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Un juez investiga al taxidermista de la 'jet set': 1.000€ un corzo y 3.000€ un macho montés
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los precios 'low cost' de los furtivos

Un juez investiga al taxidermista de la 'jet set': 1.000€ un corzo y 3.000€ un macho montés

La Guardia Civil halló decenas de piezas ilegales en el taller de uno de los mejores taxidermistas de España, Walter René Soto Galán, que trabajó para el Museo de Ciencias Naturales de Madrid

Foto: Walter René Soto Galán, durante la grabación de un vídeo. (YouTube)
Walter René Soto Galán, durante la grabación de un vídeo. (YouTube)
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La operación de la Guardia Civil contra una trama de caza ilegal en la que estaban involucrados una decena de aristócratas permitió desactivar un taller de taxidermia clandestino en Móstoles (Madrid) que se había convertido en un lugar de peregrinaje para furtivos de toda la geografía nacional. El negocio estaba administrado por Walter René Soto Galán, considerado actualmente uno de los mejores taxidermistas de España y que llegó a trabajar para el Museo de Ciencias Naturales de Madrid y el Museo de la Caza de Riofrío (Segovia), según ha podido confirmar El Confidencial. El Juzgado de Instrucción número 3 de Móstoles le imputa un delito contra la flora y la fauna y otro de falsedad documental. Otros 22 cazadores furtivos se encuentran en la misma situación procesal.

Soto Galán cotizaba al alza entre las grandes fortunas del mundo de la caza. De origen mexicano, llegó a España en 2003 y empezó a trabajar en la taxidermia de Hermanos Benedito, un estudio fundado en 1870 que fue el establecimiento de referencia del sector durante décadas y prestaba sus servicios a grandes personalidades. Discrepancias entre los descendientes de los fundadores provocaron el cierre del negocio en 2011 y Soto Galán se incorporó entonces a otra taxidermia de Madrid de nueva creación, Taxtrophy, administrada por dos jóvenes empresarios que tenían conexiones con los apellidos más ilustres de este deporte. El ahora investigado ascendió a jefe de taller. Procesó leones, antílopes africanos, ciervos, caracales y cualquier otra pieza de caza mayor. El diario 'Expansión' lo entrevistó en febrero de 2016.

En 2020, un descendiente de los Hermanos Benedito reabrió la empresa y René Soto regresó a su antigua casa. Pero discrepancias en la gestión de la compañía le llevaron a marcharse otra vez en 2021 y montó finalmente su propio negocio. Decidió instalarse en Móstoles y empezó a prestar sus servicios a muchos de los clientes para los que ya había trabajado en el pasado. El Seprona de la Guardia Civil de Ávila tocó a la puerta de su empresa cuando apenas llevaba dos meses operando por su cuenta. Los investigadores descubrieron que no tenía licencia de actividad y, más grave aún, que estaba disecando decenas de animales sin los precintos obligatorios. De hecho, encontraron 123 precintos manipulados en un saco.

En un primer momento, Soto Galán trató de esconderse en el recinto de la taxidermia. Pero los agentes lo encontraron y le tomaron declaración. También localizaron un cuaderno con los nombres de los clientes a los que pertenecían cada uno de los animales y precintos alterados. Al cruzar esa información con las declaraciones de caza a las autoridades autonómicas, comprobaron que la mayoría de los precintos —que autorizan a cazar un único animal en un coto concreto— habían sido empleados para tratar de blanquear multitud de capturas en todo tipo de fincas y en cualquier fecha del año, incluso en periodo de veda. Otros furtivos ni siquiera se habían molestado en asociar su trofeo a un precinto para fingir su supuesta legalidad.

