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Si quieres ser CEO, que tu padre sea CEO: los trabajos que más pasan de padres a hijos
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TRANSMISIÓN GENERACIONAL

Si quieres ser CEO, que tu padre sea CEO: los trabajos que más pasan de padres a hijos

No, las profesiones no se reparten de manera equitativa entre toda la sociedad o por el mérito: hay determinadas características que hacen más probable que pasen a los hijos

Foto: Foto: Getty/In Pictures/Richard Baker
Foto: Getty/In Pictures/Richard Baker
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Itziar García Sagarzazu no tuvo muchas dudas a la hora de estudiar Empresariales y sacarse el título de agente de seguros. Caía por su propio peso: su familia tenía una correduría de seguros, así que era la manera de seguir el negocio familiar. Como explica a El Confidencial, “no sé si mis padres me animaron, se dio por hecho, tenía sentido”. Años después, García Sagarzazu explica que fue “una elección personal”, aunque tan solo pasó siete años en la empresa familiar. Al cuarto ya se había dado cuenta de que no era lo suyo, así que se lanzó a estudiar Publicidad y Relaciones Públicas. Hoy es directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de BlaBlaCar España y Portugal.

Su historia ilustra uno de los mecanismos de transmisión generacional más comunes, la de la profesión entre padres e hijos, aunque en su caso, como en tantos otros, la vocación hiciese acto de presencia. Algo muy habitual entre las profesiones más prestigiosas, como explica Carlos Gil Hernández, doctor en Sociología en el European University Institute, en sus investigaciones con Fabrizio Bernardi. En ellas muestran el funcionamiento de los mecanismos de reproducción social que provocan que es más probable que vayas a la universidad si tus padres lo han hecho o que termines en un trabajo prestigioso si tus padres lo tuvieron. No es casualidad que todos los miembros de una familia sean notarios.

"Los profesionales liberales transmiten a sus hijos habilidades de su profesión"

“Evidentemente, las profesiones no se distribuyen al azar en la sociedad”, explica Gil, que realizó su listado a partir de los datos del CIS (ver nota metodológica al final del artículo). La particular mezcla señala en varias direcciones. Por un lado, ocupaciones liberales cuyo acceso, a simple vista, debería suponer cierta clase de mérito, ya sea a través de la formación o de sistemas de oposiciones. Entre ellas destacan, por ejemplo, directores generales y presidentes ejecutivos; jueces, magistrados, abogados y fiscales, o médicos. Pero también el traspaso de negocios o profesiones técnicas.

En una sociedad en la que no hubiese transmisión del capital cultural, social o económico, “los hijos no deberían reproducir esa profesión más de lo que se encontraría en la sociedad”. Es decir, el hijo del juez tendría las mismas posibilidades que cualquiera de serlo, pero no es así, sino que su sesgo dinástico es de un 36,1. Es decir, las probabilidades son mucho más elevadas por una serie de factores que contribuyen a esta transmisión de empleos de padres a hijos.

Un sector que aparece entre los primeros puestos es el del derecho, que, como recuerda Antonio Hedilla, que cursó dicha carrera y cuyo padre tenía un despacho de abogados, aunque se trate de una carrera masificada, “hay gente que claramente proviene de sagas y tiene el apoyo económico y sobre todo emocional para ir por un largo camino como es el de la oposición desde el día uno, y aunque he conocido también a gente de clase obrera que se ha sacado su plaza de notario desde abajo, normalmente facilita mucho quien tiene un contexto de soporte emocional y económico”.

Es uno de los mecanismos invisibles que favorecen que una profesión se transmita de padres a hijos, a pesar de que para acceder a ella haga falta una oposición. Capital cultural que no pasa necesariamente por el nepotismo. “Los profesionales liberales tienden a transmitir a sus hijos habilidades especializadas vinculadas a su profesión”, explican los autores. “Un padre o madre que es ingeniero o ingeniera, por ejemplo, es más probable que ayude a sus hijos con las matemáticas, reforzando así esta habilidad cognitiva específica. Estos mismos niños también son más propensos a encontrar libros sobre ciencias y físicas en el hogar y a visitar museos de ciencias, en comparación con los museos de arte”.

