Génova aprovecha a Ayuso como el imán del PP para captar el voto joven

Que Génova escogiese Madrid como escenario para su segunda convención sectorial no fue casualidad. Tras abordar la pasada semana la problemática de la ocupación ilegal en Barcelona, Feijóo fijó como prioridad la tarea de acercarse a los jóvenes y tratar de penetrar en una capa de edad que al PP se le resiste en las urnas y que pesa más sobre el total de votantes de Vox. Al menos en este campo, el partido ya tiene un referente indiscutible. "La operación 'voto joven' se llama Isabel Díaz Ayuso", sintetizan en la dirección. Por eso, no es de extrañar que Feijóo la convocase para unir fuerzas ante la primera gran incursión del líder popular en un campo aún inexplorado.

En la dirección, tenían claro que la primera jornada dedicada a abordar los problemas de la juventud actual debía contar con el sello de Ayuso. Según la tesis que manejan en la cúpula, ella es la única dirigente del PP que ha logrado consolidarse como favorita del electorado más joven. En las últimas autonómicas, la madrileña arrasó entre el público de menor edad, con porcentajes incluso superiores a otros partidos encuadrados dentro de la 'nueva política' y que suelen tener más tirón en los sectores poblacionales más jóvenes, como Más Madrid o Vox. Según la encuesta poselectoral que publicó el CIS tras el 4-M, el partido de Mónica García logró un 23,6% del voto en electores de entre 18 y 24 años, mientras que Rocío Monasterio se quedó en un pobre 5%. Ayuso se hizo con el mejor resultado en esta franja de edad, con el 26,1% de los votos.

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La presidenta madrileña rompió la dinámica que había acompañado a los partidos tradicionales en los últimos años y logró abrirse un importante hueco en la bolsa de electores que no supera la treintena. La contundencia y, en ocasiones, la agresividad del mensaje y la proyección de su perfil en redes sociales —la madrileña cuenta con formación en comunicación— lograron abrir una grieta en Vox, un partido con una depurada técnica para llegar a las capas de electores más jóvenes gracias a la explotación de los recursos digitales. En su momento, Pablo Casado no logró extrapolar esa tendencia a la arena nacional, y ahora Alberto Núñez Feijóo se lanza a intentarlo.

A sus 61 años, el líder del PP logró sus mayorías absolutas al frente de la Xunta gracias a los votantes de mayor edad, el gran caladero político del dirigente gallego. En el barómetro poselectoral del CIS, que el instituto de José Félix Tezanos publicó tras las autonómicas de 2020, solo el 9% de los jóvenes de entre 18 y 24 años apostó por la papeleta del PP, mientras que esa cifra se alzó hasta el 33,3% en el caso de los votantes mayores de 65 años. El BNG, por su parte, capitalizó el voto en esta franja de edad con un 39,2%, mientras que solo el 8,7% de los electores de más de 65 años optó por la formación nacionalista. En Galicia, se dio la circunstancia de que el PP de Feijóo neutralizó a Vox, y el voto de la ultraderecha fue residual.

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La irrupción de los nuevos partidos en la escena política dibujó una clara brecha en el voto por edad entre los partidos tradicionales y formaciones como Podemos, Vox o Ciudadanos. Con los naranjas al borde de la desaparición, la batalla por las papeletas de los jóvenes en el bloque de la derecha se juega entre PP y Vox. Los populares tienen ante sí el reto de ser vistos como un partido moderno, capaz de entender los problemas de los jóvenes más allá de eslóganes de manual. Feijóo continúa primero en los sondeos, pero aún debe comprobar si, una vez retirada la espuma, logra construir o no un liderazgo transversal en todos los tramos de edad.

Por el momento, Ayuso sí ha hecho una clara apuesta por tratar de mantener el empuje que le dieron en las urnas los jóvenes madrileños. En Sol, reiteran que el rediseño de las Nuevas Generaciones del partido en Madrid está dirigido precisamente a dar un lavado de cara a la organización y amarrar el voto joven. Los 'cachorros' de los populares madrileños llevaban nueve años comandados por Ana Pérez Baos, con la tutela en la sombra de Ángel Carromero, uno de los 'fontaneros' que desencadenaron la mayor crisis que se recuerda en el PP y que derivó en la muerte política de Pablo Casado.

El cuello vuelto y la "cultura del esfuerzo"

La nave de Terneras del antiguo Matadero de Madrid fue el escenario escogido por el PP para visibilizar una nueva imagen de unidad entre Feijóo y Ayuso después de los últimos desencuentros discursivos entre la mandataria madrileña y el jefe de los populares. Ante decenas de jóvenes de las Nuevas Generaciones del partido, la mayoría en edad universitaria, el líder popular ha dado una charla con una vestimenta poco habitual para Núñez Feijóo —jersey de cuello vuelto y americana— y con una escenografía desenfadada: el gallego prescindió del atril y utilizó un micrófono de diadema para poder moverse por el escenario ante un público que se agolpaba para fotografiarse, por igual, tanto con Ayuso como con Feijóo.

Si la madrileña centró su intervención en la crítica contra la izquierda por la "colectivización" de la juventud y la apropiación de determinadas banderas culturales e identitarias, Feijóo volvió a poner el foco en lo económico y en las propuestas, no sin antes elogiar el "talento" de Ayuso y su facilidad para conectar con el público más joven. Y ello pese a las controvertidas declaraciones de la madrileña, que lamentó que, pese a que los jóvenes de hoy en día "lo tienen todo" o al menos "tienen más", les falta "cultura del esfuerzo", de lo que culpó eminentemente a las políticas educativas.

Por su parte, el líder del PP aprovechó la ocasión para definir algunos de los puntos de su programa de gobierno con los que atraer a este nicho de votantes en particular, y se comprometió a ampliar la tarifa plana de autónomos a menores de 35 años, o bonificar el 100% de la cuota empresarial de la Seguridad Social en los contratos de los jóvenes para agilizar la contratación de los perfiles de menor edad. En su discurso, Feijóo habló también de conciliación, de vivienda y de salud mental, y tampoco faltaron los ataques contra el Gobierno, al que acusó de "hipotecar" el futuro de los jóvenes con una deuda de un billón y medio de euros a cambio de "financiar su campaña electoral".