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No solo ETA: un libro rescata a las víctimas de 16 bandas de extrema izquierda en España
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Entrevista a Carmen Ladrón de Guevara

No solo ETA: un libro rescata a las víctimas de 16 bandas de extrema izquierda en España

Del DRIL a los GRAPO, la abogada Carmen Ladrón de Guevara y el Centro Memorial del Ministerio del Interior publican una investigación sobre 120 asesinados entre 1960 y 2006

Foto: Efectos de un atentado de los que se habla en el libro. (Guardia Civil)
Efectos de un atentado de los que se habla en el libro. (Guardia Civil)
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EL DRIL, el FRAP, Colectivo Hoz y Martillo, los canarios del MPAIAC, los catalanes del FAC, EPOCA o Terra Lliure… Así hasta 16 grupos y siglas que representan una parte de la historia del terrorismo en España. Concretamente la que representa la violencia de facciones que defendían proyectos totalitarios de extrema izquierda. Actuaron durante décadas, antes y después de la instauración de la democracia, casi siempre eclipsados por la larga y contundente trayectoria de ETA. Eso condenó a sus víctimas a un segundo plano que ahora ha sacado del olvido un libro elaborado por la abogada de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Carmen Ladrón de Guevara, con el impulso del Centro Memorial, dependiente del Ministerio del Interior.

El resultado han sido 429 folios bajo el inequívoco título de Las víctimas del terrorismo de extrema izquierda en España (Editorial Almuzara). Tiene una vocación y una estructura similar al canónico libro Vidas rotas, que recopiló uno a uno todos los crímenes de ETA. Publicado en 2010, su contenido sigue siendo lugar habitual de consulta para periodistas e historiadores. Su autor principal fue Florencio Domínguez, actual responsable del Centro Memorial de Víctimas. Ahora cede el testigo a Carmen Ladrón de Guevara para documentar el caso de otras 120 vidas rotas más sin dejar de lado el contexto necesario para entender aquella amalgama de grupos y el momento histórico en el que cometieron sus crímenes.

placeholder Portada del libro.
Portada del libro.

PREGUNTA. ¿Qué le movió a escribir este libro?

RESPUESTA. Llenar un vacío que considero que existía en relación con estas víctimas. Por mi formación había empezado a ir a juicios como voluntaria de la AVT acompañando a víctimas del terrorismo. Había ido a juicios de los GRAPO (Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre) y me llamaba la atención que se había escrito muy poco o casi nada sobre las víctimas. Cuando hice el informe de los casos sin resolver de ETA, en la AVT se me pidió que lo ampliara también con los de otros grupos terroristas.

P. ¿Hay alguna ideología más proclive al uso de la violencia?

R. Yo me ciño a los datos y a los hechos, que es lo que he querido hacer en este libro. En el caso de la historia de España ha habido terrorismo de extrema derecha, pero, si comparamos las cifras, es verdad que del terrorismo de extrema izquierda tenemos los 853 asesinados de ETA, más las 120 víctimas de las que hablo en este libro, frente a cerca de 90 víctimas de grupos de extrema derecha de las que me consta que el Centro Memorial también está promoviendo una publicación.

P. ¿El terrorismo se puede considerar violencia política?

R. El terrorismo es violencia con fines políticos. El terrorista lo que pretende es hacer política y condicionar la política de los Estados con el uso de la violencia.

P. Muchas veces se evitó darles esa categoría para no legitimar sus atentados.

R. Es cierto que la mayoría de los atentados de los que hablo en el libro se perpetraron en los últimos años del franquismo y durante la transición, lo que hace que muchas veces se hayan referido a ello como violencia política. No obstante, el hecho de que fueran años convulsos, o incluso el hecho de que las organizaciones responsables se definan como antifranquistas, no quita que deban de ser consideradas terroristas. Eran antifranquistas y también terroristas. Y, además, también hubo un antifranquismo pacífico y democrático.

P. Después de Vidas rotas, este libro sobre el terrorismo de extrema izquierda y el que verá la luz sobre la extrema derecha, ¿queda algo de esta lacra por documentar más allá del yihadismo?

Creo que el papel del Centro Memorial impulsando estas investigaciones es muy importante. Me consta el impulso también de otro libro sobre víctimas del terrorismo yihadista. Creo que, con estos proyectos, quedaría bastante cubierto el espectro de las víctimas del terrorismo en nuestro país. Al menos de las que fueron asesinadas. Hace unos años, el Memorial también impulsó un libro sobre los heridos, pero las cifras son más complejas a la hora de manejarlos porque los datos oficiales no representan la realidad. Hay muchas víctimas heridas que por cuestiones puramente burocráticas no han sido reconocidas. Quizá quedaría una tarea pendiente con los heridos y los secuestrados, sí.