Hay otra clase de factores materiales que inclinan la balanza hacia un lado u otro. “Si luego eligen estudiar ingeniería, pueden tener acceso a redes profesionales parentales privilegiadas”, añaden. “También pueden heredar el negocio familiar o la cartera de clientes de los padres, aunque este mecanismo podría ser más relevante para otras profesiones, como abogados o dentistas”.

“Ese capital cultural y económico te permite, en el caso, por ejemplo, de los notarios, que los hijos dediquen seis años a la oposición, mientras que el resto de personas que se presentan a esa oposición y no vengan de una familia de notarios seguramente tarden más años”. Además, el distinto acceso a la educación provoca que, por ejemplo, los hijos de los médicos no solo tengan más posibilidades de ser médicos, sino también de ir simple y llanamente a la universidad.

Quien tiene un negocio, tiene un futuro

Entre las categorías con mayor transmisión se encuentran los directores y gerentes de empresas de restauración en particular y las compañías que pasan de padres a hijos en general. Como recuerda Gil, la estructura de la empresa española, con su abundancia de pequeños negocios, explica que una de las formas más habituales de transmisión generacional sea la del negocio familiar.

Solo el 33% de empresas familiares alcanza la segunda generación

Una vía de transmisión que cada vez dura menos. Como han recordado investigaciones realizadas en España, tan solo el 33% de empresas familiares alcanza la segunda generación, y apenas un 15% la tercera. El mercado laboral actual y el cambio de valores sociales han contribuido a que cada vez más gente se piense si continuar con el negocio familiar. “Quería estudiar lo que quisiera y dedicar mi futuro a algo mío y que me motivase, y no meterme en una tienda simplemente por la obligación familiar”, explica Laura M., periodista de 28 años cuya madre es dueña de una perfumería.

Las dificultades del pequeño comercio, unidas a la vocación personal, han provocado que muchas familias se lo piensen dos veces. “La tienda ha ido dando cada vez menos beneficios con el tiempo, hasta llegar al punto en el que se encuentra ahora (apenas se cubren gastos)”, explica. “Es apostar por el fracaso, porque el negocio no va a sobrevivir económicamente más que unos años más”. Es difícil llegar a las tres generaciones, prosigue, porque “económicamente no es posible y las nuevas generaciones se interesan por otros trabajos. Somos más inconformistas que nuestros padres y buscamos cosas nuevas que nos motiven”.

placeholder El futuro, en un bar. (EFE/Cynthia de Benito)
El futuro, en un bar. (EFE/Cynthia de Benito)

De manera paralela, se produce una transmisión entre las élites que resulta más dudosa desde el punto de vista de la justicia social: la herencia de posiciones altamente restringidas como directores y presidentes ejecutivos de generación en generación, como ha ocurrido en Zara con Amancio y Marta Ortega o en el Banco Santander con Emilio y Ana Botín.

La transmisión de lo conocido

Hay otra categoría importante de transmisión de padres a hijos que ya no es la de las profesiones con prestigio, pero en la que sí coincide la exigencia de ciertas habilidades técnicas: por ejemplo, las profesiones del sector primario de baja y media cualificación como las agropecuarias, las ganaderas (como avícolas o apícolas) o pesqueras. También, otras actividades como escayolistas, carpinteros u operadores de maquinaria, cuyo trabajo requiere una especialización que no siempre es fácil de obtener y que en muchos casos proviene de las enseñanzas de padres a hijos.

"Si te llevas bien con él, siempre es agradable tratar y negociar con tu padre"

“Al no tratarse de un trabajo complicado, hay muchas tareas que aprendes a ejecutar y que te son familiares, nunca mejor dicho”, explica Miguel Gómez, de 28 años, hijo de un administrador de fincas para el que trabaja de auxiliar. “Desde entonces, se ha convertido en un trabajo al que siempre he podido volver cuando el mercado laboral no me ha ofrecido nada mejor. Tiene una parte de refugio y una de obligación. Refugio porque siempre eres el hijo pródigo, y si te llevas bien con él, siempre es agradable tratar y negociar con tu padre”.

