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Feijóo huirá del discurso duro para atraer a los votantes moderados del PSOE
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Feijóo huirá del discurso duro para atraer a los votantes moderados del PSOE

El PP quiere romper los bloques y seducir al socialismo huérfano: "Nuestro electorado no es el mismo que el de Ayuso". El plan busca restar escaños al 'Frankenstein' para que no sume

Foto: Sánchez y Feijóo, en Moncloa. (EFE/Sergio Peréz)
Sánchez y Feijóo, en Moncloa. (EFE/Sergio Peréz)
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Se cumplen tres años de la llamada fotografía del abrazo. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se fundían en uno para sellar el primer Gobierno de coalición en España. Finalmente, el presidente logró conciliar el sueño, pero desde entonces una parte del PSOE, cada vez más mayoritaria, según las fuentes socialistas consultadas, está en vigilia. "El rechazo a los acuerdos con Podemos, ERC y Bildu es cada vez mayor", lamenta una voz autorizada del socialismo. Su afirmación se basa en datos de los sondeos que manejan las consultoras privadas y que los partidos tienen sobre la mesa.

Los últimos dibujan un panorama desolador. En Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha el rechazo a la política de pactos de Sánchez no deja de crecer. La explicación para alcaldes y cargos socialistas de estos territorios es clara: "Aquí no se entienden ni los indultos ni que ahora se reforme el delito de sedición. El votante no entra en matices, ve privilegios para los independentistas". La misma lectura se hace en la planta noble del PP donde se lanzarán a por el votante socialista desencantado. Quién busque un discurso duro en Alberto Núñez Feijóo solo puede aspirar a la melancolía. El gallego hará de la moderación su eslogan: "Cada voto que le robamos al PSOE vale por dos".

Foto: Yolanda Díaz, en un acto de Sumar en Sabadell. (EFE/Quique García)

El reto, según fuentes de la dirección nacional, pasa por romper la política de bloques. "Vamos a ir a por los desamparados del PSOE", afirman tras calcular que Feijóo puede lograr una mayoría suficiente apelando al voto de centro, como ya ocurrió en Andalucía. Ese electorado, concluyen, no se irá nunca a Podemos ni a Vox. Consideran que con la reforma del Código Penal los "antisanchistas" se han multiplicado. ¿Cómo llevarlos al PP? La respuesta en el PP es desde la moderación.

El discurso del viernes por la tarde, recién aterrizado de su gira por Latinoamérica, marcó la línea. Lo preparó con sus colaboradores de siempre. Marta Varela, su jefa de gabinete, maneja el grueso del contenido. El gallego pone su toque con anotaciones a mano. El viernes hubo debate entre los asesores sobre el cuándo y el cómo hacer la declaración institucional. El líder decidió que no se podía dilatar. El tono y el escenario serían de presidente. Banderas de España y de la Unión Europea y plano corto para rebajar la presencia del logotipo del PP. "Podríamos haber hecho un discurso agresivo lleno de adjetivos, pero queremos que los desencantados del PSOE vean en el PP una alternativa".

Toda una declaración de intenciones después de unas semanas en las que desde la izquierda se ha acusado a Feijóo de ceder ante la derecha política y mediática más dura. Con la polémica de la sedición, dan por buena su actuación en la negociación del CGPJ. Justifican que el hecho de sentarse con el PSOE a negociar les da argumentos para defender la moderación. Esta convicción surge de la necesidad de restar al bloque de la investidura para que no vuelva a sumar. Recuerdan que, en Galicia, el PP consiguió dejar a los socialistas como tercera fuerza porque fue capaz de atraer a los moderados sin movilizar a la izquierda radical. La misma receta de Juanma Moreno en Andalucía.

Conscientes de la confrontación

En Génova son conscientes de que se hablará de confrontación con el PP de Isabel Díaz Ayuso, pero no les preocupa. "Ella está a tiro de un escaño de la absoluta, nosotros tenemos que ensanchar mucho más el campo de actuación", explican, partiendo de la base de que el cuerpo electoral de la madrileña no es el de Feijóo, y el tipo de líder que representa el gallego también está lejos del modelo Ayuso. En su horizonte más cercano está teñir el mapa de azul en las municipales y autonómicas. Los datos que manejan los llevan al optimismo. Van a apretar al máximo a los barones con el fin de dejar en evidencia que no hacer nada cuando Sánchez "desmonta el Estado" es respaldarle. Los presidentes socialistas confían en su tirón personal. No dan la batalla por perdida, aunque hay coincidencia en que "el partido está desanimado".

