La apuesta en Defensa agrieta la coalición y pone en duda los Presupuestos
El positivo balance que realiza Moncloa, tanto de los acuerdos con Biden como con los aliados, contrasta con el de sus socios y empeora gravemente el estado de salud del Gobierno
El Gobierno saldará este jueves de la cumbre de la OTAN asumiendo una serie de compromisos en Defensa, tanto con la Alianza como bilaterales con EEUU, que suponen un punto de inflexión. En términos estratégicos, con el pacto de Rota, el incremento del gasto militar o la asunción del consenso para el envío de más armas a Ucrania y tropas al flanco este, pero también en términos de política de coalición. La relación con sus socios, que ya se había tensado tras la decisión de ayudar a Volodímir Zelenski con armamento militar, queda tocada al redoblar la apuesta.
Primero, porque el acuerdo con EEUU para incrementar la presencia de buques de guerra y de personal militar norteamericano en la base de Rota (Cádiz) tendrá que ratificarse en el Congreso con apoyo del PP. Segundo, porque el aumento del gasto en Defensa pone en jaque la negociación de los Presupuestos y con ello llevar a término la legislatura, ya que es una línea roja para los morados no aumentarlo en las cuentas públicas. Y tercero, porque las decisiones al margen de Unidas Podemos dejan a sus socios teniendo que elegir entre traicionar su posición ideológica o reivindicarla fuera del Gobierno.
El incremento del gasto en Defensa en los Presupuestos no es negociable para Pedro Sánchez, tal y como ha recalcado esta mañana en una entrevista en TVE, donde ha asegurado que este compromiso sellado con la OTAN no se revisará y, por ello, reclamará un "acuerdo de país" a todas las fuerzas parlamentarias, especialmente al PP. No priorizará el apoyo de sus socios habituales y, en el caso de Unidas Podemos, también de Gobierno. "Es la propuesta que voy a hacer a las Cortes Generales", ha explicado en referencia al aumento del gasto en Defensa en los próximos Presupuestos durante. Sin esperar a negociar con sus socios, Sánchez ha subrayado que "tenemos que cumplir con ese objetivo" y por ello ha avanzado que "pediré que sea un compromiso de país a todas las fuerzas políticas". Al espacio progresista le ha demandado afrontar este debate argumentando que "la democracia hay que defenderla y se defiende aumentando las capacidades de disuasión.
El presidente del Gobierno ha reprochado a las formaciones que ponen en cuestión el incremento del gasto militar y que dicen "cuidado con la OTAN", aun sin mencionar directamente a la formación que se sienta en minoría en el Consejo de Ministros. Frente a ello, ha reivindicado que la OTAN es una "alianza democrática en defensa de la democracia". El compromiso de España, que en estos momentos se sitúa a la cola de los aliados con un menor gasto en defensa con apenas el 1% del PIB, es que se incremente progresivamente hasta doblarse en el año 2029. Una senda que busca pactar con el principal partido de la oposición.
El saldo de la cumbre de Madrid para el Ejecutivo no ha podido ser mejor. Fuentes de Moncloa apuntan su "satisfacción" por recogerse todas sus propuestas en el documento estratégico. Una valoración que se extiende a la renovación de las relaciones estratégicas con EEUU, no solo en Defensa, también para cooperar contra la inmigración ilegal en el norte de África, aumentar las relaciones comerciales o en seguridad energética. Un positivo balance que contrasta con el que realizan sus socios y que empeora gravemente el estado de salud de la coalición, ya de por sí frágil.
Los choques en los últimos días por la política migratoria, a raíz de la tragedia de Melilla, ya habían dado señales del agotamiento en la relación. Así lo demuestran los posicionamientos públicos reclamando una investigación independiente de las muertes de migrantes, como la carta dirigida por la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, a los titulares de Interior y Exteriores demandando que "nuestra política doméstica y exterior sea coherente con el respeto a los derechos humanos y la Agenda 2030".
