El Díaz-35, el consejo de sabios para pensar el país que quiere la vicepresidenta

Había cosas en el acto de hoy de Sumar calcadas de la puesta de largo de la plataforma el pasado mes de julio. El hilo musical, con Jorge Drexler, Leiva y Pau Donés, entre otros. El público, interesado por escuchar los avances del proyecto de Yolanda Díaz y con la agenda lo suficientemente flexible como para acudir un viernes laborable a las 12.30 de la mañana a tomar nota. Un público intelectual con fondo de armario de cantautor, pero sin actitud de atormentado.

Y había novedades. La presentación de las 35 personas que coordinarán los grupos de trabajo que permiten "construir un nuevo país". Es el Díaz-35, compuesto por personas con biografías bastante apabullantes. Es su consejo de sabios, es su Ibex deseable, sus hombres de rosa que no de negro.

Esos que serán capaces de hacer de España otro modelo de Estado. Diferente a los cuatro modelos que la todavía vicepresidenta del Gobierno identificó desde que arrancó la democracia: el de Suárez, el de González, el de Aznar y el de Zapatero. Debe ser que el de Pedro no le gusta tanto. O fue un despiste. O qué sé yo, si solo tengo una licenciatura.

Yolanda Díaz es una mujer empeñada en cambiar las cosas que no le gustan. Pero no tiene prisa. Y quiere que todos vivamos con el tiempo suficiente para reflexionar de forma serena y pasear con sosiego. Sabe ella como yo que eso es cosa de privilegiados, quizá muy lejos de un votante de izquierdas que, como los de derechas, pagan facturas a precios de guerra.

TE PUEDE INTERESAR

Podemos activa su maquinaria electoral a la espera de 'sumar' con Yolanda Díaz

Lourdes Barragán

Se empeña en alejar el catastrofismo y el mal rollo de Sumar. Sonríe tanto o más que la portavoz del Gobierno del que forma parte. Quiere un mundo mejor, como todos. Pero ahora es tarde, señora, que cantaba la más grande.

Quiere aplicar medicina preventiva en un país que precisa de medicina interna. Hay muchos órganos dañados y ella lo sabe. Queremos un país moderno, feminista, verde y democrático y viva la madre superiora. Pero también queremos escuchar a políticos con los pies en el suelo. "No creo que haya nadie en España que no lea sus textos", afirmó al referirse a Ignacio Sánchez Cuenca, coordinador del grupo de calidad democrática. Esto para que se hagan una idea de lo desubicado que resultaba parte del discurso.

Sánchez-Cuenca, por cierto, fue el que pareció entender con qué tipo de bueyes tenemos que arar. "Le hemos dado demasiado protagonismo a los políticos cuando tenemos, aunque suene un poco cursi, que mimar a la gente", dijo.

"No va de correr, sino de pensar". "El corto plazo ha provocado grandes males". "Después de la reforma laboral, toca la gran reforma empresarial. Para que las pymes y los autónomos no paguen más impuestos que las multinacionales". "Necesitamos una política de vivienda que tranquilice a las familias, no a los fondos de inversión internacionales". "Tenemos que reinventar el estado del bienestar". Todas estas frases las dijo Yolanda Díaz y también podría decirlas yo. Porque con todas estoy de acuerdo. Pero pensar a largo, en el país que viene, en vez de cómo poner un torniquete para la hemorragia, resulta un mundo feliz en el que ahora no vivimos.

Al acabar sonó 'Lucha de gigantes'. Y es con gigantes, señora Díaz, con lo que tendrá que arar.