La magistrada Balaguer gana posiciones para presidir el TC en plena crisis institucional
El perfil técnico y ajeno a la política de esta progresista procedente de Andalucía convence a una parte considerable de sus compañeros frente a Cándido Conde-Pumpido
El Tribunal Constitucional (TC) sigue con atención la crisis institucional que afecta al Consejo General del Poder judicial y que le toca de lleno. En medio de la parálisis que está provocando también un retraso en la renovación de cuatro de sus magistrados, la candidatura a la presidencia de Maria Luisa Balaguer ha comenzado a coger vuelo. La catedrática aspira a convertirse en la segunda mujer que preside el órgano, después del ascenso en 2004 de María Emilia Casas. El perfil técnico y ajeno a la política de esta progresista procedente de Andalucía convence a una parte considerable de sus compañeros, que serán los que deban votar al nuevo presidente de la institución.
El órgano se encuentra a las puertas de una renovación que el Gobierno ha tratado de acelerar y, con ella, de un cambio de presidencia. El nuevo presidente será progresista. Aunque el candidato más fuerte es Cándido Conde-Pumpido, el retraso en la designación de los sustitutos y la tensión con que se está desarrollando todo el proceso favorecen a la magistrada, que aceptará la responsabilidad en el caso de que el resto de componentes del tribunal de garantías quiera otorgársela. Los conservadores, que quedarán en minoría, la prefieren. Si logra sumar a otros miembros, la presidencia será un hecho.
El momento de la decisión se ve, sin embargo, aún lejano. Antes de designar a un nuevo presidente debe completarse el cambio de los cuatro salientes. La decisión sigue embarrancada en el CGPJ, que celebrará este miércoles una nueva reunión entre los dos bloques, progresista y conservador. Este último sector sigue sin definir un candidato, mientras los más cercanos a la izquierda han propuesto un listado de nueve magistrados del Supremo para explorar si alguno de ellos suscita apoyo. Necesitan que al menos cuatro de los miembros del grupo contrario apoyen su propuesta. Los mejores posicionados en este grupo son los magistrados del Supremo Pablo Lucas y José Manuel Bandrés.
En medio del bloqueo, el Gobierno está dispuesto a dejar un cierto margen, más aún tras conocerse que el comisario de Justicia de la UE, Didier Reynders, visitará España el próximo día 30 y se reunirá con Carlos Lesmes. Está dispuesto a tratar de hacer de puente, según aseguró este martes desde Bruselas. Esa fecha, el 30, se ha colocado de forma simbólica como un nuevo tope, con la esperanza de que su mediación sirva para empujar una solución definitiva.
En el caso de que este trámite se complete, el actual presidente, Pedro González Trevijano, abandonará el TC con su mandato finalizado y tendrá que ser sustituido. Por primera vez en años, los números darán mayoría al sector más cercano a los postulados de izquierda. De 12 miembros, al menos siete serán progresistas, sumando a los actuales los dos que nombre el Gobierno y uno de la cuota del CGPJ. Como es tradicional, aspiran a presidir aquellos magistrados que se encuentran en el último tercio de sus mandatos, situación que comparten tanto Balaguer como Pumpido.
La andaluza Balaguer es catedrática, especialista en sociología y una de las principales expertas en perspectiva de género y mujer desde el punto de vista constitucional. Otra de sus bazas es la de la igualdad. Una parte del Gobierno, la más cercana a Podemos, defiende la potencia del mensaje de promover a una aspirante mujer para dirigir uno de los principales órganos del Estado. Gran parte de sus posibilidades dependerá de los cuatro nombres de los magistrados que accedan al TC y de si deciden decantarse por ella o por Pumpido.
Lejos de la politización
Mientras tanto, la magistrada ha salido de la sede del TC en la calle Domenico Scarlatti de Madrid para participar en distintas actividades públicas que han comenzado a darle mayor visibilidad. El mensaje que ha ido repitiendo es precisamente el que la favorece: la lejanía del planteamiento político en un momento en que las mayores críticas se centran precisamente en la politización.
No conviene, sin embargo, dar a Pumpido por vencido. El magistrado tiene un peso indudable en el Constitucional y cuenta con el respaldo del Gobierno de Pedro Sánchez, que prioriza, como ha evidenciado en los últimos meses, el vuelco en el TC que le permitiría contar con un tribunal más afín y alejado de los últimos varapalos como la inconstitucionalidad del estado de alarma decretado durante los inicios de la pandemia.
Son varios los asuntos pendientes de relevancia. La ley del aborto, recurrida por el PP hace más de una década, la de la eutanasia, la última reforma educativa liderada por la ministra Celaá y la propia reforma de la ley del Poder Judicial, que mantiene al Consejo sin capacidades para poder designar magistrados para el Supremo y los tribunales superiores de Justicia, son solo algunos de ellos.
El Tribunal Constitucional (TC) sigue con atención la crisis institucional que afecta al Consejo General del Poder judicial y que le toca de lleno. En medio de la parálisis que está provocando también un retraso en la renovación de cuatro de sus magistrados, la candidatura a la presidencia de Maria Luisa Balaguer ha comenzado a coger vuelo. La catedrática aspira a convertirse en la segunda mujer que preside el órgano, después del ascenso en 2004 de María Emilia Casas. El perfil técnico y ajeno a la política de esta progresista procedente de Andalucía convence a una parte considerable de sus compañeros, que serán los que deban votar al nuevo presidente de la institución.
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