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Iglesias empodera a Rosell ante el desgaste de Montero (y el espejo de los Kirchner)
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Rival contra Yolanda Díaz

Iglesias empodera a Rosell ante el desgaste de Montero (y el espejo de los Kirchner)

Sitúa a la magistrada como plan B ante el desgaste de la ministra de Igualdad por la ley del solo sí es sí. Máxima tensión con Díaz para forzar una ruptura y separar caminos electorales

Foto: Iglesias junto a Victoria Rosell e Isabel Serra. (EFE/Juanjo Martín)
Iglesias junto a Victoria Rosell e Isabel Serra. (EFE/Juanjo Martín)
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"Miserable, cobarde y políticamente estúpido". Así definió ayer Pablo Iglesias el comportamiento de Yolanda Díaz ante la "cacería" a una "compañera" que, según él, se ha suscitado contra Irene Montero por la rebaja de condenas a violadores que ha propiciado la ley del solo sí es sí. No mencionó a la vicepresidenta, pero tampoco hacía falta. El mensajero, el mensaje y el receptor eran meridianamente claros. Más en las filas de Podemos y sus satélites, donde llevan meses asistiendo a un pulso fratricida que vive su punto más álgido. Ella tampoco lo nombró a él cuando ayer contestó que "quien se distrae en este camino no sirve para cambiar las cosas".

La figura de Yolanda Díaz trasciende ya a Iglesias. La ministra ha crecido desde aquel "dedazo" del mentor que le dejó en herencia un partido en horas bajas. Tras el varapalo frente a Isabel Díaz Ayuso en las autonómicas de 2021, al exlíder de Podemos solo le quedaba dar un paso atrás, pero prefirió que fuese a un lado. Realmente nunca se fue. Su sanedrín sigue intacto y maneja los hilos junto a su escudero Juan Manuel del Olmo y el asesor áulico, Juan Carlos Monedero. También está en este grupo el portavoz parlamentario, Pablo Echenique. Son los artífices de la estrategia de desgaste para derribar a la ministra de Trabajo tras constatar que no está dispuesta a imposiciones en las listas de Sumar.

Foto: Yolanda Díaz, en el acto de Sumar en Valencia. (EFE/ Biel Niño)

La decisión de que Podemos presente una candidata propia está tomada, según fuentes cercanas a este grupo que en estos momentos trabaja en el control de daños. Montero sería la llamada a liderar Podemos. Siempre ha estado como opción, pero hay una segunda apuesta que encarna la magistrada Victoria Rosell, según desvelan desde el partido. Ambas están hoy en horas bajas por la polémica con la Ley de Libertad Sexual. La delegada del Gobierno contra la violencia de género ha defendido la norma pese a que su formación es consciente de las lagunas. Incluso ha apostado por que no se informe de las peticiones de revisión de condenas que soliciten los "abogados de violadores".

Rosell es una persona de la máxima confianza de Iglesias. Durante la fracasada negociación entre Moncloa y el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial, se la colocó en las quinielas como la cuota morada, si bien Yolanda Díaz lanzaba otras propuestas al ministro de Presidencia, Félix Bolaños. Echenique llegó a afear en público que se les había dejado fuera de las conversaciones. Pedro Sánchez siempre prima como interlocutora a la vicepresidenta. El presidente también ha levantado un muro con quien sellara el abrazo de la coalición desde que dejó la bancada azul.

El "plan Rosell" surge ante el rechazo que puede suscitar en las bases que se imponga a la pareja de Iglesias. La ministra de Igualdad no cuenta con un apoyo mayoritario interno, exponen miembros de Podemos consultados, entre quienes, pese a reconocer que en las filas moradas "la disidencia se castiga", sí hay voces que alertan de las comparaciones que surgirían con los Kirchner o los Ortega de Nicaragua. Asimismo, Montero está muy "quemada" como miembro del Gobierno y para los críticos comparte los "contras" que sacaron al fundador de la primera línea.

Victoria Rosell es reticente a encabezar la lista de Podemos en las elecciones

Del otro lado está el argumento de "proteger" a Montero. Yolanda Díaz sería una rival fuerte y un batacazo en las generales, con Irene como cabeza de lista de Podemos, sería el fin de la marca, apuntan en la formación morada para defender que se apueste por Rosell, que en estos momentos es más un deseo de Iglesias que una realidad, porque la magistrada sería en estos momentos reticente a dar el paso. La sobreexposición con la ley del solo sí es sí ha incomodado a la mano derecha de Montero en el ministerio.

En estas intrigas se enmarca la operación para hacer descarrilar el proyecto de Yolanda Díaz, que lleva meses en marcha. Los ataques a la gallega, que en otro tiempo fue persona de máxima confianza del ahora militante de base, han subido en intensidad. Se visualizó en la Universidad de otoño de Podemos, a la que no acudió la militante del Partido Comunista y en la que se sembraron dudas sobre su candidatura. ¿Pero cuál es el timing? En primer lugar, según relatan las mismas fuentes, hay que "buscar la coartada" para forzar una ruptura con Yolanda Díaz. Las formas son muy importantes, porque las bases deben visualizar que la responsable de fracturar a la izquierda es la ministra de Trabajo. De ahí que se haya elevado el tono en la crítica por parte de Iglesias con un doble objetivo: colocar a la que fuese su delfín como una "traidora" de la causa y potenciar el perfil de "víctima" de Montero. La cúpula morada en la sombra está haciendo de la necesidad virtud con la polémica sobre la Ley de Libertad Sexual.

El argumento es que los jueces, medios y políticos "fachas" arremeten contra Montero por su defensa del feminismo y los colectivos LGTB y en este grupo irán colocando a Yolanda Díaz, que ya tampoco esconde sus diferencias con los planteamientos de su colega de Igualdad, aunque se muestre prudente en público. La agresiva estrategia de comunicación en la que se ha colocado al poder judicial en el epicentro de las críticas ha sido diseñada por Iglesias y Del Olmo, como antaño, y ha suscitado malestar ente parte de Podemos. "Es uno de los errores más graves de comunicación que hemos cometido", explica un cargo morado que nunca lo verbalizará en público.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Daniel González)

Tampoco lo hará la otra ministra morada, Ione Belarra, a la que, según ha podido saber este periódico, no se le consultó antes de salir en tromba contra los jueces. Hay inquietud en su equipo ante cómo pueden evolucionar los acontecimientos. Montero y Belarra están totalmente aisladas en el Consejo de Ministros, donde Yolanda Díaz y Alberto Garzón juegan sus propias bazas. En el grupo parlamentario también hay división, pero hasta el momento no se ha roto la disciplina de voto. Los diputados de Podemos son la fuerza de Montero para encastillarse en sus posiciones. Sánchez los necesita para sacar adelante los Presupuestos. En el horizonte, está por ver si cercano o lejano, hay dos rupturas: la de la coalición de gobierno y la de Podemos con Yolanda Díaz. Ambas están en marcha.

"Miserable, cobarde y políticamente estúpido". Así definió ayer Pablo Iglesias el comportamiento de Yolanda Díaz ante la "cacería" a una "compañera" que, según él, se ha suscitado contra Irene Montero por la rebaja de condenas a violadores que ha propiciado la ley del solo sí es sí. No mencionó a la vicepresidenta, pero tampoco hacía falta. El mensajero, el mensaje y el receptor eran meridianamente claros. Más en las filas de Podemos y sus satélites, donde llevan meses asistiendo a un pulso fratricida que vive su punto más álgido. Ella tampoco lo nombró a él cuando ayer contestó que "quien se distrae en este camino no sirve para cambiar las cosas".

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