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De la empatía a la crítica feroz: la doble cara de Feijóo en su oposición al Gobierno
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ESTRATEGIA POLÍTICA

De la empatía a la crítica feroz: la doble cara de Feijóo en su oposición al Gobierno

El gallego evita atacar públicamente a Sánchez y califica de "dramática" la situación de Griñán. Al mismo tiempo, dirigentes de Génova se lanzan a degüello contra la Moncloa por abrir la puerta al indulto

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una visita a Alicante. (EFE/Pep Morell)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una visita a Alicante. (EFE/Pep Morell)
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Antes de su aterrizaje en Madrid, Alberto Núñez Feijóo se comprometió a que su periplo en la política nacional estaría marcado por la moderación en las formas y en el fondo. Que huiría de las hipérboles y de los "insultos" al Gobierno. Pero el paso de los meses y los continuos desencuentros con el Ejecutivo han dejado un goteo de ejemplos en que la dureza se ha mezclado con la mesura en el discurso de los populares, como si en Génova hubiese un reparto de roles en la estrategia de oposición a Pedro Sánchez. Mientras el líder gallego evita hacer sangre y mantiene abierta la puerta a un entendimiento con la Moncloa, otros cargos populares se lanzan a degüello por asuntos como el CGPJ, el plan económico o la política energética.

El último caso ha venido a cuenta de la reacción del PP a la posibilidad de que Sánchez conceda el indulto a José Antonio Griñán, condenado a seis años de cárcel por la sentencia del caso ERE. En privado, la dirección de Génova se opone sin ambages a la medida de gracia y tilda de "muy grave" el hecho de que el Gobierno se abra a esta posibilidad. Fuentes populares consultadas por El Confidencial abanderaron una crítica feroz contra el Ejecutivo nada más conocer la información, desvelada en exclusiva por este medio, que apunta que Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero secundarán la petición de indulto de la familia del expresidente socialista. "Sería un escándalo difícil de explicar", insistían en el PP.

Foto: Isabel Rodríguez, en una imagen de archivo. EFE/ Mariscal

Pero Feijóo no solo no hurgó en la nueva herida que amenaza con sacudir los cimientos del PSOE a las puertas del curso y del ciclo electoral, sino que tampoco se posicionó públicamente sobre la idoneidad de la medida de gracia para Griñán. En su primera intervención pública tras 10 días de descanso estival, el jefe de la oposición llegó a mostrar empatía con la "dramática" situación que vive la familia del exmandatario condenado por malversación de fondos públicos y pidió a Sánchez "información" sobre un asunto "de enorme trascendencia penal, política y democrática" que no se puede resolver "de forma unilateral".

"No tengo ningún interés en ver a un presidente del PSOE, exministro y expresidente de la Junta de Andalucía en la cárcel", pronunció Feijóo en declaraciones a los medios tras una visita a Porto do Son (A Coruña). El presidente del PP evitó exigir al Gobierno que desmintiese públicamente su hipotética intención de indultar a José Antonio Griñán, y se limitó a poner el acento en la "gravedad" del "caso de malversación de fondos públicos más grave de la democracia". El tono templado que empleó el jefe de la oposición choca con el que utilizan otros dirigentes de su entorno. "Sería un terremoto, una quiebra de la confianza de los ciudadanos en el sistema judicial", destacan en el 13 de Génova.

Foto: Manuel Chaves y José Antonio Griñán, en la Audiencia de Sevilla. (EFE/Raúl Caro)

Cuando trascendió la sentencia de los ERE a finales del pasado mes de julio, Feijóo ordenó a los suyos no morder al PSOE por el caso ni explotarlo para "desacreditar" al partido, una línea que siguió especialmente el presidente de la Junta, Juanma Moreno. La estrategia pasaba por contraponer la reacción de la nueva dirección de Génova a la que históricamente ha tenido la izquierda con otros casos de corrupción vinculados al PP, como la Gürtel, que terminó desalojando a Mariano Rajoy de la Moncloa. Sin embargo, diferentes dirigentes nacionales del partido abonaron en paralelo la teoría de que Sánchez había acelerado el "asalto" al Tribunal Constitucional para conceder el indulto a Griñán. "No creo que el Gobierno cometa ese atropello", pronunció Elías Bendodo, actual número tres en Génova, hace unas semanas.

Los equilibrios con Ayuso por la energía

El reparto de papeles en el PP resulta mucho más evidente cuando Isabel Díaz Ayuso entra en escena. La mandataria madrileña está acostumbrada a ejercer el rol de 'poli malo' contra Sánchez, una dureza que choca en no pocas ocasiones con la prudencia que suele caracterizar cada paso político de Alberto Núñez Feijóo. El controvertido decreto energético del Gobierno, que llegará al Congreso el próximo jueves 25 de agosto, volvió a convertir en noticia esa dicotomía en el seno del PP. La ministra Teresa Ribera apenas había terminado de detallar el plan de ahorro de energía del Gobierno cuando Ayuso se declaró en rebeldía, aunque se vio obligada a rectificar horas después.

