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La maldición del Bosque de Acero de Cuenca: 12 años vacío, 8M invertidos y muchas promesas
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La maldición del Bosque de Acero de Cuenca: 12 años vacío, 8M invertidos y muchas promesas

El pabellón se inauguró en 2010 bajo la promesa de que revitalizaría el ocio y la cultura en la ciudad castellanomanchega, pero no funcionó. García-Page se compromete a buscarle "un nuevo enfoque", pero ni la Junta ni el Ayuntamiento saben cuál

Foto: El bosque de acero de Cuenca, diseñado el estudio del arquitecto Rafael Moneo, el día de su inauguración hace 12 años. (EFE/SANTIAGO TORRALBA)
El bosque de acero de Cuenca, diseñado el estudio del arquitecto Rafael Moneo, el día de su inauguración hace 12 años. (EFE/SANTIAGO TORRALBA)

El 19 de mayo de 2010, el entonces alcalde de Cuenca cortaba la cinta de un imponente edificio de acero y cristal. El diseño corrió a cargo de una prestigiosa firma arquitectónica, el estudio Moneo Brock. Fue un proyecto municipal que se presentó con orgullo a la ciudadanía. El 'Bosque de Acero', como así se llamó, prometía convertirse en todo un complejo destinado a fomentar el ocio y la cultura, y catapultar a la ciudad castellanomanchega en su apuesta por convertirse en Capital Cultural Europea en 2016. La inversión fue de casi ocho millones de euros. Pero al final no se logró ni una cosa, ni la otra. Han pasado 12 años, y el gran pabellón se convirtió en un recinto semiabandonado, sin apenas uso salvo en contadas ocasiones.

Este lunes, el presidente de Castilla La-Mancha, Emiliano García-Page, se comprometió a dar con "un nuevo enfoque" para revitalizar el espacio. Hallar una solución. Lo dijo en una visita a la ciudad, así que el anuncio reavivó algunas esperanzas. "Convertir los problemas en oportunidades es algo extraordinario y útil. Lo haremos, y lo vamos a hacer aportando lo que está en nuestra mano", garantizó Page. Pero pasado el furor, tanto el Ayuntamiento como la Junta de Castilla-La Mancha reconocen que no hay nada nuevo sobre la mesa.

Foto: Sánchez, junto a Page, Vara y Lambán. (EFE/Fernando Villar)

Desde la Comunidad explicaron a El Confidencial que las declaraciones del presidente son más bien una mano tendida al Consistorio, que un nuevo planteamiento concreto. Fuentes autonómicas concretaron que García-Page estaba en realidad ofreciendo su ayuda al Ayuntamiento para, por ejemplo, trasladar al edificio algún servicio regional o colaborar con ellos en caso de que haya algún proyecto previsto. Pero nada más. Recordaron que el inmueble fue una iniciativa municipal, y la estructura sigue perteneciendo a esta Administración. En resumidas cuentas, la pelota está en tejado local. Aunque aquí tampoco terminan de encontrar una solución.

La infraestructura está incompleta, pues se inauguró sin terminar. Lo que quedó fue un pabellón de casi 3.000 metros de superficie, la gran mayoría en espacio cerrado e interior. Aunque abrió sus puertas con Francisco Javier Pulido, exalcalde popular, fue su antecesor en el cargo, el socialista José Manuel Martínez Cezano quien lo impulsó. Pero varias legislaturas después ningún regidor ha sabido qué hacer con el espacio. Tampoco ahora, cuando el PSOE vuelve a estar en el Gobierno local bajo la batuta de Darío Dolz. Fuentes del Ayuntamiento reconocen la dificultad de encontrar un uso estable para un espacio arquitectónicamente complejo, y cuya construcción nunca concluyó. Terminar el proyecto inicial supondría una inversión que en estos momentos no ven factible, indicaron. Y aunque en este tiempo se realizaron concursos de ideas y llegaron algunas propuestas, confirman que actualmente el Consistorio no guarda ningún as bajo la manga para dar vida a este pabellón.

Seis años después de su inauguración, el entonces alcalde reconoció que no valía

"Al final, terminó pareciendo una broma. Nosotros lo llamamos el Palacio de Cristal versión Cuenca", recordó Raquel, antigua vecina de la localidad por más de cuatro años. Ella llegó a la ciudad hace siete, y fue entonces cuando ya era más que evidente que el proyecto estrella para la cultura conquense no había sido el éxito que se esperaba. De hecho, cuando se le preguntó si conocía el Bosque de Acero su primera reacción fue dudar de si era "la estructura de cristal abandonada" junto al río Júcar.

Fue prácticamente en aquella época cuando otro de los alcaldes conquenses, puesto que entonces ocupaba Juan Ávila (PSOE), reconoció en una charla en el Campus Universitario que el complejo arquitectónico no servía "prácticamente para nada". Hacía entonces seis años desde que se inauguró, y ya era evidente que su condición inacabada era poco funcional. Aunque en un primer momento se promocionó como un "espacio multiusos que puede albergar desde conciertos hasta fiestas pasando por teatro, talleres, exposiciones o pequeñas ferias" —así lo publicó el propio Ayuntamiento en su página web— solo terminó acogiendo unos pocos congresos y alguna que otra exposición.

Foto: Sanatorio de Abona en Tenerife (Fuente: iStock)

Además del 'hall' principal —la zona que sí llegó a completarse— se planteó incluso habilitar un restaurante, que culminaría con un amplio salón. Llegó a sonar, también, la construcción de un carril bici que conectase el espacio del solar en el que se instaló el Bosque de Acero con la Roda Oeste, en zona más urbana. El diseño arbóreo, que da nombre a la estructura, se proyectó así para encajar en el paisaje un edificio moderno y contemporáneo. Pero su futuro sigue siendo incierto, e incluso las propias instituciones parecieron haberlo dado prácticamente por perdido en todos estos años.

Es cierto que se intentó no dejarlo morir del todo, pero es poco lo que se ha avanzado. Alguna que otra mano de pintura para tapar graffitis, un poco de mantenimiento y reformas pequeñas para prevenir inundaciones. También concursos de ideas, o propuestas puntuales lanzadas desde el sector privado. Pero por una cosa u otra, al final todas las opciones terminaron en nada. Y el Bosque de Acero de Cuenca sigue siendo, una década después, ese sueño moderno que recogió pocos frutos y para el que, cada cierto tiempo, vuelven a sonar promesas de cambio.

El 19 de mayo de 2010, el entonces alcalde de Cuenca cortaba la cinta de un imponente edificio de acero y cristal. El diseño corrió a cargo de una prestigiosa firma arquitectónica, el estudio Moneo Brock. Fue un proyecto municipal que se presentó con orgullo a la ciudadanía. El 'Bosque de Acero', como así se llamó, prometía convertirse en todo un complejo destinado a fomentar el ocio y la cultura, y catapultar a la ciudad castellanomanchega en su apuesta por convertirse en Capital Cultural Europea en 2016. La inversión fue de casi ocho millones de euros. Pero al final no se logró ni una cosa, ni la otra. Han pasado 12 años, y el gran pabellón se convirtió en un recinto semiabandonado, sin apenas uso salvo en contadas ocasiones.

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