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El Congreso tramita el impuesto a las eléctricas entre sofocos, sudores y abanicos
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El Congreso tramita el impuesto a las eléctricas entre sofocos, sudores y abanicos

La Cámara Baja mantiene el termómetro a 27 grados en el arranque del periodo ordinario de sesiones, fruto del decreto energético de Sánchez: "Aquí la norma se cumple a rajatabla"

Foto: El diputado de Más País Joan Baldoví, con la camisa remangada este martes en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)
El diputado de Más País Joan Baldoví, con la camisa remangada este martes en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)

Imágenes como la famosa instantánea de la exvicepresidenta Carmen Calvo arropada hasta el cuello con una manta en su escaño del Congreso parecen haber pasado a la historia. El pasado 25 de agosto, la Cámara Baja convalidó el controvertido decreto de ahorro energético del Gobierno. Fue el primer día en que sus señorías vivieron en primera persona una larga sesión parlamentaria en la que el termómetro no bajó de los 27 grados. Y no fue un caso aislado. Este martes, americanas y pañuelos copaban respaldos y reposabrazos de los asientos de diputados ataviados con abanicos, carpetas e incluso libretas con los que refrescarse. "Aquí la norma se cumple a rajatabla", reconocen trabajadores de la Cámara, no sin cierta resignación.

Chaquetas, botas, pañuelos y paraguas han llenado este martes las calles de Madrid, pero desaparecían a las puertas del Congreso. El tiempo ha dado una tregua a la capital después de un largo verano con temperaturas extremas. Pero el respiro de unas temperaturas que apenas han superado los 23 grados en Madrid no ha llegado a la Cámara Baja. El "¡qué calor!" se repetía en los pasillos del hemiciclo, en la cafetería y en las cabinas de trabajo de unos acalorados periodistas que buscaban refugio climático en el patio del Congreso.

Foto: Miguel Tellado, en la sede nacional del PP. (EFE/Emilio Naranjo)

El curso político ha arrancado oficialmente en la Cámara Baja con la tramitación de otra proposición de ley para tratar de aliviar el impacto de la crisis energética que azota a España y al resto de Europa. Los grupos parlamentarios de PSOE y Unidas Podemos buscaban la admisión a trámite de una proposición para impulsar nuevos impuestos a las entidades financieras y a las empresas energéticas, con el objetivo de recaudar unos 7.000 millones de euros en dos años. PP, Ciudadanos y Vox se han opuesto en bloque a la medida, que ha salido adelante gracias al voto de los socios habituales de Sánchez, como ERC, Bildu o PNV.

Pero el sentido del voto no ha sido la única diferencia entre la bancada de la izquierda y la derecha. Como viene siendo habitual desde el polémico mensaje de Sánchez sobre el uso de la corbata, los primeros han renunciado con cierto alivio a este complemento en su vestimenta. En el bloque de la derecha, sin embargo, la mayoría de diputados aguantaron estoicos con corbata, camisa y chaqueta... al menos durante los primeros compases del debate.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sonríe durante una intervención del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Senado. (EFE/Juanjo Martín)

El reloj avanzaba y los gestos de sofoco se sucedían por doquier en el hemiciclo. En la Mesa, el popular Adolfo Suárez Illana seguía el debate con una pequeña libreta a modo de abanico, un complemento utilizado por decenas de diputadas de distinto color político y que codiciaban sus compañeros de bancada, como Víctor Sánchez del Real (Vox), que no dudó en utilizarlo en algunos momentos del debate. Algunas compañeras recogían sus melenas en moños malogrados que desaparecían cuando abandonaban por minutos su asiento. "Habrá que acostumbrarse", comentaban entre risas algunos diputados de distinto signo político, a los que delataban sus mangas remangadas.

Al margen de sus señorías, encontrar una chaqueta en la Cámara Baja se convertía en el juego de buscar a Wally. Uno de los ujieres de la Cámara reconocía el "insoportable" calor de las últimas horas en el edificio, la misma palabra que utilizaban varios camareros de la cafetería del Congreso mientras servían decenas de cafés bien cargados. Y los periodistas tampoco contaban con mejor suerte. "¿Y qué pasará cuando llegue el frío?", se escuchaba en las cabinas de prensa.

Foto: EC.

La nueva legislación sobre climatización en edificios públicos y privados prevé un mínimo de 27 grados para el aire acondicionado y un máximo de 19 para la calefacción. El decreto se aprobó a finales del mes de agosto en pleno extraordinario, con el respaldo de los socios habituales del Gobierno, prácticamente el mismo bloque que ha avalado este martes la toma en consideración de la propuesta de PSOE y Podemos para gravar a empresas energéticas y entidades financieras.

Pese a contemplar algunas de las medidas impulsadas por Feijóo, el PP votó en contra del primer plan energético de Sánchez. Uno de los argumentos fue, precisamente, su negativa a avalar las "imposiciones" de Sánchez para regular el consumo en empresas públicas y privadas, pero la presión fue en vano. Aunque son muchos los edificios que no cumplen la normativa a rajatabla, el Gobierno defiende a ultranza su plan y predica con el ejemplo en sede parlamentaria. Al menos, de momento.

Imágenes como la famosa instantánea de la exvicepresidenta Carmen Calvo arropada hasta el cuello con una manta en su escaño del Congreso parecen haber pasado a la historia. El pasado 25 de agosto, la Cámara Baja convalidó el controvertido decreto de ahorro energético del Gobierno. Fue el primer día en que sus señorías vivieron en primera persona una larga sesión parlamentaria en la que el termómetro no bajó de los 27 grados. Y no fue un caso aislado. Este martes, americanas y pañuelos copaban respaldos y reposabrazos de los asientos de diputados ataviados con abanicos, carpetas e incluso libretas con los que refrescarse. "Aquí la norma se cumple a rajatabla", reconocen trabajadores de la Cámara, no sin cierta resignación.

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