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La derecha empuja a Sánchez a una nueva negociación 'in extremis' con sus socios
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DECRETO ENERGÉTICO

La derecha empuja a Sánchez a una nueva negociación 'in extremis' con sus socios

PP, Cs y Vox se opondrán en bloque al primer paquete de medidas de ahorro energético. El Gobierno busca convencer a PNV y ERC, que mantienen en duda el sentido de su voto tras las críticas de País Vasco y Cataluña al plan de Ribera

Foto: El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián (i), y el líder del PNV en la Cámara Baja, Aitor Esteban. (EFE/Fernando Alvarado)
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián (i), y el líder del PNV en la Cámara Baja, Aitor Esteban. (EFE/Fernando Alvarado)
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Aunque agosto aún no ha terminado y miles de españoles apuran todavía sus vacaciones, el nuevo curso ya ha arrancado para la clase política. Pedro Sánchez comienza el ciclo que dirimirá su continuidad al frente de la Moncloa con las encuestas en contra y sin visos de lograr acuerdos con Alberto Núñez Feijóo. El último gran choque entre PSOE y PP, de nuevo a cuenta del CGPJ, ha disparado la desconfianza entre los dos grandes partidos y anulado toda posibilidad de entendimiento en otras materias. El decreto de ahorro energético será la primera prueba que el Gobierno tendrá que sortear para demostrar su salud parlamentaria, pero la negativa ya declarada de los populares obliga a Sánchez a hacer malabares con sus socios parlamentarios habituales. El silencio de PNV, ERC y Bildu mantiene en vilo a la coalición y aboca al Ejecutivo a otra negociación 'in extremis' para evitar el primer tropiezo del curso.

Desde el primer minuto, la crítica del primer partido de la oposición al decreto energético de Sánchez —que servirá de avanzadilla para un segundo plan de contingencia energética que el Gobierno deberá presentar a Bruselas en septiembre— ha sido contundente. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció incluso un recurso ante el Tribunal Constitucional para tratar de frenar una serie de iniciativas que incluye limitar la temperatura del aire acondicionado o apagar los escaparates de los comercios a las 22:00. Génova evitó secundar a su dirigente más combativa en los tribunales y, pese a la crítica, mantuvo en el aire el sentido de su voto al real decreto. Hasta este lunes.

Elías Bendodo, número tres del partido, anunció que, salvo improbable cambio de postura en la Moncloa, el PP ordenaría a los suyos votar en contra del plan energético del Gobierno. Fuentes populares aseguran que, en este caso, la abstención nunca ha estado encima de la mesa y que solo darían marcha atrás a su decisión si el Ejecutivo accediese a "abrir" el real decreto, eliminar "frivolidades" y medidas "populistas" e incluir algunos postulados que los populares estiman claves ante una situación de emergencia internacional, como alargar la vida útil de las centrales nucleares nacionales, asignar una tarifa energética fija para hogares vulnerables o explorar nuevas vías de abastecimiento.

La Moncloa descarta replantear los detalles de su paquete de medidas y en el 13 de Génova tampoco tienen esperanzas de que eso suceda, de modo que los dos grandes partidos inaugurarán el curso en el Congreso con posiciones completamente enfrentadas. Los populares, sin embargo, mantienen esa doble estrategia de oposición al Gobierno y, mientras se muestran intransigentes a la hora de valorar siquiera una abstención al decreto energético, aseguran que votarán a favor de la convalidación del nuevo sistema de cotización para trabajadores por cuenta propia, un decreto que también llega este jueves a la Cámara Baja.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una visita a Alicante. (EFE/Pep Morell)

Génova se queja de que, pese a la "mano tendida" de Feijóo, el Gobierno ha apostado por convertir su relación con la oposición en un "zafarrancho de combate". Aseguran en el PP que el contacto es "cero", ni con la Moncloa ni con el grupo socialista en el Congreso, que sí ha comenzado conversaciones con otras fuerzas del hemiciclo, según trasladan fuentes parlamentarias. En la misma posición se encuentra Ciudadanos, que este lunes anunció también que sus nueve diputados en el Congreso pulsarán el botón del no en la convalidación del decreto energético. "Somete a familias y empresarios a restricciones imposibles", resumió el portavoz parlamentario de la formación, Edmundo Bal. "Es una chapuza que no tiene en cuenta ni a entidades locales, ni a las comunidades autónomas, ni a la oposición", reiteró.

Quien también se posicionará en contra será Vox, una fuerza que ha desplegado una dura oposición contra el decreto de "confinamiento energético", como lo denominan en la formación de Santiago Abascal. El partido 'verde' exige no solo la retirada del primer paquete de ahorro de consumo propuesto por Sánchez, sino también la derogación de la ley de cambio climático y la apuesta por la explotación de recursos propios para alcanzar la "soberanía energética", desde la extracción de minerales críticos a hidrocarburos o gas a través del polémico sistema de fractura hidráulica.