Los barones críticos como Emiliano García-Page o Javier Lambán predican en el desierto. Después de los malos resultados en Castilla y León y Andalucía pidieron un giro al centro. Sánchez viró, pero a posiciones más de izquierda. Su hoja de ruta es otra. Surgió el presidente "de la gente", el que se enfrenta a "poderes ocultos" que intentan "desvirtuar la democracia" para colocar al PP en la Moncloa. La estrategia pasa por aprovechar la desmovilización del votante de Podemos. La izquierda del PSOE se siente huérfana ante la guerra por el poder entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz. El exlíder de los morados no solo se ha dejado la coleta en estos tres años, sino también el crédito ante los electores. Cada cita en las urnas ha sido un varapalo y las expectativas para las municipales y autonómicas no son mejores.

La caída preocupa en Moncloa. El PSOE necesita una "muleta" para sumar en comunidades y ayuntamientos y, en última instancia, para retener el Gobierno. De ahí los mensajes de Sánchez para atraer ese sufragio que nunca se decantará por Feijóo. Plantea el 2023 como un plebiscito entre su modelo y el de Feijóo. Ricos y pobres; progresistas y conservadores. Dos bloques sin matices. Sus asesores bendicen este camino y restan repercusión demoscópica al último gesto con el independentismo. Ven "amortizado" para los españoles la coletilla de romper España. El presidente necesita una mayoría holgada para sacar adelante los Presupuestos. Hay que dar una apariencia de estabilidad parlamentaria, y para ello, ERC y Bildu son imprescindibles. Los republicanos han apretado hasta el final y han logrado borrar el delito por el que fueron condenados sus líderes. Ahora queda recoger los frutos políticos y judiciales.

ERC ha apretado hasta el final y ha logrado borrar el delito de sedición. Ahora queda recoger los frutos políticos y judiciales

En el último supuesto, desde el Supremo hacen control de daños. Lamentan que el Gobierno haya desacreditado su sentencia. Dan por sentado que Estrasburgo la tumbará y ahora hay que recalcular las condenas y sostener la malversación y las inhabilitaciones para cargo público, como en el caso de Oriol Junqueras. "Supone reintroducir a todos los condenados en el circuito político y perdonar a los fugados. Es una amnistía encubierta, o no encubierta, que además desarma al Estado frente al próximo ataque", denuncian desde el entorno del magistrado Pablo Llarena, que instruyó el caso del 1-O.

Cataluña ha vuelto al eje de la política nacional porque Sánchez necesita mantener prietas las filas. Sondeos como el último publicado por El Confidencial le han llevado a la convicción de que puede repetir en su cargo con los mismos socios que en 2019. Con un escaño más que la suma de la derecha y la ultraderecha le sirve. "En Moncloa están en una pelea de encuestas con Feijóo y no se dan cuenta de que la crisis del PSOE es mucho más profunda", avisa un veterano socialista. El latido en el socialismo es que el horizonte no es bueno. Los disidentes se van acumulando. "Ahora los más activos son Adriana Lastra, José Luis Ábalos o Carmen Calvo", remata un veterano socialista. A Sánchez no le preocupa. Él sí duerme por las noches.

Se cumplen tres años de la llamada fotografía del abrazo. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se fundían en uno para sellar el primer Gobierno de coalición en España. Finalmente, el presidente logró conciliar el sueño, pero desde entonces una parte del PSOE, cada vez más mayoritaria, según las fuentes socialistas consultadas, está en vigilia. "El rechazo a los acuerdos con Podemos, ERC y Bildu es cada vez mayor", lamenta una voz autorizada del socialismo. Su afirmación se basa en datos de los sondeos que manejan las consultoras privadas y que los partidos tienen sobre la mesa.

Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo Partido Popular (PP) Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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