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Los renglones torcidos de Vox: Olona lanza una bomba antifeminista (y Abascal respira)
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El nicho de la derecha radical

Los renglones torcidos de Vox: Olona lanza una bomba antifeminista (y Abascal respira)

Presenta una fundación contra la ideología de género para dar la batalla cultural a la espera de la evolución de Vox. Todos quieren subirse a la ola de Meloni, pero no es sencillo

Foto: Olona en el Palacio de Linares. (EFE)
Olona en el Palacio de Linares. (EFE)
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"¡Macarena: guapa!". Macarena Olona intenta entrar en el Palacio de Linares (Casa de América) entre una turbamulta de fotógrafos, cámaras y allegados. Son las 10 de la mañana del viernes 4 de noviembre y la rasca indica que por fin ha llegado el otoño a Madrid; pero la pregunta es: ¿Ha llegado también el otoño a Vox?

La respuesta, o una de las respuestas, la tiene Macarena Olona, que presentó su nuevo proyecto político entre multitudes mediáticas, pero de momento, parió un ratón: se pondrá al frente de una fundación contra la ideología de género, porque quiere liderar un solo partido: "el de 47 millones de españoles contra los 570 empleados del Ministerio de Igualdad".

Olona utilizó el acto para cargar contra la ideología de género, que calificó de "criminal"

En efecto, Olona utilizó el acto para cargar contra la ideología de género, que calificó de "criminal", "bazofia" y de "estar destruyendo miles de familias", en un discurso en sintonía con el de Vox. Manera contraintuitiva, por tanto, de dar la batalla/diferenciarse de Vox. ¿Y ahora qué?

Lo que viene

Recordemos: el pobre resultado de Vox en las andaluzas acabó con Olona dimitiendo, retirándose y criticando a la dirección por haberle ninguneado. Vox expulsó a Olona y, más tarde, degradó al enemigo interno número uno de Olona, Javier Ortega Smith, sustituido como secretario general por Ignacio Garriga, de la corriente más conservadora del partido.

El desafío de Olona pilló a Vox en su momento de mayor debilidad interna desde que irrumpió en el parlamento andaluz hace cuatro años: subida del PP de Feijóo, sensación de haber tocado techo electoral y corrientes internas implosionando.

Foto: Macarena Olona presentando su "nuevo proyecto" en Madrid. (EFE/Chema Moya)

El calendario de Olona podría ser: calentar con la batalla cultural contra el feminismo, esperar el resultado de Vox en las municipales y autonómicas y decidir si ir o no a la guerra contra su ex partido en las generales.

La posibilidad de que el PP saque un gran resultado en las municipales y autonómicas de 2023, Vox vuelva a quedar por debajo de las expectativas y afloren nuevas corrientes internas en el partido de Abascal está ahí. La bomba con espoleta retardada de Olona estallaría entonces.

En Vox, no obstante, creen que el paso del tiempo jugará en contra de Olona, a la que, sin estructura de partido y con financiación precaria, se le hará larga la travesía hasta las generales.

El partido de Santiago Abascal trata ahora de subirse a la victoria de los posfascistas de Giorgia Meloni en Italia. La lógica sería la siguiente: pese a la derrota de Bolsonaro en Brasil, la presidencia Meloni demostraría que la derecha radical sigue fuerte y que Vox volverá a subir. El problema es que no son los únicos que se quieren subir a la ola Meloni en España: también está Olona; que es una mujer, como Meloni, lo que podría ser un factor si se tocan las teclas adecuadas.

¿Crear una fundación contra la ideología de género sería una buena idea meloniana? No está nada claro.

El politólogo Daniel Guisado, coautor de un libro sobre el ascenso de Meloni, resumía así la habilidad de la líder italiana para insertar el tema del género en el contexto conservador: 1) "Meloni era la líder de la derecha que mejor respondía a las cuestiones de igualdad de género. No porque se sumara al movimiento feminista —que siempre rechazó de pleno—, sino porque fue la única líder capaz de articular un discurso sobre la igualdad de género desde una perspectiva conservadora que fuera más allá de una mera reacción de una masculinidad amenazada". 2) "Meloni siempre ha puesto especial énfasis en las dificultades de las madres italianas para conciliar su vida personal y profesional. Tal vez porque lo vivió en su propia piel... Meloni situó en la primera página de su agenda los problemas de conciliación de las mujeres. Un punto que le separa de las extremas derechas de los años setenta y ochenta, que en su defensa de la familia promovían la vuelta de la mujer al ámbito doméstico".

Foto: Giorgia Meloni. (EFE/MASSIMO PERCOSSI)

¿Y Olona? Guisado cree que su discurso sobre la mujer sigue siendo demasiado parecido al de Vox, y mucho más tímido que el de Meloni.

Habla Guisado:

"¿Cuál es la diferencia entre lo que puede decir Vox y lo que dice Olona de la mujer? Si no hay diferencias, no hay incentivos para que los votantes deserten de su anterior partido y la voten a ella. Yo veo el discurso de Vox muy lejos de otras derechas radicales como Meloni o el norte de Europa, que han pivotado hacia un mayor predominio del mérito y una crítica menos frontal al feminismo y lo que este representa".