P. ¿A qué achaca el desconocimiento de estos grupos de los que habla en su libro? Hoy a un joven en España ni le sonarán las siglas del FRAP.

R. Ya no solo los jóvenes, la generación de mis padres tampoco [Carmen Ladrón de Guevara nació en 1982]. Cuando digo que he escrito de 16 grupos que han asesinado en España, a día de hoy no he conseguido a nadie que me diga 12 o 13 de ellos. Existe un desconocimiento de los grupos catalanes, por ejemplo. Las generaciones anteriores se acuerdan de atentados como el de Bultó [Josep María Bultó, asesinado en 1977] o el de Viola [Joaquín Viola Sauret, asesinado en 1978], pero se los atribuyen a Terra Lliure, cuando su creación es muy posterior. Son víctimas del EPOCA (Exèrcit Popular Catalá).

placeholder La autora, Carmen Ladrón de Guevara, durante la entrevista. (El Confidencial)
La autora, Carmen Ladrón de Guevara, durante la entrevista. (El Confidencial)

P. ¿Qué ha aprendido con esta investigación tras tantos años interviniendo en juicios como acusación contra terroristas?

R. En primer lugar, la existencia de muchos grupos terroristas de los que no tenía conocimiento. De alguno de ellos incluso tuve conocimiento una vez escrita la primera versión del libro. Tras un primer borrador, tuve que incluir a los Grupos Autónomos. Yo había conocido su actuación vinculada a ETA en el País Vasco e incluso tenía alguna sentencia de la Audiencia Nacional por atracos realizados por estos grupos. Sin embargo, pude comprobar que algunos habían llegado a asesinar en el resto de España, en concreto un caso en Madrid y otro en Barcelona. Una de esas víctimas sí estaba reconocida por el Ministerio del Interior, pero la otra la descubrí cuando cayó en mis manos un libro escrito por los Comandos Autónomos en el que, al hablar de sus "errores", hablan de una segunda víctima. Lo mismo me pasó con el Ejército Rojo de Liberación Catalán cuando descubrí que eran los responsables de un suboficial del ejército norteamericano el 27 de diciembre de 1987 en Barcelona.

P. ¿Ese libro de los Comandos Autónomos es fácilmente adquirible?

R. Uno de los investigadores del Centro Memorial Gaizka Fernández Soldevilla llegó a él en una de sus investigaciones y lo compré por internet en una librería de segunda mano. Una de las fuentes utilizadas han sido libros escritos por los propios militantes de esos grupos. El problema es que, al escribirlos desde un punto de vista de autojustificación de sus crímenes, pocos datos pude extraer sobre sus víctimas.

P. También se ha basado en fuentes periodísticas.

R. El punto de partida es el listado de víctimas reconocido por el Ministerio del Interior [1.453 asesinados]. La problemática es que esa lista no identifica la autoría. Taché las víctimas de ETA, las de los GRAPO, las del 11-M y el atentado del restaurante El Descanso, y empecé a comprobar las que me quedaban. Ahora bien, no todas las víctimas están reconocidas y eso lo completé con otras publicaciones y con diferentes bases de datos, hemeroteca, fuentes de asociaciones de víctimas, sentencias, sumarios judiciales que me han facilitado las familias, consultas a expertos sobre la materia, expedientes del ministerio. Con las informaciones periodísticas he sido muy cauta y siempre he tratado de completarlo con otras fuentes.

P. ¿A qué achaca este olvido?

R. Más que olvido hay desconocimiento absoluto. Hay víctimas de las que no se ha tenido conocimiento hasta hace muy poco. Hay una víctima, Manuel Eleuterio Liáñez, asesinado por Defensa Interior, anarquistas de corte libertario. Fue localizada por la Oficina de Víctimas de la Audiencia Nacional y su expediente estaba en el archivo militar. Tengo que decir que, revisando la documentación y revistas de la AVT, en los años 90 sí se les daba visibilidad. En 1994, víctimas de Terra Lliure hicieron una rueda de prensa para protestar por los indultos que estaba tramitando el Gobierno de entonces. Hay entrevistas a víctimas del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), del MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario). El problema es que esas voces después no eran apoyadas por los medios de comunicación y, al disolverse esos grupos, sus víctimas quedaron apartadas y poco a poco olvidadas.

P. Ni siquiera los discursos más favorables a la transición ponen en valor la lucha contra estos grupos que fueron una amenaza.

R. Para documentarme para el libro he tenido que investigar y leer mucho sobre los años de la transición y sí he encontrado alguna publicación que resaltaba cómo la transición a la democracia se hizo a pesar de estos grupos que precisamente buscaban torpedear ese proceso. No olvidemos que el brazo político de los GRAPO era el PCE (reconstituido) y del FRAP el PCE m-l (marxista-leninista), dos escisiones del PCE que surgen para hacer frente a Carrillo al que consideraban un traidor.

