El PP pide a Feijóo más peso en Cataluña, pero avala que Vox no le marque la agenda

El PP tenía ayer un día de esos que en otros tiempos hubieran provocado una convulsión interna. El hecho de que el líder no participase en la manifestación convocada en Barcelona en defensa del castellano habría provocado un aluvión de críticas a la dirección. Más si, como sucedió este domingo, Santiago Abascal e Inés Arrimadas se colocaban detrás de la pancarta. Pero el efecto Feijóo ha trascendido lo demoscópico y contagiado la vida interna del partido. El fin de semana los populares han celebrado en Toledo su interparlamentaria, un acto que reúne a barones autonómicos, diputados nacionales y regionales, y el balance es que no hay cabida para la disidencia. Ni la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, alzó la voz.

Entre los barones consultados hay consenso en que el hecho de que Feijóo se ausente de la marcha en favor del bilingüismo en Cataluña no solo no es un error, sino que les permite desmarcarse de Vox. "El presidente tiene agenda propia y no deja que otros se la marquen", reflexiona un dirigente popular. El gallego explicó a los suyos, en la comida celebrada el sábado, que la invitación para acudir a Barcelona llegó cuando ya estaba cerrado el acto de Toledo. Desde el equipo del líder del PP se "lamentó" que los organizadores no les hicieran la propuesta con más tiempo.

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El debate de fondo sobre el papel que debe jugar el PP en Cataluña está sobre la mesa. En el partido, hay disposición a seguir el camino que marque Feijóo, asumiendo las críticas al 'nacionalismo gallego', pero se reclama una mayor presencia en Cataluña. Los cálculos son sencillos. "Tenemos que recuperar buena parte de la tarta del constitucionalismo que hoy se reparten PSC, Cs y Vox", demanda uno de los dirigentes populares que más pisan terreno catalán.

Génova hace el mismo diagnóstico. Si Feijóo aspira a gobernar España sin Vox, necesita una mayoría muy holgada, y eso pasa por recuperar votantes en Cataluña y País Vasco. El proyecto tiene como principal baza presentarse como un partido capaz de recuperar el tejido económico destrozado por el independentismo sin renunciar a la ideología, pero no colocándola en el centro del discurso. El mensaje es defender la "libertad" para que se pueda hablar en catalán y castellano y huir de "exageraciones" como aplicar el 155 que promulga Abascal.

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También se prepara un cambio de caras. Desde Génova, señalan que el congreso del PP catalán se convocará "sin prisas". Hasta el momento, la tónica es no convocar hasta que no haya garantías de unidad y de candidatura única. En todas las quinielas está la eurodiputada Dolors Monserrat como favorita para liderar una nueva etapa. Podría compaginar el cargo con Europa, como hace el vicesecretario Esteban González Pons. Fuentes consultadas por este periódico coinciden en que la elegida "no está muy convencida". El actual uno en Cataluña, Alejandro Fernández, podría ser recolocado en las listas al Congreso por Barcelona en sustitución de Cayetana Álvarez de Toledo, que ayer reapareció junto con la secretaria general, Cuca Gamarra, en la manifestación.

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"Sánchez quiere insistir en que Feijóo es lo mismo que Casado y no vamos a caer en la trampa". Esta afirmación parte de un diputado popular que vaticina que la Moncloa incidirá en esta idea después de las últimas votaciones en el Congreso. Algunos parlamentarios reconocen que el no en asuntos que afectan a medidas sociales es difícil de explicar a los ciudadanos y apuestan por que se module el sentido de la protesta contra el Gobierno "con alguna abstención". Más allá de esta reflexión, no hay preocupación por que la imagen de Feijóo de hombre de Estado se desgaste. Los populares perciben que Sánchez ya no tiene credibilidad para los ciudadanos. Aceptan que la gestión del no al impuesto a las energéticas "fue un desastre" en las formas, pero avalan el fondo. La justificación es que a veces hay "descoordinación" en la cúpula porque "son demasiados para el mismo puesto", en referencia a Cuca Gamarra y Elías Bendodo. En el caso de este último, en el partido ya se le visualiza como el 'killer': "Él dice lo que el presidente no puede decir".

El buen pronóstico de las encuestas ejerce de bálsamo en un PP en línea con su líder. En los encuentros, algunos barones le han trasladado la necesidad de buscar algún pacto con el PSOE en temas como la sanidad o el agua para evitar que cale la idea de la "oposición destructiva", otros, por el contrario, aplauden incluso el bloqueo para renovar el CGPJ, porque se entiende que pactar con el sanchismo daría alas a un Vox en horas bajas. Feijóo escucha, pero solo él decide.