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Castigo por apoyar a Díaz y represalia por Andalucía: así fue el cese de Enrique Santiago
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Tensión entre Podemos y el PCE

Castigo por apoyar a Díaz y represalia por Andalucía: así fue el cese de Enrique Santiago

En Podemos no quieren hablar de 'purga' y se esfuerzan por justificar su destitución. Díaz, de viaje en EEUU, conocía las intenciones de Belarra, pero el líder de IU, Alberto Garzón, no

Foto: El diputado de Unidas Podemos, Enrique Santiago. (EFE/Mariscal)
El diputado de Unidas Podemos, Enrique Santiago. (EFE/Mariscal)
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'Purga', 'cese a petición propia', 'dimisión', 'reestructuración' o 'destitución'; en solo unas horas, estas y otras muchas palabras han sido utilizadas por cada una de las partes en conflicto para explicar por qué la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, ha apartado de su cargo al ya exsecretario de Estado para la Agenda 2030, Enrique Santiago, también líder del PCE, para reemplazarlo por la secretaria de Organización morada, Lilith Verstrynge, una de las dirigentes de mayor predicamento en esta etapa del partido.

La mala gestión de la candidatura unitaria en las elecciones andaluzas (y el posterior varapalo en las urnas); el firme apoyo de Santiago a Yolanda Díaz, en un momento de enorme tensión en la relación entre Podemos y la vicepresidenta segunda, y la voluntad de Podemos de lucir músculo en los espacios que controla en el Gobierno para reivindicar un espacio privilegiado en la futurible candidatura de Díaz a la Moncloa son algunas de las claves de una batalla que ha dejado a la vista, nuevamente, las costuras de las fuerzas que componen Unidas Podemos. Hay quienes, incluso, hacen otra lectura más directa: Belarra se ha quitado de en medio a quien ha actuado como mediador entre Díaz y Podemos, y hasta como fontanero de la vicepresidenta segunda, en una clara advertencia a Díaz.

Foto: La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, junto al todavía secretario de Estado para la Agenda 2030, Enrique Santiago. (EFE/Ministerio de Derechos Sociales)

La destitución estaba más que decidida hace días, pero todo se ha precipitado en cuestión de minutos durante la mañana. Díaz, líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo, estaba informada de los planes de Belarra a través de Santiago y de la propia líder de Unidas Podemos. El ministro de Consumo y líder de Izquierda Unida, la coalición en la que se integra el PCE, Alberto Garzón, no estaba enterado. La decisión la adopta Belarra, y en Podemos hasta cuestionan que Díaz, en calidad de líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo, debiera ser consultada. Belarra es la ministra, es a ella a la que competen los cambios en su ministerio, razonan. Mientras tanto, IU encajaba un nuevo episodio de ninguneo por parte de los morados.

En las últimas jornadas, Belarra y Santiago también habían conversado sobre este cese, pero cada uno lo explicaba a su modo. Una carta del exsecretario de Estado a la ministra, fechada este viernes y rubricada por Santiago, reclama su propio cese, "a petición propia", "conforme a lo indicado y conversado en estos días". Es una de las bazas que esgrimen desde Podemos para transmitir que la sangre no ha llegado al río, frente a quienes defienden que Santiago no ha tenido otra posibilidad que no fuera asumir la decisión de Belarra. Eran lentejas, afirman.

Y la versión incluida en esta misiva va en contra de lo manifestado por distintas fuentes, y en sentido opuesto a las explicaciones oficiales de los propios partidos: Podemos ha insistido en encuadrar el cese en el marco de "una reorganización de equipos", una "reorganización" que hoy por hoy solo han hecho extensiva a Santiago. En el entorno del líder del PCE enfatizaban que la decisión corresponde "a la ministra", y mandaban otro recado a medio plazo: el líder del PCE trabajará para que "el espacio político en el que participen el PCE e IU sea lo más amplio posible", de cara al próximo ciclo electoral. No había alusión a Podemos, con quienes compartieron cartel electoral hace un mes.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Emilio Naranjo)

Por otro lado, el contexto es importante: la destitución se ha dado a conocer un viernes de finales de julio previo a un día festivo en varias comunidades (los partidos suelen despachar los asuntos que les son más incómodos en estas ocasiones, porque el tema en cuestión estará informativamente desactivado antes de volver a la normalidad). Lo han comunicado, además, coincidiendo con el viaje oficial a Estados Unidos de la vicepresidenta segunda, y apenas dos semanas después de que el exsecretario de Estado fuera reelegido líder del PCE, el único partido en el que milita Díaz. Llega, además, 15 días después de que Santiago destacara como el dirigente de Unidas Podemos con mayor rango institucional que asistió a la presentación de Sumar, que el líder del PCE ha defendido con fervor. Y semanas después de las fallidas elecciones andaluzas, y de un proceso para armar una candidatura unitaria cuyos logros han quedado eclipsados por sus errores.

