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Todos "traidores": cómo ha menguado el núcleo duro de Podemos, con Iglesias "bunkerizado"
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Todos "traidores": cómo ha menguado el núcleo duro de Podemos, con Iglesias "bunkerizado"

Ramón Espinar, otrora muy próximo al ex secretario general morado, le acusa de emprender una "cruzada" contra la disidencia. Es el último de los exdirigentes que carga contra Iglesias y contra la actual dirección

Foto: Tania González, Carolina Bescansa, Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y Luis Alegre. (Reuters/Juan Medina)
Tania González, Carolina Bescansa, Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y Luis Alegre. (Reuters/Juan Medina)
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Una de las fotos más icónicas del congreso fundacional de Podemos, a finales de 2014, muestra a cinco dirigentes (seis en algunas versiones): Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Tania González, Luis Alegre, Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias. Algunos meses antes, en la presentación del manifiesto Mover Ficha (el germen de la formación), Iglesias, Monedero, Errejón, Teresa Rodríguez y Miguel Urbán tomaron la palabra para desvelarlo. Todos ellos lograrían mando en plaza tiempo después. Pero solo Monedero se declara hoy cercano a Iglesias. El resto ni siquiera están ya en el partido y la mayoría salieron dando un portazo. Algunos, además, lo recibieron. "Se cargó todos los núcleos duros. Alguno, hasta en varias ocasiones", apostilla un exdirigente muy cuestionado por la dirección estatal.

Los dardos lanzados por el ex secretario general del partido morado contra Yolanda Díaz en apenas 48 horas han generado reacciones hasta en alguno de los actuales aliados de Podemos. Enrique Santiago, líder del PCE, afirmaba que "cada uno queda claramente retratado por las cosas que dice. También entre potenciales integrantes del espacio de Díaz, que ya anticipan que solo será posible construir una candidatura de unidad tras las elecciones autonómicas y municipales, en la que vaticinan un pésimo resultado al partido de Ione Belarra. Y otros exdirigentes morados, como el ex secretario general en Madrid y exportavoz en el Senado, Ramón Espinar, han criticado públicamente la política de “tierra quemada” que atribuye a Iglesias y a su entorno más cercano.

Espinar, en su día muy próximo al núcleo duro, denunciaba en Twitter la “cruzada” de Iglesias y Podemos “contra quien no les obedezca”, su interés por construir “un aparato de comunicación espectacular para arrasar con Yolanda primero y con todos los demás después”. “A mí (y a otros) me están cayendo unas hostias por decirlo”, apostillaba. Varios exdirigentes que gozaron de un enorme peso político recuerdan los ataques recibidos al abandonar el barco morado, o incluso al disentir abiertamente de las tesis de un núcleo duro al que afean que haya ido descapitalizándose, "bunkerizándose". Muchos de ellos —algunos también se despacharon duramente con Iglesias— denunciaron que el entonces secretario general respondió “a la defensiva”, “sin mesura”. La crítica sobre la incapacidad de la organización para gestionar la disidencia ha sido una constante.

La ruptura más comentada es sin duda la que protagonizaron el ya entonces ex número dos y el líder del partido, después de un congreso (Vistalegre II, al arranque de 2017) en el que la guerra entre ambos era total. Con Errejón, casi todos los actuales dirigentes morados afirman que pecaron de cautos y de generosos: no olvidan que Iglesias le situó como candidato a la Comunidad de Madrid después de vencerle en la II Asamblea Ciudadana; apenas un año después de haber decapitado políticamente a su secretario de Organización (Sergio Pascual, del núcleo duro del ex número dos), en la que fuera una de las grandes crisis orgánicas. Y no perdonan que el hoy diputado de Más País les “traicionara” para abandonar el barco y lanzarse a los brazos de Manuela Carmena, entonces aún alcaldesa de Madrid.

Poco después, en la campaña para las elecciones generales de 2019, Iglesias dedicó a Carmena algunas palabras similares a las que este domingo destinaría a Díaz. “Dijeron que no teníamos que haber sido tan generosos”; “Estoy orgulloso de que Podemos hiciera posible que Manuela Carmena fuera alcaldesa de Madrid”, afirmó, reclamando a Carmena que desvelara a quién apoyaría en esas elecciones. La elección de Carmena fue inicialmente planteada por Jesús Montero, entonces líder del partido en la capital (después distanciado), y avalada por Monedero, y Podemos tampoco perdona que la exjueza se sirviera de este impulso para hacerse con la alcaldía, para después desentenderse de los morados. Como no olvida sus críticas a Iglesias.

Foto: La exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE/David Fernández)

Antes de eso, Luis Alegre se convirtió en el primero de los “cinco de Vistalegre” en saltar de la nave, tras apenas dos años de andadura, disparando cargas de profundidad contra los dirigentes que tomarían el testigo poco después, centrándose en Irene Montero a Rafa Mayoral o Juanma del Olmo. Entonces anticipó que buscarían “parasitar a Pablo hasta destruir al organismo”. Excluyó de sus críticas a Iglesias, amigo durante años, y poco después Vistalegre II sirvió para visibilizar la batalla entre errejonistas y pablistas por el control del partido. Antes, fueron Espinar y Rita Maestre, portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento, quienes ensayaron este enfrentamiento, que se saldó con la victoria del primero, alineado entonces con Iglesias.

En cualquier caso, tras la victoria de Iglesias, varias figuras que habían tenido un peso político considerable en anteriores etapas del partido decidieron hacer las maletas. Muchos de ellos habían estado en el grupo que preparó la primera Asamblea, el llamado "equipo técnico": desde la propia Maestre (hoy portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento) a Eduardo Rubiño (líder de esta formación en el Senado), pasando por Jorge Moruno (hoy diputado en la Asamblea, también con Más Madrid).

