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Así era el zulo donde Ortega Lara permaneció secuestrado 532 días por ETA
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25 años de su liberación

Así era el zulo donde Ortega Lara permaneció secuestrado 532 días por ETA

Se cumplen 25 años de la liberación de Ortega Lara, secuestrado durante un largo año y medio por la banda terrorista. Así era el lugar donde estuvo preso

Foto: Liberación de Ortega Lara en julio de 1997. (EFE)
Liberación de Ortega Lara en julio de 1997. (EFE)

El funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara malvivió durante 532 días en un zulo con dos ollas que le proporcionaron sus secuestradores, una con agua para que pudiera asearse y otra que servía para que hiciera sus necesidades. El lugar tan solo tenía una tumbona, una mesa y una silla plegables, y las paredes estaban decoradas con una percha y un estante colgados. Desde el 17 de enero de 1996 hasta su liberación, el 1 de julio de 1997, era todo lo que tenía a su disposición en el agujero en el que estuvo apresado.

El zulo estaba ubicado en la localidad guipuzcoana de Mondragón, bajo una fábrica donde ETA hacía pruebas de explosivos, a la que únicamente se podía acceder mediante un ascensor hidráulico, y que en su interior se escondía la pequeña estancia donde permaneció José Antonio durante un largo año y medio. Hasta allí lo llevaron aquel enero del 96, cuando el funcionario salió del centro penitenciario de Logroño después de su jornada laboral. El etarra Javier Ugarte esperaba en la puerta de la cárcel y avisó al resto de miembros del comando Bellotxa, que perpetrarían el secuestro más largo cometido en España.

Así era el zulo, según el atestado

Según el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, en el atestado de los guardias civiles que liberaron a José Antonio Ortega Lara, se describe el lugar, "que encontraron bajo el suelo de la nave industrial" como "un habitáculo que consta de tres compartimentos que denominaremos A, B y C según el sentido de acceso. El compartimento C es en el que fue hallado Don José Antonio Ortega Lara". Las dimensiones apuntadas de este eran de 1,80 metros de anchura, 2,48 metros de longitud y 2 metros de altura y "la forma del techo es de cubierta a dos aguas en sentido longitudinal, y tanto este como las paredes están recubiertos de madera".

Las condiciones de salubridad eran ínfimas, "las paredes y techo de este compartimento, y en especial la del fondo", presentaban "un altísimo grado de humedad, con zonas mohosas y otras de goteo, que desprenden el olor característico de los humedales". En el documental 'El desafío: ETA', el coronel Manuel Sánchez Corbí cuenta cómo en el momento de sacarlo "Ortega Lara es un ser desorientado, perdido, ido, que no entendía lo que pasaba", y que al acceder al agujero para liberarlo gritó "matadme ya de una puñetera vez", porque creyó que eran sus secuestradores quienes se asomaban por el acceso.

"Era la primera vez que se resolvía un secuestro sin que hubiera mediado pago de rescate", resume en la serie documental el exjuez Baltasar Garzón, que dirigió la operación de salvamento aquel 1 de julio de 1997. Además, Corbí añade que "si no le hubiéramos encontrado, no hubiéramos presentado pruebas al juez, el comando se hubiera librado de la cárcel y seguramente Ortega Lara habría muerto de inanición, porque el comando no se hubiera arriesgado a volver a la nave en semanas".

El funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara malvivió durante 532 días en un zulo con dos ollas que le proporcionaron sus secuestradores, una con agua para que pudiera asearse y otra que servía para que hiciera sus necesidades. El lugar tan solo tenía una tumbona, una mesa y una silla plegables, y las paredes estaban decoradas con una percha y un estante colgados. Desde el 17 de enero de 1996 hasta su liberación, el 1 de julio de 1997, era todo lo que tenía a su disposición en el agujero en el que estuvo apresado.

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