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Sánchez se mimetiza con Podemos y entrega el centro electoral a Feijóo
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Debate sobre el estado de la nación

Sánchez se mimetiza con Podemos y entrega el centro electoral a Feijóo

Arrebata el discurso a sus socios y opta por la huida hacia la izquierda ante el derrumbe en las encuestas. Los populares aplauden el silencio de su líder: "Ha ganado sin abrir la boca"

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)
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El resumen del primer día del debate puede ser que no hay debate. El presidente del Gobierno hizo una intervención para los suyos, sus socios de coalición, que aplaudían vorazmente las medidas anunciadas por el presidente. En público mucha sonrisa, en privado los morados asumían que Sánchez les había arrebatado el discurso. Se levantó el líder socialista con el “pie izquierdo”, como le recordó Gabriel Rufián, contra quien estalló Sánchez. Disfrutaron los socialistas con la dureza con la que el jefe afeó la conducta al portavoz de ERC por llevar balas al Congreso, aunque fuesen las que la Gendarmería marroquí descargó contra los inmigrantes que se dejaron la vida intentando cruzar la frontera de Melilla. Mal precedente para el intento de acercamiento con Pere Aragonès el viernes.

Se esperaban propuestas para combatir la inflación, pero el presidente tenía otro plan. Tras días de tensión con Podemos, su objetivo ayer era “pacificar” la coalición y de paso apropiarse el discurso de los morados. El anuncio del impuesto a las eléctricas y a la banca agradó en la misma medida que sorprendió a Yolanda Díaz. La jugada era de doble dirección: evitar que el debate se convirtiera en todos contra Sánchez y arrebatarle a Podemos la bandera de la izquierda. “El presidente les ha recordado quién manda y les ha dejado sin argumentos”, celebraba un parlamentario socialista que ponía el foco en el hecho de que, mientras las ministras de Podemos aplaudían, sus diputados observaban atónitos cómo les había dejado sin réplica. “Se acabó eso de 'y para nosotros dos huevos duros' cada vez que hay una propuesta”, insistían los socialistas, pletóricos con su líder.

Desde el batacazo en las elecciones andaluzas, Sánchez se había marcado como objetivo rebajar el ruido en el Consejo de Ministros. El anuncio del gasto en Defensa y la presentación de la plataforma Sumar de Yolanda Díaz dispararon los decibelios en la última semana. Ayer se corrigió. Cuando los portavoces a la izquierda del PSOE tomaron la palabra, solo les quedó felicitar al presidente e intentar atribuirse el mérito. Alabanzas al “cambio de rumbo” y la “reorientación” hacia la izquierda. Tan descolocados quedaron que no le dieron ni la réplica. Hasta el último minuto, se les había ocultado el discurso.

Foto: Pedro Sánchez en el debate sobre el estado de la nación. (EFE/Chema Moya) Opinión

Se trató a los socios como a los bancos. Pese a que hay abiertas líneas de trabajo con el Ministerio de Economía para abordar temas como los problemas de la España vaciada o la digitalización, la queja unánime en las entidades financieras es que no se les hubiera hecho llegar que se les aplicaría un nuevo impuesto. Los avisos no se han hecho esperar, ni la caída de las bolsas. “El impuesto tendrá efectos negativos en la concesión de crédito, el crecimiento económico, pymes y familias”, alertan desde una de las entidades más importantes de nuestro país.

Sánchez optó por el marcaje a su vicepresidenta. Competir por la izquierda. Es el consejo que le han trasladado sus actuales gurús para remontar las encuestas y tener opciones de, como anunció Pablo Echenique, “reeditar la coalición” y repetir en la Moncloa. En el PP se ha celebrado más sinceramente que en Podemos. La bancada del principal partido de la oposición considera que Sánchez ayer les dejó libre el centro. “Sánchez se ha podemizado. Ha empezado por el franquismo y ha acabado por el 11-M. No le queda más”, argumentan desde Génova, donde el análisis es que el presidente no tiene salidas “reales” a la crisis.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras su intervención en el debate. (EFE/Javier Lizón) Opinión

En el partido daban por ganador a Feijóo desde su silencio. El líder del PP hará hoy valoraciones. Ayer quiso dejar todo el protagonismo a su portavoz, Cuca Gamarra, que para sus compañeros “estuvo muy bien ante el papelón que tenía”. Algunos le afean que se mostrara “insegura” en el relato económico, pero sale reforzada en clave interna. Gamarra se ha hecho un hueco en Génova a costa de Elías Bendodo, que sigue fuera de foco.

Cuca Gamarra ha salido reforzada en su pugna por el poder en Génova con Elías Bendodo

Los populares arriesgaron con el minuto de silencio por Miguel Ángel Blanco. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, corrió a afear el gesto para que Sánchez no se sintiese incomodado. Por primera vez en la era Feijóo, se apostaba por la batalla ideológica más allá de la economía. “El Gobierno firma con Bildu una ley para considerar crímenes franquistas los acaecidos hasta 1983. Ellos han traído ETA a la Cámara, no nosotros”, explicaba un diputado popular.

Foto: La portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra; acompañada del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo (EFE/Chema Moya)

La última encuesta publicada por El Confidencial colocaba en el espacio del centro la victoria de Feijóo. En la estimación de voto está ya en el 30,3% y subiendo. Una de las razones de ese crecimiento es la transferencia de 640.000 votantes del PSOE, la mayor desde que se inició el Observatorio Electoral. También ha logrado noquear a Vox, que en el Congreso se diluyó. Pese a que era la oportunidad de Santiago Abascal de erigirse en líder de la oposición, su discurso no sorprendió. Ni siquiera sublevó. Sánchez les hizo de menos y el PP también.

La frontera entre los bloques se ha abierto, siendo mucho más intenso el tránsito de la izquierda a la derecha que a la inversa. El debate ha venido a reafirmar esta tendencia, porque los actores políticos se han recolocado en su espacio, evidenciando que cualquier pacto entre PSOE y PP es una quimera. Sánchez insistirá en lo que para muchos en su partido es “un error” y Feijóo emulará a Mariano Rajoy a la espera de heredar un país en emergencia económica. Cuando el Congreso cierre sus puertas el jueves, es difícil que Sánchez haya movilizado ni un voto, porque según los especialistas en demoscopia: "Se ha dedicado a los objetivos internos, no a los externos".

El resumen del primer día del debate puede ser que no hay debate. El presidente del Gobierno hizo una intervención para los suyos, sus socios de coalición, que aplaudían vorazmente las medidas anunciadas por el presidente. En público mucha sonrisa, en privado los morados asumían que Sánchez les había arrebatado el discurso. Se levantó el líder socialista con el “pie izquierdo”, como le recordó Gabriel Rufián, contra quien estalló Sánchez. Disfrutaron los socialistas con la dureza con la que el jefe afeó la conducta al portavoz de ERC por llevar balas al Congreso, aunque fuesen las que la Gendarmería marroquí descargó contra los inmigrantes que se dejaron la vida intentando cruzar la frontera de Melilla. Mal precedente para el intento de acercamiento con Pere Aragonès el viernes.

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