El 'silencio' de ERC, Bildu y PNV

El bloque del no lo engordará Coalición Canaria, que ya confirma su voto en contra del plan del Gobierno. Pero Oramas no será la única. El exdiputado de Ciudadanos Pablo Cambronero, actualmente adscrito al Grupo Mixto, se inclina por el no, igual que los dos exdiputados de UPN Carlos García Adanero y Sergio Sayas, que suelen alinear el sentido de su voto al del PP. Hasta el momento, la mayoría de grupos han decidido no revelar sus cartas y mantienen la incógnita sobre el sentido de su voto. Según confirman fuentes de las tres formaciones, Sánchez tiene prácticamente amarrado tanto el apoyo de Más País y Compromís como del PRC, pero la verdadera incógnita por despejar será la de la posición final de ERC, Bildu y el PNV, fuerzas que han ido sirviendo de muleta a los trámites parlamentarios de Sánchez, eso sí, con su correspondiente contraprestación por parte del Gobierno.

Sánchez necesita más síes que noes para que su decreto energético vea la luz y, para ello, el respaldo de sus socios nacionalistas resulta, de nuevo, fundamental. ERC y PNV tienen la llave, pero siguen sin calmar las dudas de la Moncloa. Las dos autonomías donde gobiernan, País Vasco y Cataluña, no escondieron sus recelos sobre las medidas adoptadas en Consejo de Ministros para incentivar el ahorro energético. La Generalitat aceptó a regañadientes la batería de medidas pese a la "inseguridad jurídica" que creen que provoca y criticó la unilateralidad del Gobierno a la hora de implantar su plan de ahorro; los peneuvistas, por su parte, apostaron por su propia hoja de ruta y criticaron el modo de proceder del Ejecutivo de Sánchez y la falta de diálogo con las comunidades autónomas, en línea con la crítica del PP.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Biel Alino)

No en vano, la posición final de la formación liderada por Aitor Esteban en el Congreso se estima clave para un PP que se ha lanzado a recuperar el vínculo con el PNV. En los últimos días, varios mandatarios de la formación han presionado a los 'jeltzales' para alejarse poco a poco de Sánchez y mirar a Feijóo como "alternativa" real al Ejecutivo de coalición. Los populares han acelerado el 'cortejo' al PNV conscientes de la necesidad de abrirse a nuevas sinergias parlamentarias, y entienden en Génova que los nacionalistas vascos tienen la primera oportunidad de desentenderse del Gobierno votando en contra de su decreto energético. "Pedimos al PNV que reflexione sobre su papel en la política española" y que "no respalde las políticas erróneas del PSOE", pronunció hace unos días el vicesecretario de Organización del PP, Miguel Tellado.

Los cinco parlamentarios de Bildu, que ya ayudaron al Gobierno a salvar sobre la bocina el decreto anticrisis de Sánchez, mantienen la incógnita sobre si su voto será o no favorable, pero no se oponen a las medidas energéticas impulsadas por el departamento de Teresa Ribera. Al contrario, fuentes del grupo parlamentario aseguran compartir "la necesidad de reducir el consumo energético", al tiempo que se lanzan contra las "absurdas críticas" de la derecha que "solo demuestran el negacionismo climático y la incapacidad absoluta de entender a qué nos enfrentamos".

Foto: El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños (i), recibe a la 'consellera' de la Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà (d), antes de su reunión este miércoles en el Palacio de la Moncloa en Madrid. (EFE/Javier Lizón)

La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, evitó aclarar este lunes si el Gobierno contaba o no con los apoyos suficientes para no sufrir en la votación del jueves. El Ejecutivo, no obstante, está acostumbrado a salvar votaciones por la mínima. En la retina de muchos parlamentarios está aún el sobresalto que vivió la bancada gubernamental durante la votación de la reforma laboral, que salió adelante solo por la equivocación de un diputado del PP.

Por si fuera poco, se da la circunstancia de que el Gobierno ha perdido tres escaños en una legislatura en la que un solo voto puede definir el fracaso o el éxito de una votación: actualmente, PSOE y Podemos deberán descontar el apoyo de Alberto RodríguezPodemos aún no ha reasignado su espacio—, Meri Pita —que renunció al acta morada para sumarse al Grupo Mixto— y Pedro Quevedo —el ya exdiputado de Nueva Canarias solía posicionarse con el bloque de la coalición—.

Aunque agosto aún no ha terminado y miles de españoles apuran todavía sus vacaciones, el nuevo curso ya ha arrancado para la clase política. Pedro Sánchez comienza el ciclo que dirimirá su continuidad al frente de la Moncloa con las encuestas en contra y sin visos de lograr acuerdos con Alberto Núñez Feijóo. El último gran choque entre PSOE y PP, de nuevo a cuenta del CGPJ, ha disparado la desconfianza entre los dos grandes partidos y anulado toda posibilidad de entendimiento en otras materias. El decreto de ahorro energético será la primera prueba que el Gobierno tendrá que sortear para demostrar su salud parlamentaria, pero la negativa ya declarada de los populares obliga a Sánchez a hacer malabares con sus socios parlamentarios habituales. El silencio de PNV, ERC y Bildu mantiene en vilo a la coalición y aboca al Ejecutivo a otra negociación 'in extremis' para evitar el primer tropiezo del curso.

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