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Rufián acaba con la paciencia de Sánchez al llevar balas al Congreso
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Rufián acaba con la paciencia de Sánchez al llevar balas al Congreso

El presidente del Gobierno responde a la dura intervención del líder de ERC reclamándole que "milite en la utilidad", y repitiendo que "se ha equivocado" con su gesto para denunciar las muertes de migrantes en la frontera de Ceuta.

Foto: Primera jornada del debate sobre el estado de la nación
Primera jornada del debate sobre el estado de la nación

Ni Cuca Gamarra, ni Santiago Abascal; ha sido el líder de ERC, Gabriel Rufián, quien ha acabado con la paciencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate sobre el estado de la nación. El jefe del Ejecutivo ha subido a la tribuna de oradores visiblemente enfadado con el portavoz de ERC, otrora socio prioritario de la coalición en el Congreso de los Diputados, y que hoy ha querido marcar distancias con el Ejecutivo, pero que se "ha equivocado", en palabras de Sánchez.

Se refería a su decisión de depositar varias balas sobre la tribuna del Congreso de los Diputados, para afear al Gobierno su actuación tras la trágica muerte de 37 personas migrantes (datos de las ONGs) en la frontera de Melilla, a manos de la Policía de Marruecos. El gesto de Rufián, que en otras ocasiones ha depositado objetos en su escaño para dar fuerza a sus reivindicaciones (el más recordado es una impresora), ha enervado al líder del Ejecutivo, así como su acusación de que al Gobierno le importan más las vidas de los ciudadanos ucranianos que las de quienes murieron por disparos en la frontera. "No me llames racista", le espetaba desde su escaño, cuando no siquiera estaba en el uso de la palabra.

Ya en tribuna, le reprendía: "Reconozco su brillantez parlamentaria, pero se ha equivocado. La mera exhibición de balas en este hemiciclo es un error imperdonable". Este "truco efectista", apuntaba, no se pude usar en la Cámara, porque "no es una corte penal, sino el templo de la palabra". "Aquí entraron balas, están en el techo", decía, señalando los agujeros que dejaron los proyectiles disparados durante el fallido golpe de estado del teniente coronel Antonio Tejero, el 23 de febrero de 1981. "Se ha equivocado, señoría".

Foto: La portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra; acompañada del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo (EFE/Chema Moya)

Seguidamente, el presidente del Gobierno ha agradecido de forma irónica a Rufián que le haya devuelto "el carnet de izquierdas", si bien le ha espetado que habría sido mejor que facilitase, con los votos de ERC, la aprobación de la reforma laboral, que salió adelante por un solo voto, que además se debió al error del diputado del PP Alberto Casero. "Aplíquese el cuento y milite en la unidad", reprochaba.

En la misma línea, le ha afeado su "obsesión" con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y le ha recriminado que se dirigiese a ella para criticar la reforma laboral, ya que la vicepresidenta no habría podido subir a tribuna para defenderse. "Como secretario general del PSOE", decía, "tan importantes son los migrantes de Ucrania como los de Afganistán", "y los que estamos salvando en las costas". "No vaya por ese camino", apostillaba.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el debate sobre el estado de la nación, este martes en el Congreso. (Reuters/Susana Vera)

En su réplica, Rufían suavizaba las formas: "No se enfade"; "Si no somos capaces de llenarle la nevera a la gente, esta gente nos ganará izando banderas", justificaba, en referencia a Vox y PP. Sánchez reconocía su viraje hacia un tono "más constructivo que el anterior", y hacía hincapié en la necesidad de volver a trabajar en "acuerdos concretos" para acercar posiciones.

El jefe del Ejecutivo, bregado en debates muy broncos, no acostumbra a mostrar su enfado, ni siquiera tras varias horas de batalla parlamentaria. Y, si bien posteriormente ha rebajado los decibelios, como también hacía Rufián, este episodio ha agriado por completo el debate. Cuando la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que también le había reprochado que depositara objetos en la tribuna, ha levantado la sesión, el portavoz de ERC ha aprovechado para acercarse al presidente, aún en su escaño. El saludo entre ambos no servía para disipar la tensión acumulada en apenas una hora.

Rufián ocupa el espacio de Podemos: pide más medidas sociales para ser "útiles"

El enfado de Sánchez a cuenta de las balas ha empañado una sesión en la que el líder de ERC comenzaba celebrando que el presidente "se haya levantado de izquierdas", y en la que aportaba toda una batería de datos frente a los "titulares" de Sánchez. Rufián afeaba al Ejecutivo que sean "muy rácanos" a la hora de ejecutar los Presupuestos, y que los nuevos impuestos sean temporales (estarán en vigor dos años), porque "la Justicia no es temporal ni extraordinaria".

Entre golpes al PSOE -"En política internacional piensan lo mismo Sánchez y Feijóo"-, Rufián ha pronunciado un discurso con el que pretendía ocupar el espacio más a la izquierda desde una perspectiva estatal habitualmente atribuido a Unidas Podemos pero disputado por el portavoz de ERC, para reclamar nuevas medidas sociales: una reforma fiscal, marcha atrás en las políticas de aumento de gasto en Defensa, leyes contra las "intoxicaciones informativas", o la instauración de una renta mínima universal, un paso más allá del ingreso mínimo vital ya en vigor. El repaso a las iniciativas que ERC ha convalidado con su voto, o a la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, llegaban en los últimos 4 minutos. La tensión era tal que hacia que pasara desapercibido que Rufián aludiera a Felipe González como la X de los GAL. El "error imperdonable" lo había contaminado todo.

Ni Cuca Gamarra, ni Santiago Abascal; ha sido el líder de ERC, Gabriel Rufián, quien ha acabado con la paciencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate sobre el estado de la nación. El jefe del Ejecutivo ha subido a la tribuna de oradores visiblemente enfadado con el portavoz de ERC, otrora socio prioritario de la coalición en el Congreso de los Diputados, y que hoy ha querido marcar distancias con el Ejecutivo, pero que se "ha equivocado", en palabras de Sánchez.

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