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Moncloa teme que el pulso entre Podemos y Yolanda Díaz rompa negociaciones con sus socios
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"En los presupuestos se vio claro"

Moncloa teme que el pulso entre Podemos y Yolanda Díaz rompa negociaciones con sus socios

La acción de gobierno se enrarece por la desconfianza de los ministros morados hacia lo acordado con el PSOE por Díaz. Primero se puso en duda su acuerdo de PGE y después se amenazó con boicotear el previsto para el CGPJ

Foto: Pedro Sánchez conversa con Nadia Calviño y Yolanda Díaz durante la última sesión de control al Gobierno. (EFE/Fernando Villar)
Pedro Sánchez conversa con Nadia Calviño y Yolanda Díaz durante la última sesión de control al Gobierno. (EFE/Fernando Villar)
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Ninguna sorpresa en el ala socialista del Gobierno ante el estallido público del conflicto interno en Unidas Podemos a propósito de la reconfiguración del espacio para las próximas elecciones. "No me coge de sorpresa. Tienen un debate pendiente. Se estaba viendo", apunta un ministro del PSOE reconociendo que las diferencias eran latentes entre Podemos y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien de momento niega un rol protagonista a los morados en su plataforma electoral de Sumar. Pero, aunque conocidas, las desavenencias no dejan de preocupar en la Moncloa. Es más, desde el arranque de este curso político han ido incrementándose las alertas por los efectos en el funcionamiento de la coalición.

Las negociaciones se están enturbiando por la desconfianza de los ministros de Podemos hacia lo acordado con los socialistas por Díaz, la interlocutora como líder de Unidas Podemos en el Gobierno. La negociación de los presupuestos estuvo en riesgo precisamente por ello. "En los presupuestos se vio claro. Casi pusieron en cuestión el acuerdo cerrado con Yolanda Díaz", apunta uno de los responsables de la negociación por parte del PSOE. El pulso entre los morados y Díaz se fue incrementando y, más recientemente, los primeros desacreditaron la negociación que la vicepresidenta ejercía para la renovación del CGPJ.

Foto: Yolanda Díaz (d) e Ione Belarra. (EFE/Rafa Alcaide)

Se llegó al punto de amenazar con un boicot en la votación parlamentaria si no se incluía a Victoria Rosell dentro de su cuota de candidatos para ocupar el órgano de poder de los jueces. No era esta la intención del equipo de la vicepresidenta y, finalmente, la ruptura de las negociaciones por parte del PP evitó una fractura en dos del grupo parlamentario y que, por tanto, una parte de la coalición se opusiera al acuerdo de su propio Gobierno. Sin embargo, quedó patente que el conflicto dentro de Unidas Podemos era también un problema que afectaba a todo el Ejecutivo. A su funcionamiento más básico a la hora de cerrar acuerdos y tomar decisiones.

La sensación compartida dentro del PSOE es que el pulso entre Podemos y Díaz no provocará una salida del Gobierno por parte de sus socios. Pero sí que tendrá consecuencias en la acción del Gobierno. A corto plazo, estos efectos se están dando ya en el devenir de leyes estrella todavía pendientes, como la ley trans o la de vivienda para regular los alquileres. Se trata de iniciativas relacionadas con los departamentos de Igualdad y Derechos Sociales, que dirigen las ministras de Podemos Irene Montero e Ione Belarra, respectivamente.

El PSOE se está viendo obligado a negociarlas a varias bandas. No hay un único interlocutor. Al menos, con la autorización suficiente. Todo ello, cuando Podemos trata de desmarcarse de la afinidad estratégica entre Díaz y Moncloa, con un discurso más duro y diferenciado. Ya tras el acuerdo de los presupuestos, sellado entre Hacienda y el equipo de la vicepresidenta, el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, advertía de que "nos han ocultado el aumento unilateral en el gasto en Defensa y es una vergüenza". Un mensaje cuyo destinatario no sería tanto el PSOE como Yolanda Díaz, al haber sido la encargada de negociar las cuentas con los socialistas y a la que en privado se acusó desde Podemos de no haberles informado sobre el aumento del gasto militar.