"Hay clanes muy potentes dentro de los GRAPO que siguen justificando y apoyando públicamente a sus miembros"

P. ¿Algún integrante de estos grupos dio luego el salto a la política institucional?

R. Yo me he centrado más en las víctimas. Aunque he querido identificar a los autores no he profundizado en su figura o trayectoria política. He comprobado si fueron juzgados y si cumplieron su condena.

P. ¿Por qué cree que los GRAPO nunca se han disuelto?

R. Es un grupo que es una rara avis. Muchos teóricos que han escrito sobre este grupo decían que son como el ave fénix, siempre resurgían una y otra vez cuando las fuerzas de seguridad les daban por descabezados. Lo hacían, además, asesinando. En 2006 caen los responsables de su último asesinato y poco después cae la cúpula en París. A día de hoy no ha habido un acto formal de disolución. Todavía cuentan con un apoyo social a pesar de que solo quedan 17 presos. Aquí, en Madrid, se siguen reuniendo. Hay clanes muy potentes dentro de los GRAPO que siguen justificando y apoyando públicamente a sus miembros. Mantienen un reducido reducto que aún les apoya. Si algo destaco de sus miembros es su radicalidad y alto nivel ideológico. Lo hemos visto en los juicios, mantienen incluso una estética acorde con aquellas épocas. Sus discursos en la Audiencia Nacional eran mucho más radicales que los de ETA.

P. En el libro se habla de algunas relaciones entre estos grupos y ETA. ¿Qué criterio usaba ETA para ello?

R. Lo desconozco. Es un libro que marca el camino para futuras investigaciones, pero yo me he centrado en sus víctimas. Es cierto que al menos el colectivo Hoz y Martillo, que atentaba en Zaragoza, tenía algún documento que habla de esa simpatía.

"En los consejos de guerra que se celebraron en la época no se respetaban los derechos y garantías de las personas que fueron juzgadas"

P. Sobre Salvador Puig Antich, miembro del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación), el libro no deja claro si fue él el autor del asesinato de dos policías.

R. Yo he querido ajustarme a los hechos probados. En el caso de Puig Antich está acreditado que él fue el primero que disparó y los agentes repelieron los disparos. En marzo de 1974 se conoció la sentencia que le condenó a muerte. Es un libro que se basa en hechos, no hay opinión.

P. ¿Ha mantenido alguna distancia respecto a sentencias dictadas bajo la dictadura?

R. Es cierto que en los consejos de guerra que se celebraron en la época no se respetaban los derechos y garantías de las personas que fueron juzgadas. Por eso he querido centrarme en los hechos que, además de ser reconocidos por los detenidos en sus declaraciones, eran confirmados por otras pruebas u otras versiones. En el caso de Puig Antich, no hay discusión en que hubo un tiroteo en el que Antich fue el primero en disparar y en el que resultó muerto el policía Anguas. En el caso de los miembros de los FRAP responsables del asesinato de un policía y por el que fueron fusilados, más que las declaraciones prestadas en sede policial, he tenido en cuenta el análisis de los hechos realizado por alguno de los abogados consultados para su defensa.

P. ¿Qué capacidad de influencia tiene en la memoria colectiva una ley como la de memoria histórica?

R. No lo sé. Depende del caso que se le haga.

P. ¿Qué es más efectivo una buena ley o una buena película?

R. Una película llega a más gente, pero a través de una mala ley puedes modificar realidades, que es lo que pretende hacer la Ley de Memoria Democrática. Lo que se está buscando con esta ley es blanquear a los victimarios y presentarlos como víctimas. Transformar a los victimarios que provocaron todo este dolor en víctimas y, lo que es más grave, obviando e ignorando lo que hicieron. Una ley puede manipular la realidad. ¿La influencia que puede tener? No lo sé. ¿Cuántas personas conoces que se hayan leído a día de hoy la Ley de Memoria Democrática? Son menos de los que podrían ver una serie de Netflix.

EL DRIL, el FRAP, Colectivo Hoz y Martillo, los canarios del MPAIAC, los catalanes del FAC, EPOCA o Terra Lliure… Así hasta 16 grupos y siglas que representan una parte de la historia del terrorismo en España. Concretamente la que representa la violencia de facciones que defendían proyectos totalitarios de extrema izquierda. Actuaron durante décadas, antes y después de la instauración de la democracia, casi siempre eclipsados por la larga y contundente trayectoria de ETA. Eso condenó a sus víctimas a un segundo plano que ahora ha sacado del olvido un libro elaborado por la abogada de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Carmen Ladrón de Guevara, con el impulso del Centro Memorial, dependiente del Ministerio del Interior.

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