No obstante, la presidenta de la Comunidad de Madrid no cejó en su intención de dar una nueva batalla al Ejecutivo en los tribunales y anunció un recurso ante el Tribunal Constitucional que no secundaron ni Génova ni el resto de barones populares. Feijóo mantuvo la prudencia y protagonizó un complicado equilibrio para no alinearse con la dureza de Ayuso ni tampoco enmendar a su dirigente más mediática. Importante recordar que el jefe de la oposición hizo un llamamiento a impulsar un plan de ahorro para atesorar energía con medidas parecidas a las que contemplaba el Gobierno semanas antes de que se materializase el decreto de la Moncloa. "Debemos rebajar el consumo energético innecesario y pactar con los ayuntamientos un ahorro en el alumbrado eléctrico nocturno", llegó a señalar.

Sin llegar a la impronta de Ayuso, Génova ha ido endureciendo su discurso contra el Gobierno por la batalla energética, hasta el punto de calificar el decreto energético de "cartilla de racionamiento energético", en línea con la terminología empleada por Vox para oponerse al plan del Ejecutivo. En una entrevista para 'El País', el propio Núñez Feijóo tildó el paquete de medidas impulsado por el Ministerio de Transición Energética de "acto de autoritarismo" por su falta de consenso con las autonomías y los actores implicados.

El CGPJ, la eterna batalla

El bloqueo permanente en la renovación del Consejo General del Poder Judicial es otro ejemplo práctico sobre cómo el PP trata de mantenerse al mismo tiempo en el carril de los grandes acuerdos de Estado y en el de la oposición dura al Ejecutivo. Cuando aterrizó en la dirección nacional de Génova, Feijóo se comprometió a retomar las negociaciones para desbloquear el CGPJ sin las líneas rojas que había levantado su predecesor para acabar con la anómala situación en que se encuentra el órgano de gobierno de los jueces desde hace cerca de cuatro años.

Foto: La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, y el presidente de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Mariscal)

La absoluta falta de acuerdo en el cuándo y el cómo desbloquear el Poder Judicial y las múltiples hostilidades desatadas entre PSOE y PP en los últimos meses por asuntos como la destitución de la directora del CNI o el pacto con Bildu para impulsar la nueva Ley de Memoria Democrática ha llevado a Feijóo a mantener un doble discurso: mano tendida para llegar a acuerdos pero sin ahorrar en ataques contra el presidente del Gobierno. "Es una caricatura de presidente", pronunció Feijóo el pasado mes de mayo, en uno de sus discursos más duros desde su llegada a Madrid.

El gallego reaccionó de este modo a otro ataque procedente de la bancada gubernamental —Sánchez llamó a los populares "mangantes" para defenderse del terremoto por el cese de Paz Esteban—. Sin embargo, en la misma intervención, Feijóo volvió a ofrecerse a Sánchez para ponerse de acuerdo en grandes materias, incluido el CGPJ, y se comprometió a actuar con "sentido de Estado".

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/Sergio Pérez)
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La reforma exprés ejecutada por el Gobierno para renovar el Tribunal Constitucional sin esperar a un acuerdo con el PP fue el punto de inflexión que ha dejado las conversaciones entre los dos grandes partidos prácticamente en punto muerto. Los desmentidos, reproches e "intoxicaciones" han llegado al máximo nivel y alejan toda posibilidad de pacto a las puertas de la apertura del año judicial. Sin ir más lejos, este jueves Alberto Núñez Feijóo desveló que Félix Bolaños había "amenazado" a Génova con filtrar documentos comprometedores para forzarle a pactar la nueva cúpula judicial sin condiciones.

Esta semana, 'El País' se hizo eco de un documento firmado por Teodoro García Egea en octubre de 2021 en el que se comprometía a avalar una reforma de la ley para que el CGPJ pudiese nombrar a los dos magistrados que le correspondían en el Tribunal Constitucional e imponer así una mayoría progresista en el órgano, una maniobra que Sánchez ha terminado cumpliendo, pero sin el beneplácito del PP de Feijóo. "Nos dijeron que, o llegábamos a un acuerdo, o filtrarían ese papel", aseguró el dirigente que, una vez más, volvió a tender la mano para llegar a un pacto sobre las condiciones esgrimidas desde hace meses por Génova para avanzar en la "independencia" de los órganos judiciales.

Antes de su aterrizaje en Madrid, Alberto Núñez Feijóo se comprometió a que su periplo en la política nacional estaría marcado por la moderación en las formas y en el fondo. Que huiría de las hipérboles y de los "insultos" al Gobierno. Pero el paso de los meses y los continuos desencuentros con el Ejecutivo han dejado un goteo de ejemplos en que la dureza se ha mezclado con la mesura en el discurso de los populares, como si en Génova hubiese un reparto de roles en la estrategia de oposición a Pedro Sánchez. Mientras el líder gallego evita hacer sangre y mantiene abierta la puerta a un entendimiento con la Moncloa, otros cargos populares se lanzan a degüello por asuntos como el CGPJ, el plan económico o la política energética.

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