 los confirmará el Comité de Garantías. El proceso culminará con la Asamblea General entre el 14 y el 15 del próximo mes.

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