En la libreta del taxidermista aparecieron Juan José Franco y de Suelves, bisnieto de Franco, hijo de Francisco Franco Martínez-Bordiú y consejero delegado de Huntser, una empresa que gestiona licencias y cotos de caza en España, África, Argentina y Rumanía; Juan Bautista Hurtado de Amézaga Hamparzoumian, vinculado a las bodegas de Marqués de Riscal; el XII marqués de Valdueza, Alonso Álvarez de Toledo y Urquijo, dueño de 12.980 hectáreas dedicadas al aprovechamiento cinegético e íntimo amigo de Juan Carlos I; un sobrino de Álvarez de Toledo, Gonzalo Ciriaco Vicente-Mazariegos Álvarez de Toledo, y la aristócrata Beatriz Fernández de Córdoba Ruiz de Ocejo, copropietaria de una de las armerías más conocidas de España, ubicada en el barrio de Salamanca de Madrid, entre otros nombres conocidos.

Foto: El bisnieto de Franco (i) y el marqués de Valdueza (d). (EC Diseño)

Había personas más discretas en el cuaderno del taxidermista, pero estas también ayudaron al Seprona a resolver otra parte del puzle. Todos los años aparecen decapitados en el monte centenares de corzos, machos monteses, ciervos y otras especies de caza mayor. Cazar reglamentariamente un corzo puede costar entre 2.000 y 3.000 euros, pero eludir los permisos reduce su precio hasta los 1.000 euros por cabeza. El animal más caro es el macho montés, que goza de gran prestigio entre los cazadores extranjeros. La muerte de un ejemplar en la zona de la sierra de Gredos, una de las más cotizadas, vale entre 10.000 y 15.000 euros, dependiendo de su calidad, pero un furtivo paga en torno a los 3.000.

Las pesquisas sirvieron para desmantelar una red de empresarios dedicados presuntamente a la organización de cacerías ilegales de bajo coste que tenían decenas de clientes en cartera, desde jueces a directivos de banca, pasando por empresarios, brókeres de seguros y simples aficionados. Entre las firmas cinegéticas investigadas figuran Sopié y Sabana, Caza Sigüenza y Recechos del Norte.

placeholder La Guardia Civil desarticula una trama de cazadores furtivos que manipulaba precintos de caza para reutilizarlos.
La Guardia Civil desarticula una trama de cazadores furtivos que manipulaba precintos de caza para reutilizarlos.

El responsable de esta última compañía, Christian Martín Vicario, había abatido supuestamente un lobo que apareció en el taller de Móstoles. Su rastro condujo a la Guardia Civil hasta otra taxidermia de Burgos, que operaba igualmente de forma irregular, Taxidermia Julián. El Seprona lanzó el pasado junio otra operación centrada exclusivamente en este segundo negocio, que se ha saldado por el momento con la imputación de 74 nuevos furtivos de 10 provincias por los delitos de falsedad documental, usurpación de estado civil, contra la flora y la fauna, encubrimiento y receptación.

Soto Galán legalizó su negocio y opera ahora con todos los permisos en otra localidad madrileña, pero tendrá que sentarse previsiblemente en el banquillo junto a los otros 22 investigados por el Juzgado de Instrucción número 3 de Móstoles. El caso está cerca de la fase de juicio oral. La Fiscalía de Medio Ambiente ejerce la acusación.

La operación de la Guardia Civil contra una trama de caza ilegal en la que estaban involucrados una decena de aristócratas permitió desactivar un taller de taxidermia clandestino en Móstoles (Madrid) que se había convertido en un lugar de peregrinaje para furtivos de toda la geografía nacional. El negocio estaba administrado por Walter René Soto Galán, considerado actualmente uno de los mejores taxidermistas de España y que llegó a trabajar para el Museo de Ciencias Naturales de Madrid y el Museo de la Caza de Riofrío (Segovia), según ha podido confirmar El Confidencial. El Juzgado de Instrucción número 3 de Móstoles le imputa un delito contra la flora y la fauna y otro de falsedad documental. Otros 22 cazadores furtivos se encuentran en la misma situación procesal.

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