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La nación espera fuera mientras los políticos debaten sobre su estado: "Vamos tirando"
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Debate sobre el estado de la nación

La nación espera fuera mientras los políticos debaten sobre su estado: "Vamos tirando"

En los alrededores del Congreso circulan familias, autónomos, jóvenes, transportistas o inmigrantes. Son el retrato de un país que otros procuran esbozar en el interior del hemiciclo

Foto: La gente camina mientras el Congreso debate el estado de la nación. (Getty/SOPA/LightRocket/Xavi López)
La gente camina mientras el Congreso debate el estado de la nación. (Getty/SOPA/LightRocket/Xavi López)

En la puerta del Congreso, el guía de un 'free tour' narra a un grupo de latinoamericanos cómo era la España previa a la democracia. Carlos, que así se llama, les habló del éxodo rural que llevó a millones de españoles a Madrid. Les contó que la 'movida madrileña' fue un movimiento contracultural que intentó romper con la dictadura. Que esta era una ciudad abierta donde vive todo tipo de gente, pero que hay barrios donde los dulces para perros son más caros que en muchas confiterías. Y acercándose a la actualidad, señaló a la Cámara Baja. Explicó que en esos instantes los políticos deliberaban en un gran debate sobre el estado de la nación. Básicamente, argumentando los 'pros' y 'contras' de unas medidas u otras. De si subir impuestos para financiar abonos de transporte y becas estudiantiles o si, por el contrario, el dinero donde mejor estaba era "en manos de la gente". A escasos metros del grupo de turistas, en el bar de una de las paralelas, preguntan al dueño –que seguía la sesión desde el televisor– cuál creía él que era el estado de la nación: "Bueno", contesta, "vamos tirando".

Manuel (54 años) es hostelero de la zona y regenta este local en pleno centro de Madrid. Cuenta que algunos políticos de los que veía en la pantalla frecuentaban a veces por allí. Aunque en ese momento, ya pasado el mediodía, su negocio estaba vacío. "Julio es un mes malo, aunque por las noches no está mal", comparte, aludiendo a la clientela. Tiene dos hijos, uno con 20 años que estudia informática –y que "seguramente no sepa" que el Gobierno acaba de aprobar una iniciativa para enseñar programación y robótica– y otro algo más mayor, de 27, que trabaja en la banca y pasó a contrato indefinido tras la reforma laboral. Su padre está contento por él, porque ahora cuenta con más estabilidad. Pero hay otras cosas con las que Manuel no está tan conforme. La primera, la cuota de autónomos.

Foto: Joan Baldoví y Ana Oramas durante el debate de investidura de Mariano Rajoy, en 2016.  (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

"Yo tengo suerte porque mi bar está en una zona muy turística, pero no ocurre lo mismo con todas", relata, refiriéndose las demarcaciones periféricas con menos afluencia. También en el propio centro, donde recuerda especialmente a bares de copas que con la pandemia tuvieron que cerrar. Cree que durante la covid debieron haber recibido más ayudas teniendo en cuenta "todo lo que pagamos los autónomos". En su caso, asegura que percibió unos 3.000 euros repartidos en tres meses, aunque ese tiempo tuvieron que cerrar por el confinamiento y no siempre era fácil afrontar todos los gastos. Más que nada, porque el suyo es un negocio familiar del que se sostiene toda la casa. En ocasiones, hubo despidos: "Nosotros echamos a una persona, y aún cuesta recuperar el ritmo de antes", meciona otro hostelero de la zona, que prefiere no dar su nombre. Él también estaba siguiendo el debate, aunque lo escuchaba desde la radio. "Tampoco creas que le presto mucha atención", confiesa, "total, nunca dicen nada nuevo".

En la terraza, dos jóvenes conversan. Son Diana (23 años) y Remény (24 años). Él es de origen húngaro, aunque lleva ya quince años en España. También estudia informática, como el hijo de Manuel. Cree que el mundo "está dando un salto tecnológico", pero reconoce no saber que había un debate en el Congreso en el que se pusieron sobre la mesa nuevos estudios en esta materia. Él no puede votar en las elecciones al no tener aún la nacionalidad. Quiere solicitarla pronto, eso sí, aunque afirma casi con toda seguridad que no será para las próximas generales, pues apenas queda un año. Diana, por su parte, se las sabe todas: que el debate en el hemiciclo es sobre el estado de la nación, que el PSOE venía de fuertes tensiones con los socios de Unidas Podemos, que ayer presentaron medidas para subir los impuestos a eléctricas y bancos... "Me entero de todo. Estoy todo el día pegada a las noticias", cuenta, pidiendo que no se estigmatice a los jóvenes "como si nunca supieran nada de lo que ocurre a su alrededor".

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (d), y la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra. (EFE/Mariscal)

Pasan por allí otros dos chicos que están a punto de entrar a una consultora próxima al Congreso. Trabajan allí. Uno de ellos como becario y el otro, como júnior. No dan su nombre ni su edad, pero sí una incógnita: "Cuesta entender que el barril cueste lo mismo, pero el precio de la gasolina esté disparado". Uno de los dos añade, además, que le gustaría que los políticos que debaten, y especialmente los del gobierno, cesen en su idea de "subir impuestos a energéticas y bancos, porque lo que harán estas empresas será subir ellos mismos los precios" y al final "todo afectará al último eslabón, que es el consumidor".