La sensación compartida dentro del PSOE es que el pulso entre Podemos y Díaz no provocará una salida del Gobierno por parte de sus socios

Con la negociación para el CGPJ ya estallaron las costuras, señalando directamente a Díaz. Podemos pasó de censurar el veto del PP a Victoria Rosell como su candidata al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a presionar al PSOE por su tibieza y, finalmente, apuntar directamente a Yolanda Díaz. Se acabó trasladando que la vicepresidenta segunda podría acabar "cediendo" en la negociación e ignorando lo que para los morados era una línea roja, antes de que Alberto Núñez Feijóo suspendiese las conversaciones.

El encargado de encabezar las negociaciones por parte del socio minoritario, mandatado por Díaz, fue Enrique Santiago. El también secretario general del PCE fue cesado por Ione Belarra de la Secretaría de Estado de la Agenda 2030 el pasado mes de julio tras el choque por la conformación de la candidatura andaluza. Sin mencionar directamente a Díaz, se defendía desde que "es indigno el veto y sería incomprensible aceptarlo", según la coportavoz Isa Serra, hasta que "es una vergüenza lo que estamos viendo con la negociación del CGPJ". El exvicepresidente y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, fue entonces el primero en disparar desde su pódcast. Según Iglesias, se evidenciaba que "el PSOE no la va a defender [a Rosell]". A partir de ahí, señalaba que "lo preocupante es que la izquierda pudiera llegar a ceder a la presión política del PP y el PSOE y a la presión mediática de la derecha para eliminar a Rosell".

El fuego amigo

Estas dinámicas y el fuego amigo preocupan en la parte socialista del Gobierno. Queda un año de mandato para rematar la legislatura y todavía un importante paquete legislativo que sacar adelante, incluyendo reformas del plan de recuperación de las que dependen los fondos europeos. Entre ellas, medidas cuestionadas por Podemos, como es el segundo paquete de la reforma de las pensiones, con la ampliación del periodo de cálculo para fijar la edad de jubilación, los impuestos ambientales o el plan para los peajes en las autovías, que podría quedar fuera de esta legislatura.

Las derivadas de la batalla dentro de Unidas Podemos no se limitan solo a la gobernabilidad en la recta final de la legislatura. De cara a las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo, en Ferraz existen dudas sobre la capacidad de resistencia del espacio a su izquierda si se divide. Las alianzas entre Podemos e IU están en el aire, mientras que Díaz solo presentará proyecto para las generales.

El fuego amigo preocupa en la parte socialista del Gobierno. Queda un año de mandato y un importante paquete legislativo que aprobar

Si Unidas Podemos no reedita resultados, el PSOE estaría más lejos de reeditar su poder territorial, al quedarse sin la muleta con que gobierna en siete comunidades autónomas. Según la Macroencuesta tendencias en voto municipal, publicada por el CIS, el PSOE se mantendría como primera fuerza al sumar el 32,8% de los votos totales, a seis puntos de los populares, pero Unidas Podemos y sus confluencias se quedarían en el 8,7%. Se trataría de casi tres puntos menos de la intención de voto a Unidas Podemos en unas generales, según la misma encuesta.

La necesidad del PSOE de que se mantenga unido el espacio a su izquierda es igualmente crucial de cara a las generales para reeditar la coalición. "Es importante que no haya distracción del voto", apunta un ministro socialista, evidenciando que "claro que es bueno que se entiendan", respecto a Yolanda Díaz y Podemos. "Espero que sea posible", suspiran estas mismas fuentes sin deslizar sus dudas. Acabado el tiempo de las mayorías absolutas, la reelección de Sánchez depende en buena medida de ello.

Ninguna sorpresa en el ala socialista del Gobierno ante el estallido público del conflicto interno en Unidas Podemos a propósito de la reconfiguración del espacio para las próximas elecciones. "No me coge de sorpresa. Tienen un debate pendiente. Se estaba viendo", apunta un ministro del PSOE reconociendo que las diferencias eran latentes entre Podemos y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien de momento niega un rol protagonista a los morados en su plataforma electoral de Sumar. Pero, aunque conocidas, las desavenencias no dejan de preocupar en la Moncloa. Es más, desde el arranque de este curso político han ido incrementándose las alertas por los efectos en el funcionamiento de la coalición.

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