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Sin noticias de la reapertura en la aduana comercial de Melilla: "No tengo a quién vender"
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Cuatro años del cierre de Marruecos

Sin noticias de la reapertura en la aduana comercial de Melilla: "No tengo a quién vender"

El presidente de la ciudad autónoma admite que la normalización entre España y Marruecos sigue pendiente, pese a que han pasado cuatro meses desde la "nueva etapa" entre ambos países. Los comerciantes no aguantan más

Foto: Almacenes cerrados en Melilla. (Javier García Angosto)
Almacenes cerrados en Melilla. (Javier García Angosto)

Cuatro años después del cierre unilateral de la aduana comercial de España y Marruecos en Melilla, y pese a la normalización de las relaciones entre ambos países hace solo unos meses, la fecha de su reapertura sigue siendo una incógnita. Rabat decidió en agosto de 2018 cerrar el paso fronterizo de Beni-Enzar a las expediciones. Lo hizo sin avisar, haciendo gala de una política de hechos consumados. El panorama es desolador y los comerciantes denuncian una incertidumbre y un ahogo que se prolonga demasiado. La estampa es desértica, con almacenes y tiendas clausurados: "No tengo a quién vender".

Marruecos cortó de raíz 60 años de comercio entre ambos países, logrando así que todas las importaciones de mercancías llegaran directamente a través del puerto de Beni-Enzar. Esto ha provocado la asfixia económica de Melilla, algo que constatan los comerciantes que dependen de la frontera.

Foto: Vista de las vallas del paso fronterizo de Nador con Melilla. (EFE/María Traspaderne)

La situación empeoró aún más con la llegada de la pandemia en marzo de 2020. De nuevo, sin avisar, Marruecos cerró por completo todos los pasos fronterizos para contener el avance del covid-19. Dos años después, tras una espera agónica, el 17 mayo de 2022 se reabrió Beni-Enzar, pero siguen cerrados el resto, la aduana comercial está en el aire y los requisitos de entrada y salida nada tienen que ver con la situación previa a la crisis sanitaria.

Pedro Sánchez anunció en su visita a Melilla el 23 de marzo que las fronteras se abrirían de forma gradual y que volvería la aduana comercial a la ciudad. En Rabat, el presidente del Gobierno llegó incluso a anunciar una nueva aduana en Ceuta. Pero, de momento, nada se sabe de estos anuncios, pese a que España y Marruecos se comprometieron en su declaración conjunta del pasado mes de abril a la "plena normalización de la circulación de personas y de mercancías, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo". Ambos países siguen negociando las condiciones de la reapertura, aunque no se conocen los detalles y la realidad es que todavía no han llegado a un acuerdo.

Efectos devastadores

El cierre de los pasos fronterizos por la pandemia y la eliminación de la aduana comercial han provocado unos efectos devastadores para los comerciantes, especialmente para aquellos que vivían directamente del comercio con Marruecos. Los aledaños de la frontera de Beni-Enzar apenas muestran una pizca de lo que eran antes del cierre en 2018 y el posterior fin del contrabando. Unos cargaban y descargaban mercancías de las naves y comercios cercanos. Otros se afanaban en desmontar cualquier parte del vehículo que no fuera indispensable para hacer sitio y meter la máxima cantidad de mercancía. Había quienes llenaban furgonetas con grandes fardos de unos 80 kilos que acabarían siendo transportados en las espaldas de miles de mujeres por el paso fronterizo de Barrio Chino, cerrado desde ese mismo año y que recientemente fue utilizado por cerca de 2.000 migrantes para intentar acceder a Melilla.

La Asociación de Comerciantes de Melilla (Acsemel), que representa a los empresarios fronterizos, asegura que los pocos que han aguantado al covid se ven abocados al cierre por las condiciones de la frontera. Al cierre de la aduana comercial se une el incumplimiento del régimen de viajeros por parte de Marruecos. Y es que nada que se compre en Melilla puede luego pasar por la frontera, ya que es requisado por las autoridades del reino alauí. Ni siquiera la típica compra que podría hacer un turista del país vecino.

placeholder Foto: Javier García Angosto
Foto: Javier García Angosto

La delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, reconoció el pasado miércoles que no hay fecha para el regreso de la aduana comercial. "En todo momento se habló primero de apertura para personas y posteriormente irían las mercancías. Ahora hay un trabajo en ese sentido y un compromiso por parte del Gobierno de España. Yo más no puedo decir".

El presidente de Melilla, Eduardo De Castro, admite que no tiene ninguna información oficial. "Yo la apertura de una aduana comercial en Ceuta no me lo acabo de creer, pero la reapertura de la de Melilla creo que responde a una dilación en el tiempo por parte de Marruecos". De Castro considera que Rabat está buscando excusas para no cumplir con su palabra. "Se están poniendo de perfil. No les preocupa mucho el asunto. Ellos quieren potenciar la zona norte de su país y les da igual Melilla".

La delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, reconoció el pasado miércoles que no hay fecha para la apertura de la aduana comercial

De Castro tiene motivos para desconfiar de Marruecos. El pasado mes de junio, el director general de Aduanas de Marruecos, Nabyl Lakhdar, desmintió la reapertura de la aduana comercial de Melilla y la creación de una nueva en Ceuta. Lo hizo ante una pregunta del semanario Tel Quel de Casablanca. Dejó claro que esos puestos fronterizos solo estarán abiertos a los viajeros y no a las operaciones comerciales. Más tarde, aseguró que sus declaraciones se habían sacado de contexto.

