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El giro electoralista de Sánchez tumba los compromisos con el PP en asuntos de Estado
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BALANCE DEL CURSO POLÍTICO

El giro electoralista de Sánchez tumba los compromisos con el PP en asuntos de Estado

El blindaje del aumento del gasto militar hasta el 2% del PIB, la ley de secretos oficiales o la reforma del Código Penal se alejan de los grandes acuerdos por el distanciamiento de Moncloa y Génova tras activar el modo electoral

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Pool/Ballesteros)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Pool/Ballesteros)
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La activación del modo electoral en el PSOE, decretada por Pedro Sánchez en el último comité federal, tendrá como principal consecuencia un alejamiento de los acuerdos en asuntos de Estado previstos con el PP. Entre ellos, la subida del presupuesto en Defensa hasta situarlo en el 2% del PIB, como pactaron en las propuestas de resolución del debate sobre el estado de la nación; la futura ley de secretos oficiales, que se pretendía acordar entre PSOE y PP al considerarse asunto de Estado, o, por el mismo motivo, las posibles modificaciones del Código Penal. De ahí que se cerrase la puerta a reformar el delito de sedición si no era de la mano de los populares. Un cambio legislativo que ahora ha vuelto a asomar en el marco de la mesa de diálogo con la Generalitat. Si las posibilidades de acuerdo entre los dos partidos con aspiraciones a gobernar se disipan tras este giro, que también está imprimiendo el líder de la oposición, la renovación del CGPJ se aleja todavía más.

Si la conversión de la recta final de la legislatura en una suerte de precampaña aumenta los decibelios del choque con el PP, el balance del curso político realizado este jueves por Alberto Núñez Feijóo apunta en la misma dirección. El gallego realizó una enmienda a la totalidad de la gestión de Sánchez y rescató los clásicos de su predecesor, acusando al presidente del Gobierno de "deriva autoritaria", de convertirse en "rehén de los independentistas" o de dirigir un "asalto" institucional por los ceses en organismos y los acuerdos con EH Bildu en cuestiones como la Ley de Memoria Democrática. Más allá del discurso de confrontación, Feijóo deslizó la imposibilidad de acuerdos al acusar al jefe del Ejecutivo de abandonar por completo la moderación y la centralidad. El único espacio donde podrían producirse acercamientos es en materias consideradas de Estado.

Este viernes será el turno del presidente del Gobierno para hacer su propio balance. Hacer llegar la acción del Ejecutivo y contraponer el modelo del PSOE con el del PP, que es la máxima tras la debacle de las andaluzas y que guio la revolución orgánica en el partido. La idea pasa por hacer pedagogía sobre cómo se salió de la crisis financiera de 2008, con medidas de austeridad llevadas a cabo por los populares, y cómo se está haciendo ahora, con mayor gasto y protección social. "Estaremos siempre del lado de quienes más lo necesiten, aunque resultemos incómodos para los poderosos" o "no vamos a hacer como el PP en anteriores crisis, ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes", fueron algunos de los mensajes a modo de lemas electorales que fijó el líder de los socialistas.

El balance de Sánchez se produce menos de una semana después de su intervención ante el máximo órgano del PSOE entre congresos, donde se centró en activar una larga campaña electoral y reordenar la cúpula del partido para fusionarla con el Gobierno. De hecho, la dirección de la campaña electoral quedará en manos de un comité estratégico, al margen de la ejecutiva, compuesto por cinco ministros (Félix Bolaños, María Jesús Montero, Isabel Rodríguez, Pilar Alegría y Miquel Iceta); el jefe de Gabinete de la presidencia del Gobierno, Óscar López; el secretario de Organización, Santos Cerdán, y los portavoces en el Congreso y Senado, Patxi López y Eva Granados, respectivamente.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i); y el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco (EFE/Chema Moya)

Moncloa asume el mando de la definición de las líneas estratégicas de cara al proceso electoral de 2023. En este contexto, en lo discursivo se opta por un mensaje más ideológico para cargar contra el PP. El principal encargo a los nuevos portavoces en Ferraz y el Congreso, que ya pusieron en práctica esta semana. Alegría celebró dos ruedas de prensa desde Ferraz esta semana, en las que cargó las tintas contra los populares, aunque su primera comparecencia se centró en la confirmación de las condenas por el caso ERE y la segunda por los datos de la EPA. “Feijóo sigue dando ruedas de prensa en una sede que está pagada con financiación ilegal”, cargó en su estreno en el cargo, reclamando “pudor, porque preside el único partido en España condenado por financiación ilegal”.