Cerca del edificio en el que tenía lugar la conversación, un empleado de la construcción que estaba trabajando en una obra se acerca, curioso, a preguntar. Se llama Luis, y es de Perú. Lleva un año viviendo y trabajando en España, y los últimos días estuvo reparando las tuberías de un inmueble próximo al Congreso. Él no sabía que había ningún debate, y cree que tampoco su familia, a la que pudo traer consigo de su país natal. "¿De qué te gustaría que hablasen los políticos que están ahí dentro?", le preguntan. Se encoje de hombros, y de primeras no sabe muy bien qué decir. Estaba a gusto con las condiciones, y también con el trato que recibía. "Tal vez los salarios", supone. Su sueldo está ligeramente por encima del salario mínimo, que en este momento es de 1.000 brutos. Por el contrario, Mbaye (39 años), senegalés residente en Lavapiés, sí tiene mucho más claro que pediría él: "Que me den papeles para trabajar". De momento, dice mantenerse como puede con un puesto de venta ambulante en la Gran Vía, pero quiere algo que le permita vivir con más estabilidad.

placeholder El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)

Y luego hay quien no cambiaría nada. O casi nada. Carmen (62 años) se confiesa muy contenta con el discurso que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lanzó en su intervención inicial por el debate del estado de la nación. "Me encantaron el tono, las medidas y el buen ánimo que transmitió", reconoce. Lo que sí le gustaría es que hubiese "más apoyos" parlamentarios para que estas propuestas salgan adelante, aunque duda de un hipotético "pacto de Estado" entre PSOE y PP, del que sí ha oído a otros especular "en la tele". Ella es funcionaria, tiene dos hijos y cinco nietos y está cerca de jubilarse. Aunque hay quienes, jubilados ya, concuerdan en poco o nada con Carmen. Es el caso de Julián (73 años) y Maribel (71 años), una pareja de pensionistas que ve con recelo la gestión del Gobierno. Sobre todo, en lo que a emisión de ayudas sociales se refiere. Creen que lo "justo" es "recortar el gasto", también el de las pensiones. "Es como si tuvieses que operar el apéndice y contratases a una costurera", comparan, admitiendo que ellos viven bien con su pensión actual y no creen que haya que subirla más.

Foto: Vista del interior del Congreso durante la primera jornada del debate sobre el estado de la nación. (EFE/Mariscal)

Otra de las medidas de calado que Ejecutivo anunció en el primer día de debate fue el abono de transporte para Renfe. Esto supondría la gratuidad de trenes, cercanías y ferrocarriles. El resto de medios de transporte, claro está, quedan exentos de la bonificación estatal. Sobre ello responden Marcelo (45 años) y Miguel Ángel (50 años). El primero es taxista y el segundo trabaja como conductor de autobús. A Marcelo, que esperaba a un cliente frente al Congreso, la subida del combustible "le ha afectado de manera directa" y reconoce lo duro que está siendo salir adelante siendo autónomo y, además, estando aún "recuperándose del golpe que supuso la pandemia para los taxistas". Mas lo que ahora se les viene encima, asumió, con el precio de la gasolina. Sin embargo, tanto él como Miguel Ángel coinciden en ver beneficios a este abono de movilidad con Renfe, y creen que tendrá efectos positivos. Pero vuelven a estar de acuerdo en que, antes de aprobar una medida como esta, habría que garantizar que se cumpla primero con los autobuses. "También es un medio de transporte público y se usa más, ¿o acaso en otras provincias fuera de Madrid y las grandes ciudades va la gente en cercanías?". Casualmente, esta es la misma pregunta que otros diputados se hacían sobre la tribuna del Congreso durante el debate sobre el estado de una nación que esperaba fuera sus conclusiones.

En la puerta del Congreso, el guía de un 'free tour' narra a un grupo de latinoamericanos cómo era la España previa a la democracia. Carlos, que así se llama, les habló del éxodo rural que llevó a millones de españoles a Madrid. Les contó que la 'movida madrileña' fue un movimiento contracultural que intentó romper con la dictadura. Que esta era una ciudad abierta donde vive todo tipo de gente, pero que hay barrios donde los dulces para perros son más caros que en muchas confiterías. Y acercándose a la actualidad, señaló a la Cámara Baja. Explicó que en esos instantes los políticos deliberaban en un gran debate sobre el estado de la nación. Básicamente, argumentando los 'pros' y 'contras' de unas medidas u otras. De si subir impuestos para financiar abonos de transporte y becas estudiantiles o si, por el contrario, el dinero donde mejor estaba era "en manos de la gente". A escasos metros del grupo de turistas, en el bar de una de las paralelas, preguntan al dueño –que seguía la sesión desde el televisor– cuál creía él que era el estado de la nación: "Bueno", contesta, "vamos tirando".

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