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Morocho, el policía peruano del Escuadrón de la Muerte que se escondía en Guadalajara
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"Si me enviáis de vuelta, me liquidan"

Morocho, el policía peruano del Escuadrón de la Muerte que se escondía en Guadalajara

La Fiscalía de Perú atribuye una treintena de asesinatos a este grupo parapolicial y, en el caso de detenido, le vincula con 10 de ellos

Foto: Luis Alberto Mio Morocho tras du detención en Guadalajara. (Policía Nacional)
Luis Alberto Mio Morocho tras du detención en Guadalajara. (Policía Nacional)

El Escuadrón de la Muerte o los Caballos de Troya. Ese es el nombre por el que se conoce al grupo de policías peruanos que ejecutó extrajudicialmente a supuestos delincuentes para lograr ascensos y condecoraciones entre 2012 y 2016. La Fiscalía sitúa entre los responsables de estas ejecuciones extrajudiciales a Luis Alberto Mio Morocho, un suboficial que huyó en plena investigación y al que la Policía española detuvo la pasada semana en Guadalajara. "Si me enviáis de vuelta, me liquidan", aseguró a los agentes mientras le ponían las esposas.

El aviso de que el fugitivo se escondía en España llegó el 27 de septiembre. "Atención, peligroso", arrancaba la nota, con mayúsculas y letras rojas. "Se le atribuye su participación como integrante de la organización criminal denominada Caballos de Troya en su condición de suboficial de la Policía Nacional de Perú, cargo que le facultaba ejecutar operaciones policiales". La Fiscalía atribuye más de una treintena de muertes al Escuadrón de la Muerte y, en el caso de Mio Moracho, le vincula con 10.

Entre los crímenes en los que habría participado, destaca el asesinato de seis personas en la ciudad de Chiclayo en 2013. "El escuadrón los recibió a plomazos cuando iban a asaltar a un empresario que, según les dijeron, acababa de retirar dinero del banco", explica 'El Comercio de Perú' sobre este suceso. El 'modus operandi' de la trama era simple: inducir al crimen a pequeños delincuentes, tenderles una emboscada y coserles a balazos para presentarse como héroes que merecían subir en el escalafón.

"Según las autoridades peruanas, el grupo ilegal se dedicaba a captar informantes, pagados por la organización, quienes incentivaban a delincuentes de nivel bajo para cometer delitos como secuestros o robos millonarios, información que luego filtraban al grupo policial", señalan desde la Policía Nacional. "Así, los agentes sorprendían a los delincuentes para abatirles a disparos, informando posteriormente que los tiroteos habían sido producto de enfrentamientos arriesgados".

La investigación sobre este grupo criminal sacude Perú desde 2016. Uno de sus líderes, el excomandante Raúl Prado Ravines, ya fue condenado a 35 años de cárcel el pasado marzo por cuatro asesinatos, pero, al igual que Mio Morocho, también se dio a la fuga. "El prófugo Raúl Enrique Prado Ravines ha sido incluido en el Programa de Recompensas", anunció el Ministerio del Interior de Perú hace siete meses. "Se ofrecen 100 000 soles por información que conlleve a su captura".

La captura de Mio Morocho no ha exigido recompensa alguna y, desde esta misma semana, se encuentra ya en el calabozo. Su detención ha corrido a cargo del grupo dos de Fugitivos de la Policía Nacional, que puso en marcha un dispositivo de vigilancia en torno a las viviendas con las que cuentan familiares del suboficial en el pueblo de Machamalo y en Guadalajara. "Nos desdoblamos y uno de los domicilios salió positivo", explican fuentes policiales. "Allí estuvimos todo el día hasta que salió el fugitivo".

Mio Morocho iba acompañado por su mujer y no opuso resistencia, pero sí dejó caer una frase que sorprendió a los agentes: "Nos dijo que, en cuanto llegara a Perú, lo iban a liquidar, que lo iban a matar porque había altos mandos metidos en el caso". Tras quedar a disposición de la Audiencia Nacional, todo apunta a que esa será ahora su línea de defensa: pedir asilo político, presentarse como merecedor de protección internacional y ofrecer su colaboración de cara a cualquier posible investigación.

El Escuadrón de la Muerte o los Caballos de Troya. Ese es el nombre por el que se conoce al grupo de policías peruanos que ejecutó extrajudicialmente a supuestos delincuentes para lograr ascensos y condecoraciones entre 2012 y 2016. La Fiscalía sitúa entre los responsables de estas ejecuciones extrajudiciales a Luis Alberto Mio Morocho, un suboficial que huyó en plena investigación y al que la Policía española detuvo la pasada semana en Guadalajara. "Si me enviáis de vuelta, me liquidan", aseguró a los agentes mientras le ponían las esposas.

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