En la segunda rueda de prensa de la ministra de Educación, el mensaje se orientó a contraponer modelos. “Frente al ruido, empleo. Frente al catastrofismo, empleo. Frente al inmovilismo, empleo”, reiteró, para señalar que “un partido que quiere ser alternativa de gobierno no puede no alegrarse por unos datos de empleo que suponen mejorar la vida de millones de personas”. Patxi López se estrenó como portavoz en el Congreso este jueves incidiendo en la misma línea. Aprovechando el registro de las proposiciones de ley sobre los dos nuevos impuestos a la banca y a las energéticas, contrapuso que en lugar de un rescate con dinero público a las entidades bancarias, como con el Gobierno de Mariano Rajoy, los socialistas les pedirán "arrimar el hombro". "Si hiciéramos lo que querría el PP", aseguró respecto a su propuesta de bajar impuestos en lugar de subirlos, "no se podría ayudar a la gente", concluyó.

Foto: El coordinador general del PP, Elías Bendodo. (EFE/Javier Lizón)

Las apelaciones a la mano tendida al PP siguen formando parte de los argumentarios, pero con más pretensiones de visibilizar que los conservadores se sitúan en el no a todo, incluido el paquete de medidas de rescate social contra la inflación, que con voluntad de acercamiento. De hecho, el modo electoral que están adoptando tanto Moncloa como Génova lleva a forzar un mayor distanciamiento. Un terreno que obliga a buscar alternativas para cumplir con compromisos adquiridos con la OTAN, principalmente el aumento del gasto en Defensa, al que se oponen los socios de coalición, pero también la futura ley de secretos oficiales. Una norma que el Ejecutivo ha acelerado después de que la Alianza instase a homologar la normativa española, pues la actual es una ley franquista de 1968, para facilitar la cooperación en esta materia entre los distintos servicios secretos.

En el cierre de la cumbre de la OTAN en Madrid, el propio Sánchez anunció que llevaría al Congreso una propuesta para cumplir con el compromiso de situar el presupuesto en Defensa en el 2% del PIB. En esta línea, reclamó "un acuerdo de país que trascienda las cuestiones ideológicas". Un llamamiento en el que se miraba al PP, dada la oposición manifiesta tanto de sus socios de gobierno como del bloque de investidura. Este acuerdo entre los dos grandes partidos volvió a visibilizarse en el debate sobre el estado de la nación, cuando los socialistas respaldaron una iniciativa en este sentido de los populares.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Kiko Huesca)
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En un contexto de ruptura casi total de puentes, que se irá profundizando a medida que se acerquen las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo, estos compromisos quedan en el aire. Los socialistas ya sortearon recientemente la oposición de sus socios al aumento de gasto en Defensa con una ampliación de crédito. Un mecanismo que no precisa del respaldo del Congreso.

En lo referente a la ley de secretos oficiales, cuyo anteproyecto ya está perfilado por el Ministerio de Presidencia para llevarlo al Consejo de Ministros, no contar con los populares obligaría a ir más allá de lo previsto inicialmente en la norma para satisfacer las demandas de sus socios parlamentarios y obtener así su apoyo. Lo mismo ocurre con la modificación del Código Penal en cuestiones como el delito de sedición, con ERC presionando para una reforma que reduzca las penas al mínimo y se asocie este tipo penal a un uso explícito de violencia. El electoralismo aleja a PSOE y PP, lo que paradójicamente tiene un gran coste electoral para Sánchez y, sobre todo, para los barones socialistas si fía la estabilidad en lo que resta de legislatura al independentismo.

La activación del modo electoral en el PSOE, decretada por Pedro Sánchez en el último comité federal, tendrá como principal consecuencia un alejamiento de los acuerdos en asuntos de Estado previstos con el PP. Entre ellos, la subida del presupuesto en Defensa hasta situarlo en el 2% del PIB, como pactaron en las propuestas de resolución del debate sobre el estado de la nación; la futura ley de secretos oficiales, que se pretendía acordar entre PSOE y PP al considerarse asunto de Estado, o, por el mismo motivo, las posibles modificaciones del Código Penal. De ahí que se cerrase la puerta a reformar el delito de sedición si no era de la mano de los populares. Un cambio legislativo que ahora ha vuelto a asomar en el marco de la mesa de diálogo con la Generalitat. Si las posibilidades de acuerdo entre los dos partidos con aspiraciones a gobernar se disipan tras este giro, que también está imprimiendo el líder de la oposición, la renovación del CGPJ se aleja todavía más.

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