Esta crisis quedó a la vista cuando la ministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero, cesó al arranque de junio a quien había sido su jefa de Gabinete en el ministerio desde que tomó posesión, en enero de 2020: Amanda Mayer, dirigente de IU y del PCE, perdió la confianza de la ministra. Todo, tras los errores y los enfrentamientos entre las fuerzas que pactaron una candidatura conjunta (entre ellas, IU, Podemos y Más País). Inmaculada Nieto (IU), la favorita de Díaz, fue impuesta como cabeza de lista tras el pulso entre las diferentes fuerzas, y mientras Podemos reclamaba que fuera Juan Antonio Delgado (que finalmente fue número dos) quien liderara esta lista. El partido morado siempre ha descargado buena parte de la responsabilidad de este fiasco en IU.

De hecho, desde Podemos señalan el fallido experimento andaluz como el origen de su ruptura con Santiago, minimizando la incidencia de su respaldo a Díaz como detonante de su destitución. Desde hace meses, pero en particular en las últimas semanas, el líder del PCE se ha erigido en una suerte de mediador entre los morados y el entorno de la impulsora de Sumar, y no ha escatimado en declaraciones y gestos en favor de la vicepresidenta segunda, reclamando a los partidos que supieran mantenerse en un segundo plano. Hoy, desde el entorno de Díaz hacían lo posible por evitar posicionarse; su máxima ante temas tan espinosos es que no quieren participar en "politiqueos". Desde Nueva York, la propia Díaz rechazaba hacer valoraciones: "En el politiqueo no me van a encontrar jamás".

Foto: La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con el secretario de Estado Enrique Santiago. (EFE/Fernando Alvarado)

Por otro lado, otro de los argumentos fuerza de Unidas Podemos es que Santiago, jurista bregado en duras negociaciones, es un perfil imprescindible para el grupo parlamentario en el Congreso, de cara al último año de legislatura, en el que se avecinan importantes disputas en la Cámara Baja. El mismo argumento, la idoneidad de Santiago para pelear iniciativas como la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como ley mordaza, no impidió que Belarra lo nombrase secretario de Estado en 2021, después de que Pablo Iglesias abandonara el Ministerio de Derechos Sociales para batallar contra Isabel Díaz Ayuso en las elecciones de mayo a la Comunidad de Madrid. Hasta ahora, la responsabilidad como secretarío de Estado no había impedido a Santiago involucrarse en la reforma de la ley mordaza, pero tampoco en otras negociaciones del grupo parlamentario.

De fondo, además, subyace otra cuestión: Podemos recela de Díaz y está dispuesto a marcar músculo valiéndose de la visibilidad y del estatus que van ligados a liderar una Secretaría de Estado. De cara a Díaz, pero también a su militancia, está posicionando a la tercera de las dirigentes con mayor peso orgánico, la única que no tenía un cargo institucional. Podemos no quiere que se diluyan sus siglas. En lo que queda de legislatura, tratará de aprovechar al máximo este escaparate para hacerse valer ante la vicepresidenta segunda, y para vender sus propios logros en materia de políticas sociales, siempre con la vista puesta en cómo Los Comunes o IU se acercan claramente a Díaz.

La debacle de las elecciones andaluzas puso a la izquierda frente al espejo, recordando que la división, las peleas internas por cuotas de poder y los ajustes de cuentas son duramente castigados por su electorado. Ocurrió hace solo un mes, pero eso no ha servido para evitar la fotografía de este viernes.

'Purga', 'cese a petición propia', 'dimisión', 'reestructuración' o 'destitución'; en solo unas horas, estas y otras muchas palabras han sido utilizadas por cada una de las partes en conflicto para explicar por qué la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, ha apartado de su cargo al ya exsecretario de Estado para la Agenda 2030, Enrique Santiago, también líder del PCE, para reemplazarlo por la secretaria de Organización morada, Lilith Verstrynge, una de las dirigentes de mayor predicamento en esta etapa del partido.

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