En cualquier caso, el máximo mandatario de Melilla espera que las conversaciones entre España y Marruecos lleguen a buen puerto, aunque insiste que con el país vecino nunca se sabe. De Castro considera que la ciudad autónoma debe mirar al norte, a Madrid y a Bruselas, pero también al sur y en todas direcciones. "Europa es muy importante para nosotros, pero tenemos que seguir mirando al sur. Marruecos, nos guste o no, es nuestro vecino y debemos tener buenas relaciones. También tenemos que mirar a Ucrania porque lo que está pasando allí nos afecta", aseveró.

Foto: Tribunal de Apelación de Nador (Marruecos). (Javier García Angosto)

Jalid Said, portavoz de Acsemel, asegura que solo hay que darse un paseo por la zona cercana a Beni-Enzar para ver que apenas hay actividad. "Lo estamos pasando fatal. Está todo cerrado, las tiendas y los almacenes. Todo está desértico y sin movimiento. La situación es bastante mala. Los miembros de la asociación que han aguantado tras la pandemia han tenido que cerrar". Said detalla que, como mucho, queda un 10% de toda la actividad que se desarrollaba al calor de la frontera, una situación "totalmente desastrosa".

Descenso de hasta el 70%

Uno de los pocos que aún resiste es Ahmed, un comerciante al por mayor que traía calzado a Melilla en contenedores procedentes de Asia. "Hemos bajado más de un 70% las ventas. Yo antes traía mucha mercancía en contenedores desde China. Ahora solo traigo un 30% de lo de antes y lo meto en Marruecos por el Puerto de Beni-Enzar". Además, reconoce que apenas tiene clientes. "Yo estoy ahora mismo aquí sentado en la oficina. No tengo a quién vender. Mi anterior clientela de Marruecos no puede comprar ahora ni un par de zapatos. Te registran de arriba abajo y te quitan hasta una botella de agua o unos rufitos de los niños".

Este comerciante de zapatos asegura que su objetivo ahora es intentar vender todo el producto que tiene acumulado desde hace más de tres años, desde que cerró la aduana comercial sin previo aviso. "Tengo que finiquitar todo el stock que tengo en la nave. He tenido que tirar mercancía, como chanclas, porque se ha estropeado y ha ido directamente al vertedero". Reconoce que sigue en el negocio como otros de sus compañeros por pura inercia. "Somos comerciantes y lo llevamos en la sangre. No podemos parar, aunque con los impuestos marroquíes y el resto de los gastos el beneficio es muy pequeño".

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Foto: Javier García Angosto

Este panorama desolador también lo sufre el resto de los empresarios, aunque no dependan directamente de la frontera. Enrique Alcoba, presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla, considera que la situación del cierre de la aduana es de todo menos normal. "Hay algo que desconocemos. No es normal. Hace ya 4 años que se cerró la aduana comercial. Nos hemos reunido con la delegada del Gobierno y la antigua ministra de Exteriores antes de la pandemia y todo quedó en nada. Entendemos que no hay voluntad política por parte de Marruecos para reabrir, ni de España para presionar para que esto ocurra", añade.

"España debe presionar. Igual que llegan camiones a diario de Marruecos, en sentido contrario también tiene que ser"

El representante de la patronal insiste también en el incumplimiento del régimen de viajeros por parte de Marruecos, algo que no ocurre en sentido contrario. "La reapertura de la frontera en estas condiciones ha causado un perjuicio económico importante. Un melillense puede hacer compras en Marruecos y volver a Melilla, pero un marroquí no puede comprar productos en la ciudad porque se los requisan en la frontera". Detalla que los empresarios han podido aguantar durante el covid gracias al consumo interno y a las restricciones al movimiento, pero esa realidad ya ha terminado y ahora quedan pocas opciones. "España debe presionar. Igual que llegan camiones a diario de Marruecos a España por Algeciras, Almería o Málaga para vender sus productos, en sentido contrario también tiene que ser. Esto debe ser en las dos direcciones".

Los empresarios están de acuerdo en dejar atrás el comercio atípico, el contrabando de mercancías que entraba de forma ilegal a Marruecos, pero no entienden que se bloquee el comercio regular. "La imagen de las porteadoras no era la mejor, cargando esa cantidad de kilos sobre sus espaldas. No queremos que vuelva, pero una aduana comercial de transacciones entre dos países civilizados no entendemos que se cerrara".

Cuatro años después del cierre unilateral de la aduana comercial de España y Marruecos en Melilla, y pese a la normalización de las relaciones entre ambos países hace solo unos meses, la fecha de su reapertura sigue siendo una incógnita. Rabat decidió en agosto de 2018 cerrar el paso fronterizo de Beni-Enzar a las expediciones. Lo hizo sin avisar, haciendo gala de una política de hechos consumados. El panorama es desolador y los comerciantes denuncian una incertidumbre y un ahogo que se prolonga demasiado. La estampa es desértica, con almacenes y tiendas clausurados: "No tengo a quién vender".

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