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Rubiales espió con detectives a un periodista para descubrir la fuente de los Supercopa Files
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Rubiales espió con detectives a un periodista para descubrir la fuente de los Supercopa Files

Una agencia de investigación contratada por el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) siguió a un subdirector de 'El Mundo' por las calles de Madrid para averiguar con quién se reunía

Foto: El periodista de 'El Mundo' Esteban Urreiztieta, en una de las fotografías tomadas por los detectives contratados por la RFEF. (EC)
El periodista de 'El Mundo' Esteban Urreiztieta, en una de las fotografías tomadas por los detectives contratados por la RFEF. (EC)
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Una agencia de detectives contratada por Luis Rubiales con la misión de averiguar el origen de los Supercopa Files, la investigación periodística de El Confidencial que lo ha puesto contra las cuerdas, vigiló y siguió a un subdirector de 'El Mundo' para tratar de que este les condujera involuntariamente hasta la supuesta fuente del escándalo. Los investigadores privados también espiaron durante casi dos semanas a un antiguo jefe de gabinete del presidente de la Federación y a otro empleado de la entidad. A pesar del despliegue, los detectives no hallaron ningún dato reseñable, según consta en la documentación a la que ha tenido acceso este diario.

El máximo responsable del fútbol en España habría rebasado nuevas líneas rojas con este episodio. No solo porque conculcó el derecho de un periodista a mantener el secreto de sus fuentes e informar libremente, sino porque también puso en riesgo su integridad física persiguiéndolo más de cinco kilómetros por las calles del centro de Madrid mientras circulaba en una motocicleta, como demuestran los informes entregados por la agencia de detectives a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).

placeholder Juan Rubiales, Gerardo González y Esteban Urreiztieta, dentro del hotel, en el informe elaborado por detectives para la Federación. (EC)
Juan Rubiales, Gerardo González y Esteban Urreiztieta, dentro del hotel, en el informe elaborado por detectives para la Federación. (EC)

Los hechos, que no habían trascendido hasta ahora, se habrían desencadenado tras la primera semana de exclusivas de El Confidencial que destaparon las negociaciones de Rubiales y Gerard Piqué para trasladar la Supercopa a Arabia Saudí a cambio de una comisión de 24 millones de euros; la existencia de cláusulas ocultas que condicionaban el salario del presidente de la Federación a que el Real Madrid y el FC Barcelona se clasificaran para ese torneo, y un complemento retributivo de 3.100 euros mensuales que Rubiales habría estado percibiendo de forma irregular para pagar el alquiler de un apartamento de lujo en la plaza de España de la capital.

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La agencia elegida por Rubiales fue Inner Risk Detectives, una pequeña oficina con escasa experiencia domiciliada en un chalé del número 23 de la calle Vía Romana de Talamanca del Jarama, que ofrece en internet sus servicios para todo tipo de trabajos, desde localizar a menores fugados a “observación de empleados”, pasando por labores de contravigilancia y análisis de posibles fraudes a seguros. El contrato del servicio fue firmado por el administrador y único empleado de Inner Risk Detectives, Javier Gutiérrez, aunque este recurrió a otros profesionales de la seguridad para poder efectuar el encargo de la Federación.

placeholder El periodista de 'El Mundo', ya fuera del hotel. (EC)
El periodista de 'El Mundo', ya fuera del hotel. (EC)

El objetivo principal de Rubiales era su propio tío, Juan Rubiales López, un periodista con una dilatada trayectoria profesional que en 2018 se convirtió en su jefe de gabinete y que, en el otoño de 2020, tras algunas desavenencias, fue apartado del cargo y trasladado a una subsede de la Federación en el centro de Madrid. El máximo responsable de la Selección sospechaba que su familiar era la persona que había filtrado a El Confidencial la información del escándalo de los Supercopa Files y pidió a los detectives que lo vigilaran durante nueve días.