"Hay una intervención reciente de Olona donde hablaba de la mujer (y la entendía) como madre meramente. Destacando cómo el feminismo engaña a la mujer para que se dedique a lo profesional y, cuando quiere ser madre, el 'reloj biológico' ha pasado y ya no pueden. Es una interpretación muy maniquea que no está en sintonía con otros discursos de las derechas radicales que sí han conseguido romper la brecha de género en el voto".

"Olona tendría que dar un giro de 180º en muchos aspectos, y sabemos que la representación descriptiva (ser mujer) no basta por sí solo para atraer al electorado femenino. También importa la representación sustantiva (qué se dice)".

Conde y los demás

¿Quién proveerá de músculo financiero a Olona? Circulan nombres como Roberto Centeno, ex-CEO de Enagas y Campsa, el abogado Luis Romero, presidente del Club de Rotarios de Sevilla, y Mario Conde, con el que Olona compartió actos tras tarifar con Vox.

Mario Conde, no obstante, desmintió en 'Salvados' que estuviera detrás del nuevo proyecto de Olona:

"Si después de todo lo que he vivido en mi vida, de cómo conozco el poder, de lo que me ha caído encima y de la edad que tengo, mi misión ahora es hacer un partido nuevo...es una prueba irrefutable de demencia senil en estado avanzado… No puedo casi financiar mis propios gastos personales como para tirar mi dinero en un partido que no va a funcionar".

Foto: Abascal con un cartel de Olona de fondo. (EFE)

Según EDATV, Olona estaría pescando entre medianos empresarios que ayudaron a Vox durante su travesía del desierto, y se habrían distanciado de Abascal por distintos motivos.

De hecho, una de las primeras tareas de Olona ha sido arrimarse a las agrupaciones locales de Vox rebeldes contra el verticalismo madrileño del partido. O canalizar el malestar de los purgados.

Aunque hasta el portazo de Olona Vox mantenía una imagen de pétrea unidad, espoleada por las buenas encuestas electorales, el partido ha sufrido varias escisiones (Tú Patria, Valores, Suma, Juntos por España y Libres). Una de las claves de la resurrección de Olona, por tanto, sería su capacidad para liderar a los descontentos. Ahora bien: ¿para ofrecerles qué?

placeholder Olona y Abascal, en la campaña de las andaluzas. (EFE/Rafa Alcaide)
Olona y Abascal, en la campaña de las andaluzas. (EFE/Rafa Alcaide)

En efecto, las escisiones de los partidos no funcionan así como así. El liderazgo carismático no basta si no va acompañado de oferta política alternativa a la casa madre. En Vox lo saben bien...

Antes de subirse al boom de las derechas populistas en medio mundo, Vox fue "una escisión del PP" en un momento en el que los populares de Rajoy dejaron hueco por su derecha. Vox se escindió al reivindicar “temas en los que el PP incidió sin incorporarlos a su agenda (como el rechazo al aborto, leyes de memoria histórica o matrimonio homosexual y propuestas de devolución de competencias autonómicas), cuenta el historiador Xavier Casals. Además de la gasolina del independentismo catalán: para algunos votantes populares duros, Rajoy no fue suficientemente radical contra el secesionismo nacionalista.

Es decir, al centrarse el Gobierno Rajoy en la gestión económica de la austeridad, y enterrar la batalla cultural, Vox encontró nichos en los que diferenciarse del partido madre.

"Quien vote ahora a Vox y odie la ideología de género, ¿se va a pasar a Olona? Es decir, ¿qué diferencia hay?"

Por tanto, más allá de las luchas de poder entre Olona y Vox durante la campaña andaluza, y de los choques de egos típicos de los partidos verticales, ¿cuál sería el proyecto político alternativo de Olona que justificase una escisión exitosa en Vox?

Habla Guisado para rematar:

"El proyecto de Olona solo puede sobrevivir si no se queda en mera anécdota, y para ello debe desplegar un programa y centrarse en un target electoral que le permita dar un bocado importante a Vox. De momento, no parece que esto sea así. Hay una dinámica clara de elasticidad electoral en otros países con la derecha radical (Zemmour y Le Pen en Francia, Salvini y Meloni en Italia), pero este fenómeno está supeditado a que estas nuevas figuras representen algo diferente a las anteriores. ¿Olona lo hace? Es pronto, pero desde luego tiene que ofrecer algo nuevo para que las deserciones se produzcan".

"Siguen faltando alicientes: programa económico diferenciado, reglas de democracia interna, articulación, formas discursivas"

"De momento todo parece una pugna personalista, no política".

"Si Olona habla únicamente de ideología de género, se convertirá en un lobby antifeminismo, no en un partido de nueva derecha radical".

"Siguen faltando alicientes: programa económico diferenciado, reglas de democracia interna, articulación, formas discursivas, etc. que pueda vender para romper la entente electoral que ha construido Vox".

"El énfasis es claro, pero quien vote ahora a Vox y odie la ideología de género, ¿se va a pasar a Olona? Es decir, ¿qué diferencia hay?".

"¡Macarena: guapa!". Macarena Olona intenta entrar en el Palacio de Linares (Casa de América) entre una turbamulta de fotógrafos, cámaras y allegados. Son las 10 de la mañana del viernes 4 de noviembre y la rasca indica que por fin ha llegado el otoño a Madrid; pero la pregunta es: ¿Ha llegado también el otoño a Vox?

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