Frente a estas reivindicaciones, desde Moncloa han celebrado que se haya incluido "la instrumentalización de la migración" como una amenaza híbrida dentro del plan estratégico de la OTAN para la próxima década, así como el refuerzo del flanco sur para proteger las fronteras. Unas posiciones que tampoco sostiene el pragmatismo. Y es que los malos resultados para la izquierda en las elecciones andaluzas dan cuenta de la incapacidad del socio minoritario de sacar rédito electoral a su presencia en el Gobierno.
En este contexto, se encarrilla una compleja negociación para los presupuestos, la clave de bóveda para asegurar la hoja de ruta de Pedro Sánchez y llevar la legislatura hacia su final. El Ejecutivo ha reforzado su compromiso con la OTAN de incrementar el gasto en Defensa, además de que en la cumbre de Madrid se ha acordado aumentar en un 10% el gasto militar de la Alianza y un 25% el civil, para la inversión en seguridad. Unos recursos que tendrán que salir de las partidas presupuestarias de los ministerios de Defensa y Exteriores, respectivamente. A ello se suma el compromiso de incrementar la presencia en el flanco este, que según el documento ratificado por los aliados se triplicaría, al escalar de batallón a brigada.
La oposición de la parte morada del Ejecutivo en este punto es clara, al igual que al envío de armamento. Si bien esto último no es una decisión de la Alianza, sino bilateral de cada país, desde Moncloa remarcan que seguirán los pasos marcados por Biden y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Esto es, que asumen "el consenso de que hay que seguir mandando más material y mandarlo rápido".
De forma paralela a la negociación de los presupuestos, los socios deberán aprobar en el Consejo de Ministros la enmienda al convenio de cooperación para la defensa entre ambos países de 1988 para desarrollar el acuerdo con Biden. Un asunto que los socios desconocían y que han recibido como un jarro de agua fría.
Antes de que comenzase la cumbre, los morados pretendían evitar una respuesta oficial que se interpretase como un ánimo de boicotear el cónclave y el papel protagonista de Sánchez como anfitrión. Sin embargo, el presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, rompía el silencio pocas horas después para calificar de "sumisión" el pacto con Biden y avanzar respecto a su voto que "es evidente que nuestra posición es diferente". Belarra, ya antes de que se iniciase la cumbre, arremetía contra el incremento del gasto en Defensa. "España no necesita ni más armas ni más tanques, necesita que todas las personas tengan para vivir con dignidad", señalaba a través de un mensaje distribuido en vídeo. Frente a la seguridad militar, apelaba a la seguridad de las condiciones materiales, recalcando que es a ello a lo que deberían destinarse todos los recursos públicos "y no al aumento del gasto militar".
El éxito del Gobierno en la cumbre de Madrid, reconocido por los participantes, tanto a nivel organizativo como político en términos de protagonismo para la imagen exterior, tiene un peaje en la política interna con consecuencias impredecibles. La coalición queda tocada, a la espera de los presupuestos y la reacción de los morados ante una apuesta en Defensa que, si bien se enmarca en el consenso de los países aliados, choca de plano con los valores defendidos desde Unidas Podemos. El giro a la izquierda en lo social y económico, que habían aplaudido los morados tras la aprobación del plan de choque contra la inflación, queda enterrado bajo la apuesta en Defensa.
El Gobierno saldará este jueves de la cumbre de la OTAN asumiendo una serie de compromisos en Defensa, tanto con la Alianza como bilaterales con EEUU, que suponen un punto de inflexión. En términos estratégicos, con el pacto de Rota, el incremento del gasto militar o la asunción del consenso para el envío de más armas a Ucrania y tropas al flanco este, pero también en términos de política de coalición. La relación con sus socios, que ya se había tensado tras la decisión de ayudar a Volodímir Zelenski con armamento militar, queda tocada al redoblar la apuesta.
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