El equipo de Inner Risk comenzó a seguir a Juan Rubiales a primera hora del martes 26 de abril y ya no se despegaron de él ni un minuto hasta el viernes 6 de mayo, con la única excepción del sábado y domingo. Durante ese tiempo, los detectives lo fotografiaron entrando y saliendo de su casa; llegando a su puesto de trabajo; paseando con su hijo, primo del propio presidente de la Federación; hablando con otro empleado de la entidad, y charlando con vecinos en un bar de su calle. A pesar de ese exhaustivo marcaje, los investigadores no captaron ninguna reunión o cita con los autores de los Supercopa Files ni ningún otro movimiento que pueda relacionarle con El Confidencial.

placeholder Los detectives tomaron numerosas imágenes del reportero. (EC)
Los detectives tomaron numerosas imágenes del reportero. (EC)

Algunas fases del espionaje pagado por la Federación rozaron el esperpento. Una tarde, los detectives vieron a Juan Rubiales sentado a la mesa de una cafetería con una mujer de mediana edad. Tras la cita, un equipo de vigilancia continuó grabando al tío del presidente de la Federación y otro decidió seguir a la mujer con la que este había estado hablando al considerar que existía un alto porcentaje de probabilidades de que estuviera implicada en la filtración de información sensible.

Los detectives comprobaron que la desconocida se metió en el metro, se bajó en la estación de Gran Vía, luego entró en unos grandes almacenes, tras un rato dando vueltas se dirigió a una estación de cercanías y, después de varias horas de observación y ya entrada la noche, llegó a la localidad de Móstoles para acceder finalmente a una vivienda. La secuencia al completo aparece en los informes elaborados por Inner Risk a petición de la RFEF. Según ha podido averiguar este diario, la sospechosa era en realidad una psicóloga que lleva años tratando a Juan Rubiales y que aquella noche se desplazó a Móstoles simplemente porque reside en esa localidad.

placeholder Los detectives siguieron al periodista para descubrir con quién se reunía. (EC)
Los detectives siguieron al periodista para descubrir con quién se reunía. (EC)

Otras fases del espionaje no resultan tan cómicas. El viernes 29 de abril, los detectives contratados por Rubiales siguieron al antiguo jefe de gabinete de la Federación hasta un hotel del norte de Madrid. Una vez allí, detectaron la llegada de una segunda persona que identificaron como Gerardo González Otero, un empresario próximo a Javier Tebas, presidente de LaLiga y principal enemigo de Rubiales. Los detectives se metieron en el hotel y empezaron a grabar la reunión, pero al poco llegó en una moto una tercera persona que también se unió a la conversación. En un primer momento, los detectives no sabían quién era esa tercera persona, pero anotaron la matrícula de su ciclomotor y descubrieron rápidamente que su titular era el subdirector del periódico 'El Mundo', Esteban Urreiztieta.

A pesar de su condición de periodista, los detectives continuaron grabando la cita. En los informes, constan imágenes tomadas desde diferentes ángulos, lo que indica que Inner Risk utilizó varias cámaras para captar el encuentro. Urreiztieta fue el primero en abandonar el hotel, pero eso no impidió que también lo fotografiaran en la calle, según los documentos a los que ha tenido acceso El Confidencial. El objetivo prioritario del espionaje se había quedado dentro del establecimiento pero, en una maniobra que atenta contra los principios básicos del derecho a la información, uno de los equipos de vigilancia comenzó a perseguir al subdirector de 'El Mundo' por las calles de Madrid para averiguar cuáles eran sus siguientes pasos y con la esperanza de que les llevara hasta alguna fuente relacionada con la Federación.

placeholder La agencia contratada por la Federación fotografió al periodista de 'El Mundo' dentro de otra cafetería. (EC)
La agencia contratada por la Federación fotografió al periodista de 'El Mundo' dentro de otra cafetería. (EC)

Según reflejan los informes de los detectives, un coche de Inner Risk siguió de cerca la moto de Urreiztieta durante más de cinco kilómetros para no perder su rastro. Después de casi 30 minutos de persecución, los detectives vieron al periodista detenerse frente a una cafetería y acceder a su interior. Los investigadores continuaron grabándolo dentro. Descubrieron que allí le esperaba una mujer que no lograron identificar. Con todo, también la relacionaron con los Supercopa Files y fotografiaron varias veces su rostro. Las imágenes están incluidas en los informes remitidos por la agencia a la Federación. Tras esa escena, los detectives decidieron suspender el seguimiento al reportero por supuestos “motivos de seguridad” y volvieron a centrar toda su atención en el tío de Rubiales.

