¿Cartagena independiente? El PP se abona al cantonalismo electoral

¿Es posible una Cartagena independiente? Aunque a alguien pueda sorprender esta pregunta, lo cierto es que la frase ‘yo no soy murciano, soy cartagenero’ es un mantra oído con frecuencia en la ciudad portuaria y fuera de ella. Aun contando con 415.000 habitantes, más que otras provincias así constituidas como Álava o Lugo, la actual comarca del Campo de Cartagena dejó de ser una provincia hace siglos. Desde entonces, Murcia es hoy el núcleo principal de la comunidad autónoma. Pero no todos piensan que deba ser así.

De hecho, encuestas publicadas este mismo año apuntan a un 58% de apoyo entre los locales entrevistados. Más que en periodos anteriores, y con menos rechazo a no seguir en el ‘statu quo’. Muchos políticos también se han mostrado a favor de esta posibilidad. Lo ha llegado a insinuar, incluso, el propio presidente de la Región de Murcia. También Vox. Fernando López Miras respondía hace más de un mes a esta cuestión diciendo que veía “con agrado” el debate de la biprovincialidad. Y no es esta la primera vez que se pronuncia al respecto.

En 2020 volvía a afirmar a Onda Cero que estaba dispuesto a abrir el controvertido melón si las circunstancias lo requerían y era bueno para Cartagena. Todavía lo mantiene, confirma el Gobierno regional. ¿Por qué no lo ha hecho? Hay quienes le acusan de utilizar el espejismo de una provincia cartagenera buscando rédito electoral. De hecho, las próximas autonómicas —y generales— están a la vuelta de la esquina. Desde el Partido Popular, claro está, lo desmienten, aunque no han hecho amago por llevar adelante esta propuesta más allá de sus manifestaciones públicas.

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La alcaldesa de Cartagena, la popular Noelia Arroyo —abiertamente partidaria de los beneficios de la biprovincialidad y colega de partido de López Miras—, aseguró a este periódico que el presidente autonómico “siempre me ha dicho que el surgimiento de una provincia de Cartagena podría ser beneficioso”, y niega rotundamente que tanto él, como cualquier miembro de su partido, lo estén utilizando como reclamo electoral. Simplemente "fue preguntado por ello". Eso sí, ambos reconocen que el proceso podría ser farragoso. Pero no es ni imposible, ni ilegal, ni especialmente inviable. Por eso desde varios frente se les acusa de intentar seducir a una amplia masa de votantes sin tener la intención real de mover un dedo al respecto.

Esta hipótesis no la descarta, por ejemplo, el investigador cartagenero y presidente de la Plataforma Biprovincialidad 2es+, Antonio García. La suya es la entidad más activa en la lucha por la segunda provincia, y defiende a capa y espada los motivos por los que una Cartagena independiente de Murcia debe (y puede) materializarse. También es desde esta plataforma desde donde se encargan las encuestas que cada cierto tiempo analizan qué piensan los cartageneros, y toda la comarca, sobre la biprovincialidad. El movimiento 2es+ nació con la esperanza puesta en la reforma del Estatuto de Autonomía. Cuando esta comenzó a plantearse, creyeron que sería una buena forma de incluir propuestas o enmiendas por la biprovincialidad. No ocurrió. El proyecto final fue aprobado en 2019 y, a día de hoy, sigue congelado en el Congreso por falta de consenso tras la inclusión de enmiendas.

Pero en la asociación vecinal admiten no rendirse. Creen que ésta sería una victoria no solo para Cartagena: auguran que toda la comunidad autónoma saldría beneficiada. En primer lugar, porque ganaría más representación, y por tanto, más peso en el terreno nacional. Las listas para presentar candidatos al Congreso se realizan desde las provincias: si Murcia gana una segunda, debería ganar también en número de diputados.

Aragón, por ejemplo, tiene un nivel de población ligeramente inferior al de Murcia, pero cuenta tres veces más senadores y algunos diputados más. Luego está la cuestión del encaje. Hay gente en Cartagena que no termina de sentirse representada con una región que “a todo lo llama Murcia”, tal y como explica el presidente de 2es+. Él aboga por las ventajas de la descentralización para acercar la realidad social a sus gestores.

Lo cierto es que a casi todos estos argumentos también se adhiere su alcaldesa, que en cambio no ha dado pasos inmediatos más allá del posicionamiento público favorable a la biprovincialidad. “Quiero vivir en una provincia llamada Cartagena, pero busco hacerlo desde la convicción y no desde la imposición”, aclara ella, que explica estar centrada en “convencer” al resto de municipios “y a toda Murcia” de las ventajas que traería consigo la instauración de una segunda provincia. Pero no ha querido iniciar una ronda de contactos con los representantes del resto de la comarca para conocer su posicionamiento oficial al respecto.

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A quien no logra convencer del todo, al menos de momento, es a las asociaciones vecinales. Tampoco a quienes ven con recelo o tienen dudas de que la predisposición de los partidos por lograrla sea del todo real, y no fruto del impulso electoralista. El portavoz del Movimiento Ciudadano (MC), la formación localista sin representación autonómica que gobernó en el Ayuntamiento de Cartagena hasta 2017, Jesús Giménez, cree que ellos son los únicos que “han defendido verdaderamente la biprovincialidad” y lamenta que esta haya sido tumbada cada vez que ha llegado a la Asamblea. Esto es algo que para la actual alcaldesa sólo pueden hacer de esta forma los partidos de ámbito local, pero no los de Estado como es el PP. Sin embargo, Giménez insiste una y otra vez en algo que considera clave: "Los graves problemas que vemos en la Región de Murcia se deben casi siempre a su escaso peso nacional". Recuerda que su partido fue la lista más votada también en 2019, cuando un pacto del PP con PSOE y Ciudadanos les sacó de la alcaldía en favor de Arroyo.

“La nueva alcaldesa es laxa en sus planteamientos y busca sumarse a un movimiento que sabe que es transversal”, asegura. Lo mismo cree el presidente de la asociación por la biprovincialidad. Aún recuerda la carta que escribió a López Miras cuando le escuchó hace dos años en la radio abrir la puerta a lo que su plataforma ansiaba. Le pedía reunirse cuando y donde quisiera para contarle cómo podían hacerlo, y cuál era el proceso legislativo a seguir. “Ya te llamaré, Antonio”, dice que le contestó. Y nunca lo hizo.

Una Revolución Cantonal en Cartagena

Todo comenzó en 1873. La promesa federalista del recién conformado gobierno de la Primera República parecía romperse. En varias ciudades españolas hubo quienes se alzaron en armas con la esperanza de lograr por la fuerza el sueño de un Estado Federal. Pretendían dividir el país en pequeñas demarcaciones más independientes llamadas cantones. Y Cartagena fue el punto de partida de las revueltas, llegado a autoproclamarse cantón independiente durante meses y existe la leyenda de que llegó a pedir por carta la adhesión a Estados Unidos. Casi un siglo después, este deseo no se había desvanecido del todo. En 1987 el Partido Cantonal entró a gobernar durante cuatro años el Ayuntamiento de Cartagena.