Podemos retira a Díaz el estatus de candidata: "Cuando termine con Sumar, escucharemos"

Podemos ha suspendido el estatus oficial de candidata a Yolanda Díaz; siguen pensando que es la mejor cabeza de lista para las elecciones generales, previstas para finales de 2023, pero hay un “acumulado de razones” que han rebosado el vaso de su paciencia, afirman. No es la constatación del divorcio político, pero sí un importante paso atrás en su relación con la que hasta este lunes había sido la candidata definitiva, según todos y cada uno de sus portavoces, desde que Díaz fuera ungida por Pablo Iglesias, hace casi año y medio.

“Cuando Díaz termine de organizar su partido, escucharemos su propuesta”, afirmó en rueda de prensa Javier Sánchez Serna, coportavoz del partido. Fuera de cámara, dirigentes del partido reconocen este cambio de posición: cuando la vicepresidenta segunda esté preparada, se sentarán a negociar, pero no piensan seguir esperando in aeternum, y por eso han construido su andamiaje de cara a las elecciones autonómicas y municipales. Su “voluntad”, precisaba Sánchez Serna, sigue siendo forjar una coalición con Díaz, pero es ella “quien debe decidir si es candidata”. “Y ahora mismo no tenemos esa información”, apostillaba. Nunca antes habían convivido con un nivel de tensión semejante.

La aspereza de los reproches del ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, contra Díaz, que ya ha rechazado contestar, no era fruto de un enfado puntual, apuntan desde el partido morado, sino la expresión de un análisis compartido entre buena parte de sus dirigentes. La acusan de ceder ante el PSOE en lo que toca a la designación de Victoria Rosell, hoy delegada del Gobierno contra la violencia machista, como vocal del CGPJ: "Los que aceptaron el veto no podrán reconocer jamás que lo aceptaron", afirmó Iglesias el domingo.

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También la acusan de avanzar en la construcción de su propio partido de forma encubierta. Hasta la fecha, Díaz ha rechazado que Sumar sea nada más que una plataforma pensada para encarrilar su “proceso de escucha”, y se ha rebelado contra su concepción como un partido político al uso. Después de los dardos de Iglesias contra Díaz —“No hay discurso más reaccionario que el que dice que el problema son los partidos”—, Podemos recurría este lunes al término partido para hablar de Sumar.

En concreto, aprovechando su último acto en Extremadura, entre el 27 y el 28 de octubre, distintos integrantes del partido morado sostienen que desde Sumar aprovecharon para sondear el terreno hacia posibles acuerdos orgánicos futuros con alguna de las organizaciones participantes en el “proceso de escucha” de Díaz. Afirman que, donde son válidas, Díaz se está sirviendo de las estructuras del PCE o de IU para construir organización, paso a paso. La desconfianza cotiza al alza entre los morados en lo que toca a Sumar, pero también en lo referido a Izquierda Unida.

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En el entorno de la vicepresidenta rechazan hacer comentarios, si bien insisten en que Sumar no es un partido político y en que Díaz ni siquiera ha decidido que vaya a postularse. Es la respuesta habitual de un equipo que afirma intentar no entrar al trapo, ni cuando los responsabilizan de montar un partido político de tapadillo, ni cuando les afean que Díaz no dedique más tiempo a reunir al conjunto del espacio Unidas Podemos, o cuando los acusan de enterarse de los acuerdos de la vicepresidenta segunda con el PSOE por la prensa.

Lo cierto es que, si bien Podemos ha diluido las críticas de su ex secretario general, hasta el punto de asegurar que su exigencia de “respeto”, vinculada por él mismo a la confluencia con Sumar, iba mucho más allá, tampoco ocultan que se sienten ninguneados por Díaz.

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Iglesias, que acostumbra a recordar que hoy no tiene ningún cargo orgánico en el partido, coincidió en sus reproches con el cofundador del partido Juan Carlos Monedero. Cuando Iglesias aún ostentaba sus galones y no era presidente del think tank de Podemos, dirigido por Monedero, era el profesor universitario quien, durante años, aprovechaba para expresar las ideas y argumentos que la dirección del partido no quería que les fueran atribuidas.

El cofundador del partido, cercano al núcleo de decisión, era libre de ataduras orgánicas para hablar más claro que el resto, y siempre podía defenderse apelando a su autonomía. Un día antes de que Iglesias tomara la palabra para cerrar la Universidad de Otoño de su formación con un mitin encendido, Monedero había expresado ideas similares, que después repitió minutos antes de que Iglesias se hiciera con el escenario. En primera fila, sin mediar palabra, la secretaria general del partido, Ione Belarra, escuchaba a su predecesor.

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“Estoy dejándome la piel por mi país y sigo trabajando”. En un acto a última hora del lunes, Díaz evitó así responder a la andanada de Iglesias, cuestionada específicamente por sus palabras.

Ambas partes interpretan que la otra está poniendo en práctica una estrategia negociadora. En el caso de Díaz, según Podemos, esta consistiría en aguantar lo máximo posible antes de anunciar su candidatura, para aprovechar su previsible debilidad tras las autonómicas y municipales, doblarles el brazo y granjearse el control absoluto de las listas. Entre otros actores del espacio político, leen que Podemos está aterrado por perder poder e influencia, y por eso trata de marcar los tiempos y las formas de proceder a la impulsora de Sumar.

"¿Quién piensa que le puede ir bien a una candidatura de izquierdas en las generales si a Podemos le va mal en las elecciones municipales y autonómicas? Hay que ser estúpido", sentenció Iglesias el domingo.