La comodidad, la costumbre y “los lazos que te unen al jefe y al negocio” han provocado que a medida que pasa el tiempo dedique más horas al negocio familiar, en el que empezó echando una mano de pequeño, antes de entrar al colegio, que le sirvió para ganarse un dinero durante la universidad y que ahora se ha convertido en su principal dedicación.

placeholder Los secretos de la carpintería. (EFE/Andreu Dalmau)
Los secretos de la carpintería. (EFE/Andreu Dalmau)

La transmisión familiar siempre es un buen refugio ante las incertidumbres del mercado laboral, esa clase de empleos quizá poco vocacionales, pero tan especializados que terminan pasando de padres a hijos. Cada vez menos, eso sí. David Calvo pasó 15 años trabajando junto a su padre en una ebanistería. Cuando este se jubiló, decidió no seguir con la empresa familiar, sino opositar. “Yo estudié derecho, podría haber continuado el negocio y seguir haciendo muebles, pero no era la vocación”, añade. “Trabajar haciendo y cargando muebles te acaba destrozando físicamente. Por eso, mejor trabajar sentado haciendo informes jurídicos. Mi padre era vocacional, él estudió magisterio, se cansó de dar clases y montó la ebanistería”.

Por eso, cuando decidió romper la rueda de la transmisión generacional para huir del sufrimiento, la sensación de que se perdía una profesión pesó en su contra. Es uno de los mecanismos de transmisión de la microclase, como señala Gil en sus trabajos: “Durante el proceso de contratación, los empleadores pueden privilegiar a los solicitantes con determinados rasgos individuales (supuestamente transmitidos por los padres) que coinciden con los que ya están empleados en la ocupación determinada”. Y tal vez por eso la transmisión de padres a hijos suele hacerse en empleos cómodos y bien pagados. Quién será ebanista pudiendo ser CEO, médico o abogado.

Nota metodológica sobre el gráfico

Se ha seleccionado a aquellos hombres y mujeres activos de entre 28 y 65 años en el año de la encuesta (nacidos entre 1948 y 1990) con nacionalidad española e información válida sobre la profesión de sus padres y/o madres. Se ha tomado como referencia la profesión del progenitor de los encuestados con el estatus socioeconómico más alto. Sin embargo, debido a las dificultades históricas de las mujeres para acceder a la educación y seguir una carrera profesional en España, solo en torno al 8% de las profesiones parentales corresponden a la madre. Por tanto, se usan los términos genéricos profesión parental, profesión del progenitor o padres. Para estimar el índice de transmisión intergeneracional de la ocupación ("Sesgo Dinástico"), se ha seguido la metodología propuesta por Dal Bò et al. (2009:137) en la que se estima una ratio entre el porcentaje de hijos/as que tienen padres con su misma ocupación y el porcentaje de padres en dicha ocupación. De esta manera, se controla el porcentaje de personas ocupadas en una determinada ocupación con respecto al resto de ocupaciones. Solo celdas con 15 o más observaciones en el cruce de hijos/as y padres con la misma ocupación se usan en el análisis (la muestra media es de 104 observaciones después de descartar cruces con menos de 15 observaciones).

Itziar García Sagarzazu no tuvo muchas dudas a la hora de estudiar Empresariales y sacarse el título de agente de seguros. Caía por su propio peso: su familia tenía una correduría de seguros, así que era la manera de seguir el negocio familiar. Como explica a El Confidencial, “no sé si mis padres me animaron, se dio por hecho, tenía sentido”. Años después, García Sagarzazu explica que fue “una elección personal”, aunque tan solo pasó siete años en la empresa familiar. Al cuarto ya se había dado cuenta de que no era lo suyo, así que se lanzó a estudiar Publicidad y Relaciones Públicas. Hoy es directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de BlaBlaCar España y Portugal.

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