Foto: La diputada de Unidos Podemos Carolina Bescansa, este lunes en el parque de la Alameda, en Santiago de Compostela. (EFE)

La ruptura con Carolina Bescansa también estuvo marcada por los ataques mutuos, con el partido denunciando que ella había tratado de derrocar a Iglesias. La política gallega dejó Podemos en 2019 para unirse a Más País, pero no logró escaño en las siguientes elecciones.

Algo menos de un año después de estos hechos, después de múltiples batallas con Iglesias, Teresa Rodríguez y el entonces vicepresidente del Gobierno anunciaron su “divorcio amistoso”, apenas un mes antes la declaración del estado de alarma por la pandemia. Solo unos meses después, el partido la expulsaba del grupo parlamentario en Andalucía, y volvían a resonar los tambores de guerra. Volver a unirse para las andaluzas de 2022 fue imposible, y los resultados de estos comicios suponen una de las heridas más profundas y recientes de la izquierda.

Foto: La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz. (EFE/Rafa Alcaide)
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Ya en la primera Asamblea Ciudadana, Rodríguez lideró la corriente crítica junto a Pablo Echenique —después reconvertido en un apoyo incondicional de Iglesias y de Ione Belarra, actual secretaria general—. Sería Miguel Urbán quien durante años tomase el testigo de la baronesa andaluza, si bien abandonaría formalmente Podemos un mes después de Rodríguez, junto con Anticapitalistas, que llegó a ser la tercera corriente de peso en la formación, la más crítica. Urbán se fue, pero aún hoy conserva su acta como eurodiputado; un acta de la que nunca llegó a tomar posesión Pablo Bustinduy, una de las figuras con mayor reconocimiento dentro y fuera de la formación incluso tras la batalla de Vistalegre II y su alineamiento con Errejón. Debía ser candidato a las elecciones europeas de 2019, pero acabó dejando la política.

Quien no ha dejado la política es Gemma Ubasart, primera secretaria general de Podem en Cataluña, hoy consejera de Justicia del Gobierno de la Generalitat (ERC). Dejó la dirección tras las elecciones catalanas de 2015, criticando los "patinazos" y el exceso de protagonismo de la dirección estatal.

Foto: Gemma Ubasart con Errejón e Iglesias (Efe).

Y sí han abandonado la esfera pública las eurodiputadas Lola Sánchez y Tania González. La primera fue la única europarlamentaria de esa primera hornada de cargos públicos de Podemos que agotó su mandato; la segunda ha pasado los últimos años dedicada a la política local, y dejó su cargo de concejala en Avilés a mitad de 2022. “Hemos cambiado el sistema político de este país, estoy agradecida y orgullosa de ese primer Podemos”, afirmó entonces.

En este periplo, la tesis de Iglesias y de la dirección morada siempre se ha construido sobre la denuncia de ataques —mediáticos y judiciales— contra Podemos. Además de ajustar cuentas con Yolanda Díaz, desde el domingo, Iglesias ha reiterado sus críticas —"Un problema de la democracia es la corrupción del periodismo"— y ha advertido a Díaz de que no debe dejarse guiar por sus “cantos de sirena”. Esos cantos de sirena —sobre los que en su día previno también a Errejón— son los que la tentarían para rebajar la carga ideológica de su discurso, para descafeinarlo.

Foto: El exvicepresidente del Gobierno y exsecretario general de Podemos y actual presidente del Instituto República y Democracia Pablo Iglesias. (EFE/Mariscal)

De cara a las segundas generales de 2019, con Errejón ya fuera del partido, el todavía líder morado afirmó que Más País no iba a inquietar "el sueño plácido de los poderosos", ni a "transformar" la realidad, sino a "adaptarse a ella". Entonces, Podemos volvía a ser "la pieza de caza mayor", porque "los poderes oligárquicos" querían marcar "quién puede estar en el Gobierno". De nuevo, palabras similares a las destinadas a la vicepresidenta segunda.

Y, como indica uno de los exdirigentes considerado un “traidor” por la actual dirección, es el mismo Iglesias que en 2015 cargaba contra “los dirigentes políticos de IU” y “el izquierdista tristón”. “Consideráis que la gente es idiota, que ve televisión basura y que no sé qué, y que vosotros sois muy cultos y os encanta recoceros en esa especie de cultura de la derrota". "No se puede cambiar nada, aquí la gente es imbécil y va a votar a Ciudadanos, pero yo prefiero estar con mi cinco por ciento, mi bandera roja y mi no sé qué. Me parece superrespetable, pero a mí dejadme en paz. Nosotros no queremos hacer eso. Queremos ganar”. Solo han pasado siete años.

Una de las fotos más icónicas del congreso fundacional de Podemos, a finales de 2014, muestra a cinco dirigentes (seis en algunas versiones): Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Tania González, Luis Alegre, Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias. Algunos meses antes, en la presentación del manifiesto Mover Ficha (el germen de la formación), Iglesias, Monedero, Errejón, Teresa Rodríguez y Miguel Urbán tomaron la palabra para desvelarlo. Todos ellos lograrían mando en plaza tiempo después. Pero solo Monedero se declara hoy cercano a Iglesias. El resto ni siquiera están ya en el partido y la mayoría salieron dando un portazo. Algunos, además, lo recibieron. "Se cargó todos los núcleos duros. Alguno, hasta en varias ocasiones", apostilla un exdirigente muy cuestionado por la dirección estatal.

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