Este diario contactó con el subdirector de 'El Mundo' para comunicarle la existencia de este espionaje. Urreiztieta agradeció que esta información vea la luz y se mostró gravemente preocupado por las prácticas de las que fue víctima. Aclara que la persona con la que se reunió en una cafetería no tiene ninguna vinculación con Rubiales ni con el mundo del fútbol, y que de hecho es una persona con una trayectoria reconocida en un ámbito completamente distinto y a la que trata habitualmente en el marco de su actividad como periodista. La reunión con Juan Rubiales y Gerardo González tampoco tuvo ninguna relación con los Supercopa Files. Con todo, el periodista se reserva la adopción de medidas legales por esta intromisión en el libre ejercicio de su trabajo como informador.

placeholder Los detectives fotografiaron a la mujer con la que se reunió el periodista de 'El Mundo'. El Confidencial ha pixelado su rostro para preservar el secreto de las fuentes. (EC)
Los detectives fotografiaron a la mujer con la que se reunió el periodista de 'El Mundo'. El Confidencial ha pixelado su rostro para preservar el secreto de las fuentes. (EC)

El espionaje no solo no logró vincular a Juan Rubiales, ni a Gerardo González ni al subdirector de 'El Mundo' con ninguna de las noticias de los Supercopa Files publicadas por El Confidencial en los últimos tres meses, sino que la investigación de Inner Risk ha servido para confirmar las sospechas que ya existían contra el presidente de la Federación por utilizar fondos de la entidad para espiar a rivales y grabar incluso conversaciones telefónicas y reuniones con autoridades del Gobierno, como secretarios de Estado para el Deporte y ministros de Cultura.

Como adelantó este diario, Rubiales contrató en agosto de 2019 otra agencia de detectives para tratar de acceder a información comprometedora sobre el presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), David Aganzo, en plena batalla por el control del principal sindicato de jugadores. En esta última ocasión, su propósito era desactivar una investigación periodística.

La estrategia de recurrir a unos detectives para dar con la fuente de las informaciones que El Confidencial ha venido publicando contrasta con la versión que Rubiales ha defendido públicamente desde el inicio. El presidente de la Real Federación Española de Fútbol se presentó como víctima de un 'hackeo' en su móvil. Esa tesis es la que ha defendido también para reclamar hasta en dos ocasiones en los tribunales el embargo de toda la información de los Supercopa Files y exigir que se prohíba a este medio publicar cualquier otra noticia sobre la Federación. En sus alegaciones, Rubiales llegó a insinuar que sus dispositivos electrónicos habían sido atacados por la herramienta Pegasus que infectó el móvil del presidente del Gobierno Pedro Sánchez. El juzgado ha rechazado en ambas ocasiones las solicitudes de Rubiales, la última la semana pasada, y llegó a acusar a la Federación de "mala fe procesal". La jueza avala el derecho a la información ejercido por El Confidencial y advierte de que las exclusivas de este medio han venido relatando hechos de “dudosa legalidad”.

Una agencia de detectives contratada por Luis Rubiales con la misión de averiguar el origen de los Supercopa Files, la investigación periodística de El Confidencial que lo ha puesto contra las cuerdas, vigiló y siguió a un subdirector de 'El Mundo' para tratar de que este les condujera involuntariamente hasta la supuesta fuente del escándalo. Los investigadores privados también espiaron durante casi dos semanas a un antiguo jefe de gabinete del presidente de la Federación y a otro empleado de la entidad. A pesar del despliegue, los detectives no hallaron ningún dato reseñable, según consta en la documentación a la que ha tenido acceso este diario.

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